Las fuentes de las expresiones populares en castellano, incluso las antisemíticas , suelen estar recogidas en el amplio catálogo de obras literarias que hay por las bibliotecas, bien sea porque su origen popular pasa a los libros , bien porque de los libros salte al habla de la gente.
Unas coplas satíricas del S XIV, menospreciadas por la crítica (dado su escaso valor artístico) tuvieron tal efecto en la sociedad de su tiempo y fueron tan mencionadas en otras obras de mayor enjundia que son el origen del insultante sintagma “perro judío”, aún hoy en boga. Tratan del absurdo de unos judíos que se querellan contra cierto perro de la localidad de Alba de Tormes, en Salamanca, que presentaba la peculiaridad de sólo morder a judíos, nunca a cristianos.
Juan Agüero de Trasmiera, cántabro como su propio apellido indica, a principios del S XVI -unos 30 años después de la expulsión de los judíos- era bachiller por la Universidad de Salamanca; en la localidad de Medina del Campo publicó con su firma -aunque creo eran de carácter popular- unas coplas satíricas. Su título “Pleyto de los iudios contra el perro de alua en metro castellano”
Las coplas las conocemos por la labor bibliófila de un hijo de Colón, Hernán Colón, que si bien es conocido como reputado cosmógrafo, era dado a la colección de letras y poseyó una de las más nutridas bibliotecas de su época, la Biblioteca Colombina, de unos quince mil ejemplares.
Joseph E. Gillet, crítico de la dramaturgia hispánica, las publicó a mitad de los locos años ´20, tras descubrirlas en la Biblioteca Nacional de España; luego fueron olvidadas hasta que el gran hebraísta salmantino Carlos Carrete Parrondo las publicara en 1981 en uno de los muchos volúmenes de “Fontres Iudaeoum regni castilae” En la edición de Gillet se declara que ,según Algarobilla, en el “Entremés del Alcalde de Deganzo”, fueron encargo de Pedro de la Rana. Serán mencionadas por Lope de Vega y Benavente, Cervantes y Quiñones, así como en los anónimos de La Pícara Justina y Estebanillo González.
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