Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita
En la Haftará del primer día de Yom Tov de la festividad de Sucot, leemos acerca de la guerra de Gog y Magog que sucederá en el futuro, al final de los días, y de cómo Hakadosh Baruj Hu guerreará con las naciones que afligieron al Pueblo de Israel, y las someterá delante de Israel. Y, asimismo, se cita lo que dijo el Profeta (Yejezkel 39:12), que Hakadosh Baruj Hu ordenó enterrar a Gog y toda su milicia. Es necesario comprender cuál es la relación entre la Haftará —que trata de la guerra de Gog y Magog— y la Festividad de Sucot.
Podemos decir que Gog es de la simiente de Yéfet, el hijo de Nóaj, y Rashí escribió (Bereshit 9:23) que por el mérito de que Yéfet cubrió la desnudez de su padre Nóaj, cuando éste se había embriagado, los hijos de Yéfet ameritaron ser enterrados, en cumplimiento del atributo de “medida por medida”, pues, cuando Yéfet cubrió la desnudez de su padre, quien había nacido circunciso —y el Nombre de Sha–day está insinuado en la circuncisión, según los que saben—, así mismo Hakadosh Baruj Hu les dio como recompensa a Gog y a Magog — descendientes de Yéfet— el mérito de ser enterrados, para que así su “semejanza a Dios” fuera cubierta por el polvo de la tierra y no permanecieran sus cuerpos expuestos al aire libre. Uno que profundiza en el tema verá que el asunto de la “cobertura” de la descendencia de Yéfet se paralela con el tema de la sucá. Siendo así, se puede hacer un razonamiento lógico: si por una mitzvá pequeña que hizo Yéfet —de cubrir a su padre—, él tuvo el mérito de que su descendencia fuera enterrada, entonces, con más razón, si un judío cumple la mitzvá importante y preciada de la sucá, en la que todo el cuerpo entra por completo en la sucá — la sucá alude a las siete Nubes de Gloria con las que Hakadosh Baruj Hu envolvió a los Hijos de Israel en el desierto— y así el hombre queda completamente cubierto por la santidad de los Nombres sagrados de Hashem Yitbaraj, entonces, el hombre con seguridad ameritará una gran abundancia sobre sí mismo, sin límite, y se elevará en los niveles de la Torá y el temor del Cielo.
Nuestros Sabios, de bendita memoria, cuentan (Tratado de Avodá Zará 2b) que cuando las naciones del mundo, en el futuro, vean que Hashem les da recompensa a los tzadikim, ellas vendrán también a pedir su recompensa, diciéndole a Hashem Yitbaraj:
“Construimos puentes y pavimentamos caminos para ayudar a los Hijos de Israel a cumplir las mitzvot. Por eso, nosotros también merecemos recibir la recompensa guardada para los que hacen Tu voluntad”.
Contra este argumento y su exigencia de recompensa, Hakadosh Baruj Hu en el futuro les dirá:
“Os daré a cumplir una mitzvá pequeña, que se llama sucá. Id ahora y cumplidla. Después, examinaré si en efecto tienen razón en exigir pago”.
Esto requiere de una elucidación, pues ¿por qué Hakadosh Baruj Hu escogerá precisamente esta mitzvá y no pondrá a prueba a las naciones con una mitzvá más rigurosa, como Shabat o tefilín?
Podemos esclarecer que, a pesar de que a simple vista la mitzvá de la sucá parece ser una mitzvá fácil, de hecho, todos los cimientos de la Torá y la existencia del pueblo judío dependen de esta mitzvá con la que nosotros Le demostramos nuestro amor a Hakadosh Baruj Hu y depositamos nuestra confianza total en Él, por el hecho de que salimos de nuestras casas para vivir en una residencia temporal. Las naciones del mundo tienen que entender por cuenta propia que por el mérito de que Yéfet, su ancestro, cubrió a Nóaj, su descendencia tuvo el mérito de recibir un entierro digno. Siendo así, con más razón, el hombre tiene que embellecer la mitzvá de la sucá —la raíz de la palabra “cobertura”—, y por medio de ella, ameritar una gran recompensa. Y de la mitzvá de sucá, podemos aprender una enseñanza: así como el cuerpo se encuentra dentro de la sucá, la cual insinúa las siete Nubes de Gloria, así hay que cubrir el cuerpo con mitzvot y atraer hacia él una iluminación sin fin.
También nuestros Sabios, de bendita memoria (ídem), dijeron que cuando las naciones del mundo entren en las sucot en el final de los días, Hakadosh Baruj Hu “sacará el sol de su funda”, y hará tanto calor que las naciones del mundo saldrán de sus sucot y las patearán, apresurados por regresar a sus casas. Esto quiere decir que a las naciones les parecerá que se están quemando dentro de la sucá por el calor del sol que “salió de su funda”, pero, de hecho, el calor que sentirán es el calor de la mitzvá de la sucá, la cual acabarán pateando. Cada mitzvá tiene un grado de calidez producto del valor que se le da a la mitzvá y del amor con el que se la cumple hasta el punto de entregar la vida misma. Y ya que las naciones no tienen esta visión de que las mitzvot se cumplen con amor y con entrega total, no podrán soportar el calor producido por la mitzvá misma, y se apresurarán a huir de la sucá y volver a sus casas, pensando que el calor fue por el sol que “salió de su funda”.
Hakadosh Baruj Hu pondrá a prueba a las naciones del mundo precisamente con la mitzvá de la sucá, para que tomen conciencia de la recompensa que Él le dio a su ancestro Yéfet por haber cubierto la desnudez de su padre Nóaj; y a pesar de que Yéfet se esforzó en la misma medida que su hermano Shem en cubrir a su padre, de todas formas, Yéfet ameritó que su descendencia fuera cubierta por el polvo de la tierra y todos fueran debidamente enterrados. Pero los descendientes de Yéfet no aprenderán una lección de moral a partir de la acción de su ancestro; tampoco tomarán conciencia de la mitzvá de la sucá, la cual lleva incluida la fe y la confianza y la conexión con los Nombres de Hashem —el Tetragrámaton y Ado–nay—. En lugar de tomar conciencia de la calidez de las mitzvot para cumplirlas con gran amor, ellos se apresurarán a darles una patada.Por eso, perderán su recompensa en el Mundo Venidero.
De acuerdo con lo explicado, se entiende bien por qué se lee la Haftará de la guerra de Gog y Magog; el objetivo es recordar que debido a la pequeña mitzvá de Yéfet, de cubrir a su padre Nóaj, su descendencia tendrá el mérito —medida por medida— de ser cubierta por el polvo de la tierra y podrán ser enterrados. Pero cuando Hashem les asigne a las naciones la tarea de cumplir la mitzvá de la sucá, la cual no necesita de mucho esfuerzo, pero tiene muchas virtudes —por cuanto están conectadas a ella muchos asuntos de santidad—, y tiene el poder de influir en el hombre que entra en la sucá una luz sin límites, las naciones se apresurarán a salir de sucá y no querrán cumplir dicha mitzvá.
De aquí aprendemos que de una mitzvá pequeña que los Hijos de Israel cumplen con alegría en la Festividad de Sucot, ameritan una revelación de Hakadosh Baruj Hu, Quien Se revela por medio de Sus Nombres sagrados, y les profesa amor como un padre misericordioso a su hijo, por cuanto los evoca y los bendice para una vida buena y de paz.