PARASHAT HA´SHAVÚA: SHEMOT

Parashá: Shemot, Nombres, שְׁמוֹת.  Exodo 1:1–6:1. Haftará sefaradit: Jeremías,  1. Darshán: Rabí David Janania Pinto shlita.


“Y se encendió la furia de Hashem con Moshé, y dijo:
‘¿Acaso no está Aharón, tu hermano, el leví? Yo sé que
él ciertamente puede hablar. Y también he aquí que él
sale a tu encuentro, y al verte se alegrará en el corazón’
” (Shemot 4:14).

Hakadosh Baruj Hu se le apareció a Moshé en la zarza ardiente y le dijo que fuera donde los Hijos de Israel y les anunciara acerca de la redención; acerca del hecho de que pronto los iba a sacar de la tierra de Egipto con señales y con maravillas, e iba a dirigirlos por el desierto, les iba a dar la Torá, y después, los iba a hacer entrar en la Tierra Prometida. Hashem le dio a Moshé unas señales que debía
mostrarles a los Hijos de Israel con el fin de que le creyeran que él venía como enviado de Hashem y que no lo estaba inventando todo a voluntad.

Israel en Egipto, 1867 , Edward Poynter

Moshé Rabenu rechazó  aceptar el encargo que le pedía Hakadosh Baruj Hu, y le respondió a Hashem que él era de “boca y lengua pesadas”, o sea, que no podía hablar bien, por lo que no podría realizar Su encargo de forma completa. Hakadosh Baruj Hu le aseguró a Moshé que Él iba a acompañarlo y a estar con él, como dice el versículo:

“Y estaré con tu boca”.

Pero Moshé, quien había expuesto todos sus argumentos en contra de aceptar el encargo, ya
no tenía cómo continuar rehusándose, de modo que le sugirió a Hakadosh Baruj Hu:

“Envía, por favor, de mano de quien quieras enviar”,

y al decir esto se estaba refiriendo a su hermano Aharón. Como Aharón estaba acostumbrado a efectuar ese tipo de encargos, él podría también realizar ese encargo y redimir a los Hijos de Israel de la tierra de Egipto (Shemot Rabá 3:16).

Respecto de aquella negociación que hubo entre HakadoshBaruj Hu y Moshé, cabe preguntar: ¿cómo pudo Moshé Rabenu reunir coraje para rehusarse una y otra vez a hacer lo que Hashem le pedía? ¡Y ya Hakadosh Baruj Hu le había entregado señales y maravillas para hacer, y le había asegurado una protección particular! A simple vista, si Hakadosh Baruj Hu le había impuesto a Moshé el encargo, Moshé debía haberlo llevado a cabo sin objetar, pues Hakadosh Baruj Hu sabe bien quién es la persona más indicada para el puesto. Y si Hashem le pidió a Moshé que les anunciara a los Hijos de Israel acerca de la redención, es obvio que Moshé era la persona apropiada y correcta para llevar a cabo la misión.
Por esto, es necesaria una aclaración de la conducta de Moshé Rabenu.

Moisés habla a Faraón, J. Tissot, 1896

Se puede responder diciendo que Hakadosh Baruj Hu había visto la forma de cómo se había conducido Moshé con los Hijos de Israel cuando aquel se encontraba aún en Egipto. Moshé descendió hasta el nivel de ellos para reconfortarlos de sus cargas, y hasta los ayudaba a cargar, literalmente, apesar de que su condición de “príncipe” en el palacio del faraón podría verse afectada. De la misma forma, después
de utilizar un Nombre sagrado de Hashem para matar al egipcio que había golpeado a uno de sus hermanos hebreos, y ocultarlo en la arena, Datán y Aviram lo denunciaron donde el faraón, quien quiso degradarlo y hasta matarlo. Lo cierto es que, como el egipcio no se encontraba en vida, Moshé
habría podido muy bien negar cualquier involucramiento con ese suceso y, a falta de pruebas fehacientes y de que Datán y Aviram no tenían forma de comprobar lo que atestiguaban, el faraón habría podido condenar a muerte a Datán y Aviram por el falso testimonio. Pero Moshé, por la grandeza de su
personaje, prefirió abandonar la casa del faraón y escaparse para salvar su vida; todo con el fin de no provocarles a Datán ni a Aviram dificultades y pleitos con el palacio.

Siendo así, al presenciar la abundante misericordia de Moshé por los Hijos de Israel, que él toda su vida se había angustiado por las aflicciones de estos, y buscaba los medios para alivianarles todo lo que pudiera, Hakadosh Baruj Hu quiso colocarlo como el líder del pueblo, pues vio en él las cualidades más apropiadas para rescatar y redimir a los Hijos de Israel de la esclavitud de Egipto. Y Moshé Rabenu, por su extrema humildad, temió que, como consecuencia del encargo que le sería impuesto, se iba a enaltecer en el corazón por encima de los Hijos de Israel, y —jalila— llegaría a la altanería. Por ello, trató todo cuanto pudo, una y otra vez, de evitar aceptar el encargo. Y no se puede tomar toda aquella negociación que sostuvo Moshé con Hakadosh Baruj Hu como el intento de Moshé de
“ganarle” a Él —jas veshalom—. Más bien, todo lo contrario. Moshé Rabenu temió mucho de la altanería y el orgullo que dicho encargo podría implicar, ya que eso podía afectar su temor del Cielo. Por esto, Moshé trató cuanto pudo de evitar aceptar ese encargo.

Moisés y Aaron ante Faraón, Benjamin West

Nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Berajot 33b), dijeron:

“Todo depende del Cielo, excepto el temor del Cielo”,

de lo que se entiende que en todo campo de la vida —como el estudio de Torá y el cumplimiento de las
mitzvot—, el hombre puede recibir una ayuda del Cielo para tener éxito y elevarse. Pero, en contraste, existe un campo particular en el cual el Cielo no tiene “poder” de ayudar; todo adelanto y elevación en ese campo depende de la voluntad del hombre únicamente. Este campo es el temor de Hashem. Eso es algo que cada persona logra según su deseo y su esfuerzo particular. Siendo así, se puede decir que, a pesar de que Hakadosh Baruj Hu le aseguró a Moshé que estaría con él y le proporcionaría una protección especial, Moshé temió desempeñar el encargo impuesto, pues, como dijimos, el temor del Cielo es algo que depende de la persona misma; es un logro personal. Por ello, la protección particular de Hashem no le iba a servir para evitar caer de nivel en cuanto al temor al Cielo, y, por el contrario, podría
llegar a la altivez y la arrogancia. Cuando Moshé vio que se le habían agotado todas las excusas,
luego de que Hashem se las resolviera una a una, y no tenía más argumento con el cual rehusar a aceptar el cargo, dijo:

“Envía, por favor, de mano de quien quieras enviar”.

Y Moshé no mencionó el nombre de Aharón explícitamente, porque sabía que su hermano Aharón era muy modesto y humilde, como dice la Torá (Shemot 16:7):

“¿Y nosotros qué somos para que os quejéis de nosotros?”.

Y en el versículo en hebreo, en la palabra najnu ( ונחנ : ‘nosotros’) hace falta
la letra álef ( א) —pues debería ser anajnu ( ונחנא )— , cuyo equivalente numérico es uno. Con esto, Moshé quiso decir que había anulado su persona y se consideraba como si no existiera, así como Aharón. La persona desea el honor, y por el sendero que la persona quiere ir, desde el Cielo lo dirigen, y Hakadosh Baruj Hu le dijo a Moshé que Aharón, en efecto, se regocijaría por la alegría de su hermano Moshé. De aquí, Moshé podía concluir que el encargo que Hashem le estaba proponiendo no iba a afectar sus buenas cualidades e iba a poder continuar con su servicio a Hashem con temor y
sumisión.

Lectura de la primera aliyá de esta Parashá en nosaj sfaradit-yerushalmit, por Itamar Malka