NISIM DE CAMONDO

El Palacio de los Camondo es  hoy uno de los museos más impresionantes y desconocidos  de cuantos hay en París


Nissim de Camondo

No queda casi nada -el Holocausto arrasó con los últimos miembros de esta familia; paradójicamente  sólo queda intacto lo más delicado:  la porcelana de Sèvres y los tapices de Aubusson, exquisitos testigos mudos de lo que hoy llamamos recuerdo  del   máximo lujo de una familia sefardí. Los Camondo fueron una de aquellas estirpes que medraron en Venecia, república serenísima que decidieron abandonar con la invasión de Napoléon.  Se radicaron  en Constantinopla cuando todavía no era Istanbul y allí se dedicaron a crear la primera banca otomana, además de favorecer el desarrollo con diversas construcciones benéficas y  ornamentales, como la célebre Escalinata de Camonodo… La familia, ennoblecida ni más ni menos  con un condado a su nombre por el Imperio Austro-húngaro, pasó a vivir en París en 1869, cuando Moise de Camondo, el padre de Nissim,  tiene sólo nueve años de edad.

Y todo lo que queda de aquel esplendor burgués del Segundo Imperio es el Museo de Nisim de  CAMONDO-en la exclusiva rue de Monceau.

El espectacular edificio, en su hermosísima entrada,  tiene dos placas sobrecogedoras, dos memorias que iluminarán la sensibilidad de los visitantes con un claroscuro hecho de lujo e ignominia.

Una de las placas, la primera en ser colocada ,  recuerda que el museo lleva el nombre de un joven de 25 años que vivió en aquel palacete de la exclusiva rue de Monceau:

Nisim de Camondo , que es el nombre en cuestión, ya  antes del reclutamiento general  de la Gran Guerra , la del verano del ´14, se había enrolado en el ejército francés como lugarteniente del regimiento de húsares ;  quería hacer carrera militar, no como sus ancestros, dedicados a la banca y el coleccionismo artístico.  Nacido  el 23 de agosto de 1892, para fechas tan tempranas como  1917  la Fuerza Aérea del ejército francés aún estaba en sus albores, y quizás por eso él estaba muy interesado en las nuevas unidades militares…. Un ataque de apendicitis le mantuvo un tiempo apartado del servicio  para ser operado y convalecer en  la aristocrática Deauville, pero retornó a las armas en enero de 1916, de forma voluntaria, como  piloto aéreo-expedicionario y fotógrafo del escuadrón MF 33, participando en las batallas de Verdun y la más terrible de todas, la de Somme.  El cinco de septiembre de 1916, su avión fue alcanzado por el enemigo alemán allí donde Francia perdía su nombre, pero no pasó nada. El cinco de septiembre de 1917  -el cinco de septiembre era una fecha marcada para él, parece ser- su avión fue alcanzado de tal manera por el odio bélico del germano que se estrello de forma estrepitosa. Y allí fue donde, z´´l,  murió. Allí es donde hay en su memoria una lápida.

Marcel Proust -entre miles más de parisinos- envió a la familia sus condolencias. Eran amigos desde que fueron presentados por un amigo común, el escritor y diplomático en Madrid, Jacques Truelle. Para Proust fue probablemente un duro golpe: en 1914 había perdido también por accidente aéreo a su gran amigo Alfred Agostinelli.

La cocina más kasher de París en su tiempo

El Conde de Camondo, Moise de Camondo, era un padre inconsolable.  Y en ese marco de oro y lágrimas,  donó la mansión de Monceau a la Unión de Artes Decorativas a condición de que la convirtieran en un museo dedicado a la memoria de su malogrado primogénito. Pero no lo vio abierto como tal, porque falleció en 1935, un año antes de su inauguración.  Pero hasta el día de su muerte se dedicó a comprar artefactos de belleza para el museo.  (No en vano había sido  uno de los más conspicuos coleccionistas de arte de su tiempo, ya que la banca familiar , desde la guerra franco-prusiana había jugado bien sus cartas en la Bolsa de París y podían permitírselo. Luego, en 1882, junto con los Rothschild y los Cahen d´Anvers fundará la Banca de París. Y con la hija de Louis Cahen d´Anvers se casó, Irene, la madre de Nisim de Camondo, modelo de Renoir con ocho años de edad; se acabará divorciando de Camondo y se convertirá al catolicismo para casarse con el conde de Sampieri)

Los hermanos Camondo: Beatrice y Nissim

La segunda placa de la entrada al museo fue  colocada en 1960 y  recuerda que,  en 1944, ocho años después de haberse inaugurado el museo, Beatrice de Camondo, la hija que le quedaba viva a Moise de Camondo y a Irene de Cahen d´ Anvers, fue deportada a Auschwitz con su esposo e hijos, Fany y Bertrand, donde perecieron todos asesinados por la ignominia del nazismo. también robaron el cuadro de Renoir, que por suerte fue restituido años después.

Por eso no queda nada, sino el recuerdo, un recuerdo que en este museo emerge  en forma de  impresionante contraste entre el esplendor del lujo dieciochesco y la penumbra lúgubre del desastre de la guerra y el asesinato. Butacones  Louis XVI, relojes  de ormolú y fabulosos  lienzos de la talla de Elisabeth Vigée-Lebrun y François-Hubert Drouais, tapices gobelinos de la cancillería francesa del S XVII en el vestíbulo, la platería de Catalina La Grande de manos de su favorito, Orloff, candelabros de Shabat….todo ello marco de  una sombría meditación sobre la brutalidad más bestial y deleznable del ser humano.