Tetuán fue la plaza elegida para abrir la primera escuela francesa para los niños judíos. Y la experiencia fue tan positiva que luego fue Tánger.
L´Alliance Israèlite Universelle (AIU) , creada en París en 1860, llegó a Marruecos -y concretamente a Tetuán- en 1862. Por aquel entonces, Tetuán estaba tomada por el ejército español tras dos años de conflicto bélico a causa del acoso de Marruecos contra la ciudad autónoma de Ceuta. España tomó la plaza de Tetuán el 6 de febrero de 1860, al mando del general O’Donnell; el ejército marroquí no podái resistir el embite de los españoles y tuvo que capitular. En la retirada, los musulmanes entraron en la judería para perpetrar una masacre donde hubo asesinatos, saqueos e incendios. Tetuán quedaría bajo administración temporal española hasta que el sultanato pagase las deudas contraídas con España. Ese tiempo fue de 27 meses. La situación económica de la judería tetuaní no pasaba por su mejor momento. Los españoles ayudaron a rehabilitar la vida en su judería. Por eso se eligió Tetuán como lugar donde erigir la primera escuela de la AIU, pese a la oposición de un sector de rabinos que temía por la vida del judaísmo tras la secularización de la educación según parámetros ajenos a lo hebreo.
No fue tarea fácil explicar a las autoridades religiosas de la judería los fines de la AIU. Los notables de la judería tetuaní tampoco estaban por la labor de ceder ante lo que consideraban una injerencia en sus tradiciones educativas, mantenidas con mucho esfuerzo durante siglos. El liderazgo de las conversaciones recayó en el vicecónsul francés en Tetuán, Emmanuel Ménahem Nahon, que era él mismo tetuaní. Con muchas dotes de persuasión y bastante paciencia, se consiguió el permiso necesario con la inestimable ayuda del Gran Rabino, Bengualid Isaac, hombre muy respetado y con amplitud de miras, muy consciente de que era urgente sacar a los judíos de Tetuán del atraso en que habían ido cayendo.
Los más adinerados se comprometieron a disponer de un edificio y un mobiliario escolar, que conjuntamente a las subvenciones de la Alianza hicieron posible inaugurar el centro escolar que cambiaría para siempre el carácter de la judería tetuaní. El vicecónsul francés obtuvo del cónsul español la donación de seis grandes v bancadas del teatro que habían montado los españoles durante la ocupación. Y así, el 23 de diciembre de 1862, se abrió la escuela de forma oficial, con la presencia de muchas personalidades, rabinos, el cuerpo consular en pleno, algunas autoridades musulmanas y sobre todo padres que tenían fe en que aquello fuera el inicio de un gran futuro para sus hijos. El Gran Rabino Bengualid Isaac, inscribió a sus niestos para dar ejemplo. 110 niños más los siguieron hacia los pupitres.
Pero ninguno sabía francés. Solo hablaban haketia (el judeo-español de los magrebíes) Hebreo, para rezar. Arabe para vivir. Hubo que empezar por enseñarles a escribir y a leer con caracteres latinos y de derecha a izquierda. Pero la voluntad era mayor que estos obstáculos y en seis meses el número de alumnos amtriculados ascendía ya a 157. Entonces se empezó a hablar de que tenían que abrir otra escuela, para las niñas, lo cual ocurrió el 4 de abril de 1964, con una matrícula inicial de 7o señoritas.
En noviembre de 1868, el Sr. Levy Cazes, Alcalde de La Junta, envió un un informe a la sede central de la AIU para dejar claro que solo el aprendizaje de oficios artesanales tendría la capacidad de garantizar un medio de vida a los más pobres y elevar su nivel para un futuro mejor. Así se sentaron las bases de una escuela taller que marcó la pauta continuar con el enorme proyecto en Saffi, Bagdad, Adrianópolis, Yafo, Aleppo, Salónica, Jerusalén.