LOS NUEVE DEL PATÍBULO

 A cincuenta años del ahorcamiento público de nueve judíos  iraquíes, z´l,  acusados de espionaje para Israel,  el Centro por el Legado de los Judíos de Babilonia y la sinagoga sefardí de Londres los honrarán con un acto  para su bendita memoria.


En la localidad israelí de Hertzelía hay un barrio llamado Yad Ha´Tish´á, יד התשעה, literalmente «La Mano de los Nueve»  , que  honra la memoria  de  los  nueve judíos  que perecieron en un patíbulo  de la antigua Babilonia.  En la ciudad de Ramat Gan existe un monumento que recuerda a esos nueve judíos asesinados en Irak.

Por otro lado, al sur de Tel Aviv,  en la localidad  de Or Yehudá, junto al aeropuerto de Ben Gurión, existe un jardín público llamado «El Parque de los Nueve» ,  גן התשעה, donde el paseante puede contemplar, no sin escalofríos, otro  monumento a esos judíos cuyas últimas palabras serían el «Shmá ,Israel»: una roca sobre cuya superficie están grabados, en hebreo – y en memoria suya-    los nombres de los  nueve judíos de Basora, Irak, que  en 1969 fueron condenados a muerte en el patíbulo baazista. (Durante una década (1958-1968) Irak fue una república hasta que el partido árabe-socialista, liderado primero por Ahmed Hasan al-Bakr​ y luego por Sadam Hussein, dio un golpe de estado)

En 1947 la población judía de Irak ascendía a 130.000 almas. En 1969 tan sólo quedaban en suelo irakí 3000. Irak era consciente de que perdía de manera alarmante a lo más granado de sus ciudadanos. No era consciente de que los perdía por el acoso que les propinaba. Y además, estaba reciente el aplastante triunfo israelí en la Guerra de los Seis Días, que enardecía el odio árabe del gobierno golpista de Irak de forma increíble. Ese odio estaba en realidad destinado a aparecer fuerte ante la población de Irak, que temía que la debilidad de los nuevos caciques estatales cayera por otro golpe de estado.  Una exhibición espectacular de poder les pareció necesaria.

Días antes del funesto día del ahorcamiento, la radio nacional de Irak emitió constantemente cuñas anunciando el evento, invitando a todos los bagdadíes a asistir el día 27 de enero a la Plaza de la Libertad a presenciar la ejecución de los traidores judíos que, según ellos, sin pruebas y sin juicio, espiaban para Israel.  Se declaró el día de la ejecución no laborable.  El responsable de las decisiones del ministerio del interior en ese momento era Sadam Hussein, en ese entonces considerado vicepresidente del gobierno golpista. Según el código civil de Irak en ese momento, no se podía ejecutar a alguien menor de 2o años.

Dos de los asesinados tenían, uno 17 , David (Daud)  Yagdor,   y otro, 19 Yejeskel Salaj Yejezkel . También había un comerciante de sesenta, Ezra Tzion, Charles Rapael Joresh, comercial, de 45, un estudiante de 21 llamado Naím Heduri, Fuad Gabay, de 35, Saba Jaím, de 25, Ya´aov Georges Nimrodi, de 35.

Del caso de Daud hay testimonios: por un lado, el  de una prima de Israel que oyó de su madre, cuando ésta se atrevió a tocar el asunto, que una noche llegó la policía a la casa preguntando por su hijo mayor; la madre les dijo que no estaba siquiera en el país, que estaba estudiando en Londres. Entonces preguntaron si había más gente en casa y ella dijo que estaba sola con su hijo menor, Daud, de 17 años. Y se llevaron a Daud , aunque ni siquiera estaba acusado, para hacerle un interrogatorio de unas pocas horas, dijeron a la madre.  Pero a la mañana siguiente aún no había noticias. Temiéndose lo peor decidió ir a la capital.  La madre al estar sola en casa, en Basora,  no tenía cómo llegar a la Plaza de la Libertad de Bagdad , pero consiguió hacerlo. Se encontró con su hijo pequeño colgado junto a un vecino. Ella y su hija Faiza lograron salir de Irak con ayuda de unos kurdos que  pagaron un billete de avión para Londres, donde se reunió con su hijo en 1970.

Faiza, en Londres, con una foto de su hermano Daud .

Israel protestó ante la ONU, pero Than, entonces su  secretario general, dijo que era un asunto interno de Irak y que no había nada que hacer en ese caso. William P. Rogers, secretario de estado de EE.UU. en el gobierno de Nixon, condenó la barbarie en público. Al Haram, el periódico egipcio, dijo que esas ejecuciones públicas eran espectáculos indeseables. Rusia las aplaudía. Leví Eshkol, primer ministro de Israel, negaba que fueran espías de Israel, mientras se daban instrucciones a los familiares israelíes de los condenados, cuenta una pariente de uno de ellos,  para que no dieran entrevistas a la prensa de ningún medio, ya que eso podía poner en riesgo la vida de los familiares  de los condenados en Irak.

Y eso no era todo. Durante lo que quedaba de año, cincuenta judíos fueron asesinados por las autoridades irakíes.

La última foto que Daud tomó a su familia: Faiza en el centro, su hermano mayor y la pequeña a un lado, y los padres.

En el Centro  para el Legado  de Babilonia, de la localidad de Or Yehudá, se realizó  este Shabat un acto en memoria de los nueve ejecutados, con participación de testigos del crimen y judíos que vivieron los últimos días de la comunidad judía de Irak.

La Sinagoga sefardí de Londres, Bevis Marks, a cuya comunidad pertenece la madre de Daud, por ejemplo, o su hermana Faiza, realizará el próximo 19 de marzo de 2019 un acto en memoria de los nueve ahorcados. Asistirán el presidente de la Federación Sefardí del Reino Unido, David Ereira y R. Yosef Dweck, que invitan a todos a participar en el encendido de velas en memoria de estos judíos irakíes injustamente asesinados.

 Bendita sea su memoria, la´olám va´ed