JUDÍOS EN TIEMPOS DE PEDRO I DE CASTILLA

Consecuencias de la primera guerra civil castellana sobre la judería de aquellos tiempos: los antecedentes inmediatos  de la gran matanza antisemita de 1391.


La población hispano-hebrea del S XIV vivió su peor momento en la nefasta fecha de 1391, con el asalto y destrucción de aljamas tan significativas como Sevilla, Valencia, Barcelona y otras. Ese triste evento tiene unas causas y desarrollo concretos -las prédicas antisemitas del arcediano de Ecija, Sevilla- pero también hay que tener en cuenta el caldo de cultivo de  los eventos que vivieron los judíos en el marco de la Primera Guerra Civil Castellana o las relaciones de Pedro I y Shmuel Halevy.

Leonor de Guzmán

El padre de Pedro I fue Alfonso XI, casado en 1328 con su prima María de Portugal. El monarca estuvo a punto de repudiarla porque pasaban los años y no concebían heredero al trono. Hasta que el 30 de agosto de 1334 la reina portuguesa dio a luz a un niño al que llamaron Pedro. Pero para aquel entonces, Alfonso estaba ya enamorado de una hermosísima viuda sevillana llamada  Leonor de Guzmán -sobrina bisnieta de Guzmán El Bueno. Según el historiador José Mª de Mena, cronista sevillano, la reina María recurrió a una hechicera judía de la calle de la Pimienta para retener a su esposo mediante un filtro de amor; pero, por error, el bebedizo lo tomó un novicio franciscano que acabó casándose con Leonor, que siguió viéndose a escondidas con el rey. Tuvo diez hijos ilegítimos con el monarca. Tres de ellos, nacidos antes que el legítimo Pedro. El tercero de estos bastardos, Enrique, nacido en enero del ´34, siete meses antes que Pedro, será el rey Enrique II, fundador de la dinastía real de los Trastamara. Alfonso XI murió en Gibraltar en 1350, con tan sólo 38 años, víctima de la peste bubónica. Cuando Leonor viajaba a Sevilla en el cortejo fúnebre del rey, fue apresada, confinada en Carmona y, luego en Talavera de la Reina, donde María de Portugal ordenó ejecutarla. Pedro y Enrique tienen en común tres cosas: son huérfanos de un mismo padre, tienen 17 años y se odian a muerte.

Enrique II

Pedro sucedió a su padre como Pedro I de Castilla. En los primeros tiempos en realidad quien regenta el reino es el ayo de la reina madre, Alfonso de Alburquerque, que aconseja aprisionar a sus hermanastros, Enrique y Fadrique, que se rebelan contra el rey.

En 1351, Pedro I convoca las Cortes de Valladolid para reordenar de forma profunda   su reino bajo la presión de la alta mortandad que provoca la peste. En este marco, se acordó de los judíos, a quienes benefició,  permitiéndoles que en las villas y ciudades ocupasen barrios apartados -por su seguridad-  y que nombraran alcaldes que entendieran en sus pleitos -es decir, hizo vigente la Ley de la Torá y el Beit Din en las aljamas castellanas.

Además, empleó como físico -doctor en medicina- a Abraham ibn Zaral , que también era astrólogo, formado, primero, en Granada , luego en Fez, Marruecos; pasó a ser  no sólo el médico en el Real Alcázar de Sevilla,sino también su embajador ante los reyes de la Granada nazarí. Su hijo, Moshé, médico de gran fama y reputación, será el físico personal de Enrique III, nieto del Enrique que nació de los amores adúlteros de Alfonso XI y Leonor de Guzmán.

Busto imaginario en recuerdo de Shmuel Halevy en Toledo

En el mismo marco de las Cortes de Valladolid, pero en el nivel de las arcas reales, aparece Shmuel Halevy Abulafia, nacido en Ubeda, hoy provincia de Jaén, hacia 1320. Los Abulafia – Abu-l-Afiyat- llegaron a la Península Ibérica en el S XII desde Túnez. El padre de Shmuel ,Meir, murió en Toledo por la peste. El hijo fue tesorero de Alfonso de Alburquerque, mayordomo real de la reina María de Portugal, la madre de Pedro I. El rey y Alfonso acabaron enemistados porque el portugués apoyaba a Francia y Pedro I a Inglaterra, por lo que Alfonso se acabó aliando con Enrique, lo que le valió morir pronto, posiblemente por envenamiento. Shmuel Halevy, pasó entonces a ser el valido  y tesorero mayor de Pedro I.

Las arcas reales , como era normal entonces, se guardaban en la propia casa  del tesorero mayor, en este caso la casa toledana de Shmuel Halevy, que en 1354 fue asaltada por las huestes de Enrique. El tesoro regio de Pedro I fue expoliado por orden de Enrique: Shmuel, después, acompañó al rey a Toro, hoy en Zamora, para pactar  infructuosamente la restitución de los dineros. Además, Toledo, asolada en 1353, – (Según crónica de Pérez de Ayala, en Toledo, 1200 judíos asesinados)  – había caído en manos de Enrique; los judíos que habían quedado vivos, comandados por Shemuel, ayudaron a que Pedro I recuperara Toledo. Este hecho fue recompensado nombrando a Shmuel Halevy oidor de la audiencia, un importante cargo en la corte de justicia. A pesar de que estaba prohibida la construcción de  nuevas sinagogas  , Shmuel consiguió el favor real para  edificar en Toledo —entre 1357 y 1358— la hoy  mal llamada «Sinagoga del Tránsito», (que hoy no es ninguna sinagoga ni está en manos sino de Iglesia) En sus paredes, Shmuel HaLevy mandó grabar esta loa al rey: “El gran monarca, nuestro señor y nuestro dueño el rey don Pedro; ¡sea Dios en su ayuda y acreciente su fuerza y su gloria y guárdela cual un pastor de su rebaño!”.

Semejante acumulación de gracias y poderes le granjeó a la comunidad judía de Toledo no poca aversión, envidia y antisemitismo; y al propio Shmuel Halevy, en 1361, le supuso enfrentarse a una acusación de malversación de fondos. En el registro de la casa -hoy el Museo de El Greco-  se encontraron montones de  lingotes de oro , plata y dineros.  Don Pedro I ordenó que HaLeví  y su progenie fueran detenidos  y encerrados en las Atarazanas de Sevilla, donde se les sometió a un proceso  por traición, no exento de torturas para confesar el escondite del resto del tesoro. Shemuel murió en las Atarazanas, sin confesarse como culpable y sin haber obtenido ningún tipo de clemencia. De su paso por Sevilla queda  hasta hoy la calle de los Levíes ,  calle donde tuvo su palacio; la tradición lo sitúa donde fundaron los frailes de la Merced Descalzas, en 1611, el convento de San José.

El pueblo llano, por decreto de  Las Cortes de Alcalá de 1348, disfrutó de unas medidas muy revolucionarias para la época, según la Miscelánea Medieval Murciana III : si bien se les prohibió el ejercicio del préstamo a interés – la usura- se les permitió comprar tierras por valor de hasta 30.000 maravedíes al sur del río Duero (y por valor de 20.000 al norte del mismo río) Tan buena nueva fue muy efímera, pues se derogó en 1351, el mismo año de las Cortes de Valladolid.

El poeta palentino rabí  Shem Tov de Carrión, autor de los Proverbios Morales, pudo haber tenido algún cargo en la corte de Alfonso XI, y fue un declarado seguidor de su hijo Pedro I, confiando en que éste mantuviera el favor hacia la judería, como se venía haciendo desde Alfonso VI.  De hecho, su obra Proverbios Morales tiene el título exacto de Proverbios Morales y documentos al rey D. Pedro.  Su última obra , redactada en hebreo en tiempos de la  primera guerra civil castellana fue la oración de Vidui, confesión, parte del Tajanún en las oraciones hebreas de Shajarit y Yom Kipur.

Batalla de Montiel

Enrique de Trastamara huyó a Francia y entre 1356 y 1360, Castilla captura varias plazas de Aragón, apoyando a Pedro IV El Ceremonioso el propio Enrique de Trastamara, quien vencido en la batalla de Nájera -hoy La Rioja- huye de nuevo a Francia. Pedro I pidió ayuda al rey de Inglaterra, concediéndole un gran ejército que luego le retiró por no poder pagar el castellano sus costes. Francia entonces ayudó a Enrique y en marzo de 1369  se enfrentaron en Montiel, en la provincia de Ciudad Real. Enrique, que llamaba a su hermanastro «El rey de los judíos», dicen que gritó «¿ Dónde está ese judío hideputa que se nombra Rey de Castilla?» Y se  enzarzaron en un duelo fraticida en el que Enrique asesinó a su hermano. El  nuevo rey  fundó  una nueva dinastía, la  de los Trastámara.

La primera consecuencia sobre la judería es pagar, en el plazo de quince días, ni más ni menos que un millón de maravedíes, para pagar ….el coste de los mercenarios franceses. Y además, no dudó en cargar luego contra la judería de Toledo decretando en 1369 la venta de judíos y sus propiedades hasta alcanzar las 200 doblas, según Baer (el mayor historiador de los hispano-hebreos)

La cabeza de Pedro I en una pica

Enrique murió diez años después, en Sto Domingo de La Calzada, y está enterrado en Toledo.