PARASHAT HA´SHAVÚA: «VA´YESHEV»

Parashá: Va´Yeshev, וַיֵּשֶׁב‎ , Se asentó. Génesis 37:1–40:23. Haftará sfaradit:  Zacarías 2:14–4:7. Darshan: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita


 

Debido a que esta parashá se lee próxima a los días de Janucá —o, a veces, en los días mismos de Janucá, como este año—, me parece, besiatá Dishmaiá, que es importante resaltar el mensaje significativo que contiene, tan relevante en estos días sagrados.Aquel que medita al respecto, podrá sorprenderse ante la idea de que la mayoría del Pueblo de Israel siguió los pasos de los griegos, quienes casi lograron su propósito de “oscurecer la Torá” —jas veshalom—, ya que, dentro del pueblo judío, solo permaneció un puñado de personas fieles a Hashem Yitbaraj y a Su Torá.

A simple vista, cómo puede ser que en pleno Yerushalaim, en la época en que el Bet Hamikdash todavía estaba en pie, en la época en la que el Pueblo de Israel tenía el mérito de ver a los cohanim llevar a cabo su oficio, y a los leviím en sus estrados, y de vivenciar los diez milagros que había en el Bet Hamikdash (como figura en el Tratado de Avot, 5:7), se hayan helenizado tantos judíos, quienes siguieron el consejo de aquellos malvados griegos.

Más bien, hay que analizar y comprender cuál fue el proceder de los griegos. Ellos no se acercaron al Pueblo de Israel a pedirles de entrada que dejaran de observar Shabat por completo, o que dejaran de cumplir las demás mitzvot principales y fundamentales que cumple un judío fiel. Más bien, los griegos se aproximaron a los judíos con pequeñas sugerencias, aparentemente inocentes, con ideas pequeñas y “débiles”, que el judío mismo se replanteaba: “¿Qué tiene de malo aquello?Lo único que sugieren es quehagamos ejercicio en un aparato, para mantener la salud. Eso no tiene nada deM impudoroso o de malo”.

Y aquellos padres de familia que hoy en día aún no han logrado comprender la gravedad que representa este tropiezo, permanecerán tranquilos, y seguirán enviando a sus hijos a todos esos lugares, que, a simple vista, no tienen nada de malo. No obstante, esos padres tienen siempre que estar al tanto de quién es el instructor, o el maestro, de quién es el educador bajo cuya responsabilidad juegan los niños. También, deben averiguar qué tipo de gente frecuenta ese lugar. ¿Acaso la postura que esos instructores y compañeros de juego tienen acerca del mundo se basa en la Torá y en el espíritu de Israel?, ¿o —jalila— todo lo contrario? Cuando el instructor o maestro es un “griego” malvado, de cualidades despreciables y de postura no válida, sin duda, él llega a imbuir en los niños ideales fraudulentos. De esa forma, se crea en los niños tiernos una influencia negativa que los pone en peligro, al punto que pueden llegar a desarraigarse de los valores de la Torá y de las mitzvot con los que fueron educados.

A mi parecer, ése es el significado de jugar con el sevivón (‘trompo’), lo cual es una costumbre que se ha adoptado en los días de Janucá. El propósito es hacernos recordar a nosotros mismos y también hacer recordar a los demás que los griegos le “dieron vueltas”, por así decirlo, a la postura del mundo judío y desviaron a los judíos del camino recto, de la misma forma como el sevivón da vueltas, que comienza en un punto específico y, luego de un camino tortuoso que se va trazando, llega a otro punto completamente distinto. Al principio, los griegos se acercaron con palabras fáciles y ligeras, sin “contenido”, para convencer a los judíos que hicieran participar a los niñosde diversas actividades que, superficialmente, no parecían tener nada de malo. Así, los judíos fueron incrustando en sus corazones posturas no casher. Los judíos simples, inocentemente, no se percataron de la trampa y permanecieron tranquilos, diciéndose: “¿Qué hay con ello? Los niños son aún muy pequeños”. Al final, se llegó a crear una situación en la que aquellos padres, como judíos fieles, si lo vieran necesario, podían entregar sus vidas en santificación del Nombre de Hashem; mientras que sus hijos no estarían dispuestos a llegar a esos extremos en la observación de la santidad ya que los griegos lograron arrancar de aquellos niños la fibra del judaísmo, y toda la afinidad hacia la Torá y las mitzvot.