PARASHAT HA´SHAVÚA: » VAYAJEL/PIKUDEI»

Parashá: «Vayakhel» , Convocó, Exodo  35:1–38:20. Pekudei , Ordenes, Exodo  38:21–40:38 Haftará sefardit :Reyes I,  7:40–50.  Darshán:  Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


“Y congregó Moshé a toda la asamblea
de los Hijos de Israel, y les dijo: […] Durante
[un conjunto de] seis días, haréis labor; y el
día séptimo, será para ‎vosotros sagrado; un
día de completo descanso [dedicado] para
Hashem; todo el que ‎hiciere en él labor, será
muerto” (Shemot 35:1-2).

Nuestros Sabios, de bendita memoria, nos esclarecieron la razón de la “introducción” —la orden de la construcción del Mishcán— a la orden de la observancia de Shabat, pero aún nos queda por resolver un detalle más en esta parashá: ¿por qué estos dos temas fueron enunciados al mismo tiempo, en un mismo evento? La coincidencia de estos dos temas nos enseña que hay una conexión profunda e interna entre ambos preceptos: Shabat y el Mishcán.

Según nuestros Sabios, de bendita memoria, la parashá de Vayakhel tiene una connotación particular. Nuestros Sabios, autores de las agadot (Yalkut, al principio del capítulo de Vayakhel), dicen que, desde el principio de la Torá hasta el final, no hay ninguna parashá —excepto ésta— que comience con la expresión vayakhel. Con ello, Hakadosh Baruj Hu quiso enseñarnos algo. Hakadosh Baruj Hu le dijo a Moshé Rabenu:

“Congrega grandes asambleas y diserta delante
de ellas acerca de las leyes prácticas de Shabat,
para que, en las generaciones posteriores, los
Hijos de Israel aprendan de ti que deben

congregarse cada Shabat en los Baté Midrashot para
enseñar y aprender las palabras de la ley de lo
que está prohibido y de lo que está permitido.
De esa forma, Mi Nombre será ensalzado e
incrementado en medio de Mis hijos”.

He aquí que nuestros Sabios, de bendita memoria, nos esclarecieron de qué forma se destaca la orden acerca del cumplimiento de Shabat, la cual fue enunciada en la congregación de los Hijos de Israel. Aquí podemos detenernos y preguntar: en aquella congregación que se convocó, los Hijos de Israel también recibieron las órdenes relacionadas con la construcción del Mishcán; entonces, ¿qué relación guarda la necesidad de congregarse con el precepto de la construcción del Mishcán, de la misma forma que está relacionada la necesidad de congregarse con el precepto de la observancia de Shabat? ¿Por qué hubo necesidad de ordenar respecto de la construcción del Mishcán frente a los Hijos de Israel congregados?

Podemos dilucidar lo antedicho de la siguiente manera. Es sabido que el Mishcán se hizo como corrección y expiación por el pecado del becerro de oro, y también como señal y demostración de que Hakadosh Baruj Hu perdonó y absolvió a Israel por aquella falta, pues Él volvió a posar Su Shejiná en medio de ellos. En Yom Kipur —el día en el que Hashem Yitbaraj perdonó el pecado del becerro de oro—, Moshé Rabenu descendió del Monte Sinai y congregó al Pueblo de Israel para ordenarles acerca de la construcción del Mishcán. Los Sabios dijeron en el Midrash: “Hakadosh Baruj Hu dijo:

‘Que vengael oro del Mishcán, y expíe por el oro con el que se hizo el becerro de oro’ ”.

Debido a esto, se expió con el oro, y Hashem ordenó:

“Y ésta es la contribución que tomarán de ellos: oro, etc.”.

El mayor pecado en la realización del becerro de oro fue la renegación de Hashem Yitbaraj y la práctica de la idolatría, lo cual los Hijos de Israel corrigieron con la construcción del Mishcán. Y a modo de arrepentimiento por haberse quitado el yugo del Cielo de encima, se esforzaron en aceptar Su reinado al descubierto con la residencia de la Shejiná entre ellos, al construirle a Hashem una “casa” y coronarlo como su Soberano. Y he aquí que en el Midrash Tanjumá encontramos que respecto de la frase “Y congregó Moshé” se dilucida que Hakadosh Baruj Hu le dijo a Israel:

“Si vosotros os congregáis cada Shabat en los Baté Kenesiot y en los Baté Midrashot, y leéis la Torá y los Profetas, Yo lo consideraré como si Me hubierais coronado por soberano en Mi mundo”.

A través de esta frase, queda esclarecido que el propósito del precepto y la advertencia respecto del cumplimiento de Shabat rige precisamente mientras el Pueblo de Israel está congregado, para llegar a coronar por Monarca a Hashem Yitbaraj. A pesar de que el tema de congregarse está conectado con Shabat, no obstante, también está conectado y adherido al propósito del Mishcán, ya que el tema de congregarse es la aceptación del yugo Celestial que se encuentra en la mitzvá de la observación de Shabat. El propósito de Shabat es reforzar la creencia fiel en la renovación constante del mundo y en la providencia de Hashem Yitbaraj sobre la persona. En el evento de la congregación, Moshé Rabenu les recalcó el tema de coronar a Hashem Yitbaraj imbuido en la mitzvá de Shabat —cuyas leyes y cuyos detalles ya habían aprendido anteriormente, en Mará—; y esta coronación es lo que ayudó a corregir aquella falta de haberse quitado el yugo Celestial de encima al cometer el pecado del becerro de oro.

Ahora se puede dilucidar de forma maravillosa la razón por la que Moshé Rabenu citó estos dos preceptos en un mismo evento. Shabat —cuyo propósito es el de revelar el reino de Hashem Yitbaraj— era el preparativo para la construcción del Mishcán, y funciona como corrección del pecado de haberse quitado el yugo Celestial de encima al haber cometido el pecado del becerro de oro. La observación de Shabat es, a su vez, volver a aceptar nuevamente el yugo Celestial. Siendo así, el significado especial que tiene este hecho de congregarse se paralela a la orden de la construcción del Mishcán, porque la congregación y la coronación de Hashem Yitbaraj por Rey imbuida son en sí la preparación necesaria para corregir el daño que causó el pecado del becerro de oro. Esta corrección se logró por medio de la construcción del Mishcán.

Y en Shabat, también hay dos aspectos: la corrección del cuerpo y el alma, y la corrección de las posesiones. El judío tiene que descansar en Shabat, y también sus posesiones y su dinero tienen que “descansar”. La razón de esto es que Shabat tiene que ver con la desconexión del materialismo y del mundo terrenal por parte de la persona para conectarse y apegarse a lo espiritual. En Shabat, debemos sentir que dependemos de la mesa del Rey, y quitar de nuestro corazón todo pensamiento relacionado con el trabajo que hacemos en la semana; incluso el hablar de asuntos triviales y profanos está prohibido, pues no necesitamos de nada, ya que tenemos al gran Rey que nos provee de todo lo que necesitemos. Así, en Shabat, el judío llega a la fe palpable de que él no tiene ni obtiene absolutamente nada por cuenta propia, aun cuando toda la semana se moleste, esfuerce y extenúe para obtener su sustento. Shabat ilumina la luz de la fe de que no es la extenuación del hombre ni su esfuerzo lo que le provee el sustento, pues el hombre debe saber que solo depende de Hashem Yitbaraj y que debe confiar en Él, Quien lo sustenta e influye en todo.

Y para llegar a una fe de este nivel, recibimos el precepto de desconectarnos del yugo del trabajo y descansar de toda labor para sentir cómo nos apoyamos en Hashem Yitbaraj. Y para llegar a alcanzar una sensación íntegra como ésta, Hashem Yitbaraj nos ordenó desconectarnos también de nuestras posesiones y de nuestro dinero, ya que también todo eso debe “descansar” en Shabat y no se debe hacer con ello ningúntrabajo. Aun cuando nosotros descansemos, si nuestro dinero o nuestras pertenencias continúan trabajando por nosotros, entonces, se considera como que aún seguimos conectados a lo material y nos apoyamos en ello, y, por lo tanto, no se puede decir que uno se apoya en Hashem Yitbaraj por completo.

El propósito del descanso en Shabat es fijar en nuestra alma una desconexión de lo material,y santificarnos y apegarnos a Hashem Yitbaraj, lo cual tiene una influencia a lo largo de todos los días de entresemana. De esta manera, aun cuando el hombre comience la semana, los actos que realice en esos días se santifican para ser consagrados en Nombre del Cielo, y su dinero y sus posesiones reciben una significancia totalmente distinta. El descanso en Shabat provee una perspectiva diferente respecto del dinero y las posesiones, ya que a través del descanso llegamos a comprender que todo ello no constituye
una meta en sí mismo sino solo un medio para servir a Hashem Yitbaraj. Con esta concepción, se llega a elevar y santificar lo material. El pecado del becerro de oro implicó un daño en la espiritualidad y en el materialismo de los Hijos de Israel. La reparación de este pecado se logra a través de la desconexión por medio de la aceptación total del yugo Celestial, y la elevación y santificación de las posesiones materiales
para que éstas logren su propósito, que es el de traer al mundo terrenal la gloria del Cielo y que se pose la Shejiná entre nosotros. Cuando el Pueblo de Israel se dispuso a corregir el pecado del becerro de oro —que fue en el evento de la congregación para recibir la mitzvá de la construcción del Mishcán—, vino Moshé Rabenu y, en ese mismo evento, les ordenó a los Hijos de Israel el cumplimiento de Shabat, que era el preparativo apropiado y la acción debida para santificar el dinero que había sido impurificado con el pecado del becerro de oro. Por medio del descanso en Shabat, las posesiones adquieren un nivel elevado y honroso para ser la herramienta ministerial de Hashem Yitbaraj, y salen de lo material para ser espiritual; de lo impuro, a ser puro. Y cuando se purifica el “dinero del pecado del becerro de oro” por medio de la santidad de Shabat, entonces, entonces, se hace apto para llegar a su meta, para presentarlo y ofrecerlo para la elevación de la gloria del Cielo, y ser un recipiente puro sobre el cual se pueda posar la Shejiná