Tras el expolio de los tesoros del Templo de Jerusalén a manos de los romanos, la Menorá fue llevada a Roma. ¿Pero qué suerte habría de correr este importante artefacto de la liturgia hebrea?
Diseño exclusivo del mismo H´, pero creada a golpe de martillo en oro por quien sería el primer artista judío de la historia , Betzalel – la MenORá ( literalmente, en hebreo, donde el Or, donde la la luz) es una representación abstracta de la Presencia Divina cuando en Sinaí H´ se manifestó a Moshé Rabenu en la forma de una zarza ardiente que no se consumía. Los brazos del candelabro más famoso del mundo son símbolo de las ramas de esa zarza ; y las luces del aceite de oliva que ardían en ella, son el fuego de aquella zarza.
Primero, como sabemos, estuvo ubicada en el Tabernáculo y, luego, cuando se construyó el Templo, ante el Kodesh Ha´Kodeshim –el sancta sanctorum del Templo de Salomón . Hasta que en el año 7o d.e.c. los romanos -o más precisamente las destructoras legiones de Tito- se la llevaron consigo a Roma. El evento de la apropiación indebida les debía provocar tal orgullo que lo hicieron constatar en el año 81 , cuando construyeron el Arco del Triunfo de Tito, en el que se esculpió el relieve que representa cómo la Menorá -y otros artilugios de la liturgia hebrea- llegan a Roma tras la destrucción de Jerusalén.
Flavio Josefo, (de nombre hebreo, Yosef ben Matitiau, pues era descendiente de la familia de Matatías el Macabeo, y por tanto , de la familia de los hasmoneos cuando los romanos saquearon el Segundo Templo ) fue testigo del expolio y lo cuenta en la Guerra de los Judíos. Flavio Josefo realta cómo un sacerdote judío llamado Pinjas entregó a los romanos diversas mesas, cuencos y bandejas , todo de oro puro, velos, vestimentas de los sumos sacerdotes, incluyendo las piedras preciosas y muchos otros artículos para el culto público. Según FJ , los tesoros del botín romano se expusieron al público tras el desfile triunfal y se depositaron en el Templo de la Paz -Templum Pacis- que, pese al nombre, fue construido en el año 75 por Vespasiano para conmemorar la guerra contra Judea.
Según Plinio El Viejo, era un edificio increíble, donde recalaban maravillas expoliadas de todo el mundo romano. Algunos tanaítas hablan de haber visto las copas sagradas en ese «museo». Por ejemplo, el estudiante del Rabí Akiva, el rabino Eleazar , de la primera mitad del S II, afirma haber visto la parojet, o cortinón que cubría el Arca de la Alianza. Benjamín de Tudela, judío del S XII, cuando pasó por Roma dijo haber visto hasta columnas del Templo de Jerusalén…y que algunos judíos le contaron que las Vasijas del Templo estaban escondidas en una cueva de la iglesia de S. Juan de Letrán (sede de ominosos concilios contra los judíos, como el Letrán IV de 1215) que es la catedral de la diócesis de Roma y lugar de enterramiento de 24 papas.
¿Pero la Menorá en sí misma…?
A fines del S IV a.e.c. , la llegada de los hunos desde las estepas centro-asiáticas empuja hacia occidente a una serie de pueblos de origen germánico: los suevos, los alanos y los vándalos (estos divididos en asdingos y silingos) Tras saquear la Galia atravesaron los Pirineos en el otoño de 409 y se asentaron en distintas partes de Hispania. Puesto que incumplían pactos y asolaban todo, se encargó a los visigodos del sur de Francia entrar en Hispania y ponerles en su lugar. Los suevos y los vándalos asdingos se establecieron en Galicia; los alanos, en la Lusitania (Portugal) y en la Bética, el sur de Hispania, los vándalos silingos. (De ese vándalos proviene el nombre de Al Andalus) Los visigodos regresaron a Francia y entonces los alanos y los vándalos asingos conquistaron la Bética, los vándalos silingos huyeron cruzando el Estrecho de Gibraltar en el año 429 . Comenzaron así a conquistar bajo sangre y fuego el norte de Africa. En 435 , conquistaron la antigua Cartago, hoy Túnez. El rey vñandalo Genserico se hizo dueño de toda la costa austral del Mediterráneo, las Islas Baleares, Marruecos, Argelia, Sicilia, etc. Roma les tenía pavor. Así que casaron a Eudoxia , hija de Valentinaino III, con Humerico, el hijo de Genserico. El 22 de abril de 455 los vándalos tomaron sin resistencia la ciudad de Roma y la saquearon durante dos semanas. El papa consiguió que no incendiaran la ciudad y que se pudieran salvar personas y objetos en lugares que quedaron intactos: ogró que no fueran saqueadas las basílicas de San Pedro, de y la archibasílica de San Juan de Letrán (de la que hemos de hablar luego) En ese saqueo de Roma presuntamente desapareció la Menorá del Templo de Jerusalén.
Ahora bien, si en verdad la Menorá fue expoliada por los vándalos -y no quedó en S. Juan de Letrán- existen varias posibilidades: por un lado, la Menorá se habría hundido en el Tíber en mitad del fragor de los tumultos; otra, fue llevada a Cartago con el resto del botín. El barco que se hundió antes de atracar en Cartago no era el que lelvaba los tesoros del Templo de la Paz, que es una tesis que sostienen algunos para ubicarla en el fondo del Mediterrráneo. Y si llego a tocar tierra púnica… ¿Fue fundida la Menorá para acuñar moneda en Cartago? ¿Si la monarquía visigoda reinaba desde Toledo -donde aún siguen buscando la Mesa de Salomón- fue llevada a Toledo y luego a Asurias (donde aun hoy se conservan las reliquias santas de los visigodos?
Otra hipótesis es esta: En 476 acaba de caer el Imperio Romano de Occidente, pero queda en pie el de Oriente, también llamado Imperio Bizantino. En el año de 533, Cartago ya no está en manos de los vándalos porque el general bizantino Belisario conquista esa zona y convierte Cartago en la capital del exarcado africano del Imperio Bizantino. Es decir, una nueva coyuntura que incita a hacerse preguntas: ¿Se llevaron los bizantinos la Menorá a Bizancio y allí quizás la fundieron para acuñar moneda ?
¿Por qué persiste la idea de que es el Vaticano quien la guarda secretamente?
En 1853, en la ciudad tunecina de Gabés (frente a la isla de Djerba) -es decir, en la antigua Cartago que habían conquistado los vándalos a principios de la Edad Media- nacío r. Yitsjak Jai Bokobza, creador de una yeshivá y hacedor de talismanes. Para Rosh Ha´Shanád e 1925 fue elegido rabino principal de Trípoli, Libia, invadida por Italiad esde 1912. Italia invadió Libia en 1912. El 18 de abril de 1928, el rey de Italia, Victor Enmanuel III, visitó Trípoli. El día 22 se le ofreció una recepción de honor -con 100 honorables de la comunidad hebrea – en la sinagoga mayor de Trípoli, bajo la dirección de rabi Bokobza. La familia real, en lo alto de la tevá, fue bendecida con la oración por la paz del reino (los sefardíes la recitan después de Kol Nidré en el servicio de Yom Kipur) Algunos meses después, en Roma, se celebraban los esponsales del hijo del rey, el príncipe Umberto, recién llegado de inaugurar en Jerusalén el edificio de Terra Sancta. Bokobza fue invitado a la boda con la hija del rey de Bélgica. Y también, claro está, el Papa, Pio XI, que quedó maravillado con la personalidad del rabino de Trípoli. Cuando éste fue a despedirse del rey, el monarca quiso hacerle un regalo y le dijo que si le faltaba algo, se lo concedía. El rabino dijo que no le faltaba de nada. Pero Victor E. III insistió y entonces r. Bokobza dijo que sería su deseo ver los Sótanos del Vaticano. El rey dijo que no tenía potestad para asuntos del Vaticano, pero que hablaría con el Papa; éste, habiendo conocido al rabino en el banquete nupcial, accedió. Las condiciones era que estaría solo, acompañado por un delegado pontificio, y que sería una visita única. Se concertó el momento y, cuando el delegado corrió la primera cortina, el rabino dijo que no quería ver más, que había tenido bastante. Regresó a su casa en Trípoli, se sintió mal y estuvo durante cuarenta días enfermo en cama, hasta que el 19 de febrero de 1930 falleció. Nadie sabe lo que vio. En uno de los muchos libros que escribió dijo que «vi bastante». Nada más.
Muchos años más tarde, en 1996, al informar sobre su reunión de 1996 con el Papa Juan Pablo II, el ministro de Asuntos Religiosos del Gobierno de Israel, Shimon Shetreet, afirmó que «él había pedido la cooperación del Vaticano en la localización de la Menorá de oro del Segundo Templo» , ya que según un estudio de la universidad de Florencia, la leyenda de que estaba en los sótanos del Vaticano parecía ser algo más que una leyenda.