LA JUDERÍA DE MAQUEDA

Lo que sabemos de una judería que en su tiempo fue floreciente en todos los órdenes de la vida.


A unos cuarenta y pico kms. al noroeste de la ciudad de Toledo, por el camino que unía Toledo con Avila, se levanta el municipio de Maqueda. La localidad, fundada en tiempos de los romanos, fue reconqusitada a los musulmanes en 1083 por Alfonso VI, pero poco después, asediada por los almohades, y como no podía ser defendida por el rey de León, la villa fue entregada a la Orden de Calatrava.

 

 Según el Archivo Histórico Nacional, en 1922, «el castiello de los judeos» se levantaba cerca cel alcázar de los calatravos. Es la primera referencia histórica de esta judería.  En el famoso Padrón de Huete, que como sabemos registra los tributos de las aljamas, consta que en 1290 Maqueda pechaba la nada despreciable cifra de 11.600  maravedíes -con lo que nos podemos hacer una idea del número de judíos que en el lugar habitaban: la segunda aljama toledana.  Al calor de esa prosperidad económica se creó también una comunidad de relieve cultural y religioso. Maqueda, lugar en el que se desarrolla la segunda parte de El Lazarillo de Tormes, que aunque anónimo muchos filólogos creen de autoría judía, es es el lugar en el que, en 1500, fue alcalde el bisabuelo materno de Cervantes,  EL BISABUELO CONVERSO DE CERVANTES D. Diego Sánchez de Cortinas. Problamente su conversión tuviera lugar en el verano de 1492, cuando las doscientas ochenta y un familias que habitaban Maqueda se vieron ante el imprevisto EL EDICTO DE GRANADA

  Maqueda, si bien sufrió el saqueo de sus dos sinagogas en los disturbios de 1391, no sufrió una masacre; es más, fue lugar de refugio de otras juderías que sí fueron azotadas por el odio extremo; no obstante,  sí que fue víctima de la crisis general que asolaba a Europa desde fines del S XIII y todo el S XIV. Las guerras y la peste diezmaban la mano de obra para trabajar los campos y la hambruna derivada creaba más muerte y más desorden social. Y en esas circunstancias había que abonar al rey  una cabeza de pecho (impuesto especial de los judíos) 8.321 maravedíes. La aljama, agotada, fue objeto de misericordia del maestre de la Orden de Calatrava, D Fernando García López de Padilla, que en 1316 solicitó al rey una rebaja fiscal para pagar algo más de tres mil maravedíes. Para 1392, fruto de esa repoblación judía refugiada, se pagaba  5. 700. Para el año de 1464, abonaban 5.000, mientras que Toledo mismo, ya en decadencia, pechaba 3.500. A esto hay que sumarle los «castellanos de oro», dinero que pagaba la campaña de los Reyes Católicos contra los moros reducidos a Granada: los judíos de Maqueda aportaron 77.600 mrs. en 1485, y 50.000 mrs. en 1490 y otros tantos en 1491, un año antes de la expulsión. Consta todo el Archivo Histórico Nacional, como hemos dicho.

  Es decir, los judíos de Maqueda vivían -para lo que la época permitía- bastante bien, con esplendor económico y con paz. Por ejemplo, con el decreto de segregación de los barrios judíos, Maqueda no aplicó esta ley porque sus judíos vivían por toda la localidad, junto a los mudéjares y los cristianos. Por eso se avecinó en la localidad r. Moshé de Guadaljara, que en Maqueda redacta la joya llamada « LA BIBLIA  DE ALBA

 Conocemos que el cementerio hebreo estaba en unos terrenos propiedad de Yako Abdus, y que rabí Samuel Maymunchel era propietario de un molino. Por supuesto había mikve, de la cual no se ha conservado nada, carnicería y un hospital, entendiendo hospital como albergue para viudas y huérfanos que mantenía la beneficiencia de la comunidad. Entre las personas mencionadas en los archivos aparecen dos lagareros, dos lenceros, un zurrador (artesano del cuero)  un jubetero (sastre de jubones) un especiero, un trapero, un tejedor, un odrero, un carpintero y un tendero, más por supuesto prestamistas, recaudadores, rabinos como r Alocanem, que como corresponde a los rabinos de antaño, también era el físico, esto es, el médico. Caso singular es el de Rabí Suleyman, que disfrutó de una hidalguía -el eslabón más bajo de la nobleza, pero nobleza al fin y al cabo.

Según estudio de la dra. Tello, nombres de familias adineradas -burgueses- eran los Abenambrán, cuyo patriarca, de oficio tendero, pasó a llamarse Alonso o Antonio Alvárez. Pariente suyo era Yavo Abenambrán, que con al expulsión pagó la deuda que tenía por el arrendamiento de la carnicería hebrea. Otra familia amplia y prominente eran los Abençubal, que tenían olivares, casas y un burro que vendieron en 40 reales. Moshe Abençubal era apodado «El rico», también porpietario de viñedos, molinos de aceite de oliva, que en con la expulsión tuvo que hacer frente a las deudas no saldadas de su hijo. Los Abenhalegua tienen como principal a un rabino llamado Moshé que de converso se hizo llamar Rodrigo Basurto .Los Abentamuz, en su mayoría,  estaban arruinados y sus propiedades fueron subastadas para pagar deudas no saldadas. Los Catán, propiedades de olivares e higueras, así como de cepas. Los Gavisón estaban muy bien vistos, sobre todo Elías Gavisón, propietario de un molino de aceite que vendió por casi diez mil maravedíes. Moshé Gavisón era el propietario del hospital.

Pero del rabino del que más sabemos es de r Yaakov Berab.  Nacido en Maqueda en el año de 1474 -el mismo año en que estalla en Castilla la guerra de sucesión tras la muerte de Enrique IV-  Yaakov,  que había estudiado en la yeshivá de Abohav, cuando lo de 1492, tenía tan sólo 18 años. Y junto a su familia, partieron no sin pesadumbre hacia Africa, concretamente a Fez, capital del reino de la dinastía watásida. Fue allí en donde fue ordenado rabino de una comunidad judía de unas cinco mil almas. No obstante, no se quedó allí mucho tiempo, pues en 1493 pasó a Tiemcem, en Argelia. Allí se quedó hasta 1510, año en que los ejércitos imperiales de Carlos I de España y V de Alemania invaden Bugía, Orán, Argel y Trípoli; Berab huye entonces hacia Egipto, donde formó parte durante unos años, del Beit Din de r Yitzjak Shual. Antes de 1516, esto es, antes de que el Imperio Otomano conquistara el Egipto mameluco, se fue a Jerusalén.  Arrasada por las violencias de las cruzadas,  la población de la Ciudad Santa vivía sin murallas tras las cuales encerrarse por las noches para no ser víctima de las fechorías de múltiples bandas de malhechores;  y, además, en 1517, los otomanos vencieron a los mamelucos y entraron en Jerusalén. Berab aguantó la situación ejerciendo como presidente de una yeshivá hasta 1519, año en que su maltrecha economía  le hizo abandonar  el país de Israel para irse  al país del Nilo. Allí se dedicó con pasión al comercio; y cuando en 1524  hizo algo de dinero, decidió radicarse de nuevo en la Tierra de Israel, pero esta vez en La Galilea, concretamente en la también santa ciudad de Tsfat, donde ya  giraban sin cesar las esferas kabalísticas de la gran  escuela de mekubalím.

Bibliografía:

LEÓN TELLO, Pilar: «Los judíos de Toledo en el último cuarto del siglo xv». La expulsión de los judíos de España. II Curso de cultura hispano-judía y sefardí

GONZALO VIÑUALES FERREIRO, Maqueda 1492, Espacio, tiempo y forma, serie III, Hª Medieval, Uned, 1998