HA´SHABAT HA´SHAJOR

El Shabat Negro: el día en que la barbarie nazi comienza a destruir la comunidad judía de Tesalónica.


 Cuando Alemania invade Grecia el 6 de abril de 1941,  la mayor comunidad judía del país habitaba en Tesalónica: 54.000 judíos que representaban dos tercios de la población judía total  de todo el país. Una comunidad formada mayoritariamente tras la llegada de los sefardíes en 1492 -la comunidad romaniote precedente fue transferida a Constantinopla.

 Las primeras acciones de represión que implementaron los nazis en Salónica comenzaron con la confiscación forzosa de todas las radios en poder de los judíos, así como de sus  pianos,  joyas, obras de arte y  otros enseres  valiosos,  que fueron enviados a algún indeterminado lugar de  Alemania. Luego, los dirigentes de la comunidad fueron detenidos y el hospital judío en la ciudad, tomado por los nazis. Por si fuera poco, se cerraron los periódicos judíos, tanto  en francés como  ladino,  y empezaron a aparecer periódicos antisemitas. El personal de la «Operación Rosenberg» saqueó sistemáticamente  los tesoros bibliográficos de la comunidad :  docenas de bibliotecas públicas y privadas, así como  sinagogas.  En el invierno de 1941-42, unos 600 judíos en Salónica murieron de hipotermia y enfermedades. Pero lo peor estaba aún por venir.

El 11 de julio de 1944 era Shabat, uno de esos Shabatot de verano en el que el calor aprieta como sólo sabe hacerlo en el sur de Europa.

Los invasores nazis,  mediante un comunicado publicado en el diario Apoyevmatini,  convocaron para ese día, en la Plaza de la Libertad, a todos los varones judíos entre los 18 y los 45 años: 9.000 hombres se presentan en la plaza en cuestión pensando que los van a reclutar para realizar trabajos. Durante toda la tarde, se les obligó a realizar repetidamente  ejercicios físicos humillantes a punta de pistola bajo un sol inclemente, sin poder beber agua. Cuatro mil de ellos fueron enviados a realizar trabajos de obras públicas para la empresa alemana Müller en las carreteras que enlazaban Tesalónica con Kateríni y Larissa, donde hacía estragos el paludismo. En menos de diez semanas, el 12% de ellos falleció a causa del agotamiento y la enfermedad.

Liberarlos tenía un precio: 3500 millones de drajmas. Con la ayudad de los judíos de Atenas, se lograron reunir 2000. Las 1500 que restaban se pagarían entregando el cementerio judío. ​ Los judíos iniciaron el traslado de las tumbas a los terrenos que se les habían asignado en la periferia, pero las autoridades municipales, pretextando que los trabajos se llevaban a cabo con excesiva lentitud, decidieron ocuparse directamente de la tarea. 500 obreros griegos pagados por las autoridades municipales comenzaron a destruir las tumbas.El cementerio fue así convertido en una enorme cantera en la que griegos y alemanes se proveían de losas sepulcrales para utilizarlas como material de construcción. Sobre aquel solar se construyó la Universidad de Aristóteles.

Más de 48.000 sefardíes de Tesalónica fueron después  enviados a los campos de concentración nazis y cerca del 98% de los habitantes judíos de la ciudad murieron durante la guerra. Unas estadísticas sobrecogedoras.

En la Plaza de la Libertadad, desde 2006 hay un monumento en su recuerdo