LA HAGADÁ DE POBLET

La única Hagadá sefardí que perdura desde la Edad Media en territorio de Sefarad.


A mitad de camino entre Lérida y  Tarragona (Cataluña) se encuentra el monasterio cisterciense de Sta Mª de Poblet, fundado en el S XII por el Conde de Barcelona y que es, desde  1340, con Pedro El Ceremonioso, Panteón Real de la Corona de Aragón. Como toda abadía que se precie, tiene una nutrida biblioteca y en ella se guarda el manuscrito número cien: una Hagadá de Pésaj del S XIV, en pergamino, caligrafiada y miniada en algún scriptorium catalán.

¿Pero por qué esta joya de la paleografía medieval está en este lugar? En España, durante el S XIX, ocurrió un evento histórico conocido como la Desamortización de Mendizabal, un proceso por el cual se expropió forzadamente todos los bienes y tierras de la iglesia. En ese marco, muchas bibliotecas eclesiásticas fueron dispersas por diversos lugares, tanto públicos como privados. Entre estos últimos estaba la biblioteca personal de un profesor de Derecho Canónico en la Universidad de Barcelona, Jaume Mans i Puigarnau. Fallecido en 1983,  este profesor hizo donación al obispado barcelonés de doce de sus tesoros bibliográficos. Y uno de esos libros era La Hagadá de Poblet. Jaume Mans lo había heredado de su padre, que lo había recibido del hebraísta Josep María de Barberà (fallecido en 1900)

Josep Ramón Magdalena, profesor de la Universidad de Barcelona, dató el documento en las postrimerías del S XIV y cree que su origen está en alguna localidad de la provincia de Gerona. Algunos investigadores creen que la Hagadá salió de Sefarad tras lo de 1492 y creen que por alguna razón volvió al país, quizás en uno de aquellos retornos de judíos que decidieron la conversión ya en el extranjero. Hay algunos indicios de que estuvo en la Provenza. Y luego en Italia.  En 1992, la editorial Ríopiedras conmemoró el V Centenario con la publicación de un gran edición facsimil, limitada a 100 ejemplares.

No es una Hagadá a la altura de las iluminaciones, por ejemplo, de la Hagadá de Sarajevo (que también es catalana, sólo que conservada en Sarajevo) pero es la única conservada en España, con su austera ornamentación, sólo tiene cinco páginas iluminadas, todas ellas con la ausencia de figuras humanas o escenas bíblicas. Como es propio según La Halajá, los 36 folios de la obra son pergamino de vitela -creado desde estómago de becerro nacido muerto. Su primera página representa un escudo con un león.