R. JAÍM PALACHE Y SU HIJO, R. ABRAHAM

Historia de dos reputados  jajamei bashi en la Esmirna decimonónica cuyos ancestros hay que ir a buscarlos a la Córdoba del S X.


Ha´Ravad,  Abraham ibn Daud (ben David) historiador hebreo nacido en Córdoba y fallecido en Toledo en  el S XII, escribió una crónica histórica titulada Sefer Ha´Kabalá, en la cual,  para denostar a los judíos karaítas y encumbrar a los judíos rabínicos,  aporta muchos datos de  personalidades sobresalientes en el mundo hispano-hebreo. Es en ese marco donde encontramos la más antigua referencia a los Palache, un linaje que el mencionado Ibn Daud dice que son los descendientes de los Bene Palyāj, literalmente los Hijos del Palacio, prominente estirpe de la judería cordobesa en tiempos del Califato de Córdoba y escisión de los Abulafia, emigrada a Portugal y, de allí, con los eventos inquisitoriales, diseminada por Holanda, Marruecos , Italia. Y por la Península de Anatolia. En el floreciente puerto de Esmirna, más concretamente.

No se sabe a ciencia cierta cuándo llegan a la costa egea del Imperio Otomano, pero en el año de  1695 -época de trasvase poblacional de Salónica a Esmirna,  consta una carta de Isaac Palache, de Livorno, hacia el cónsul de Amsterdam en Esmirna.  Sí se sabe que, al menos para la Historia, todo comienza cuando r Isaac Palache se casa en Esmirna con la hija del rabino de la Perla del Egeo, r Yosef Raphael Ben Jaím Jasan, que después de ser jajám bashí de Esmirna lo fue de Jerusalén, donde falleció en 1819.

De ese matrimonio entre r. Yaakov Palache y Kali Kaden Jazan, nació, el 28 de enero de 1788,  que fue 17 de tevet, Jaím Palache, también conocido por su acrónimo: Ha´Majarjaf.  Calificado como Gaón Dor -literalemente, Genio de Su Generación- fue también jajám bashi, rabino principal, de Esmirna. Formado con el r. Pinjas de Segura. Casado a los 19 años con la hija de Yitzjak Rabi. cinco años después fue ordenado para el rabinato por su abuelo, r. Rafael Yosef.

Su firma

Mientras su padre estuvo en este mundo,  se negó a asumir cargo público alguno, pero en 1828 fue nombrado dayán (juez rabínico) además de presidente de la mayor yeshivá de Esmirna, Beit Yaacov Rabi, es decir, el padre de su suegro. También estudio en otra yeshivá, llamada Beit Hilel. E impartió clases en la de Ets Jaím. La Perla del Egeo no era Salónica, llamada la Jerusalén de los Balcanes, pero no faltaban judíos ni estudios rabínicos como para ser renombrada como uno de los principales epicentros del mundo judío sefardí de todos los tiempos.

El Beit Din de Esmirna, reputado entre todas las comunidades habidas y por haber,  estaba compuesto por ni más ni menos que 45 dayanín, siendo todos ellos sobresalientemente diestros en la ley talmúdica del Derecho Hebreo, esencial para el mantenimiento de la vida judía. En 1837, nueve años después de haber comenzado su rabinato, r Jaím Palache ya fue nombrado presidente del Tribunal Rabínico de Esmirna. En 1855,  fue nombrado Jajám Bashí (primado hebreo de la comunidad) Es decir,  no sólo suma autoridad sobre los judíos de la ciudad,  sino que se convierte en su representante político ante las autoridades otomanas. Pero hubo dificultades: al poco de comenzar su rabinato hubo algunas desavenencias con la comunidad y fue despedido. Casualmente, y por desgracia, hubo un gran terremoto; la gente entendió el seísmo  como una inequívoca señal de enfado divino por la coyuntura rabínica en crisis, y entonces  fue reelegido de nuevo, permaneciendo en el cargo hasta su muerte.

Se cuenta que un día, en pleno servicio matutino  de la fiesta de  Simjat Torá -en otoño-  al leer el versículo que dice «(…) y allí murió Moshé«, prorrumpió en inesperado llanto. La comunidad, impresionada,  supo -sintió, intuyó-  que se acercaba su fin. Toda la sinagoga se puso a llorar con él. El 17 de Shvat del año civil de 1868 se reunió con sus padres, víctima de la leucemia. Fue enterrado en el viejo cementerio de Esmirna, Gürçeşme, en un funeral de estado, con el ejército otomano formando un  cortejo de honor ante muchas visitas de autoridades internacionales, sobre todo los cónsules de las grandes potencias. Por algún motivo que nadie conoce, mientras que todas las tumbas de ese cementerio miran hacia el sur, la suya mira hacia el este. Aún hoy es lugar de peregrinación, en especial el día de su hilulá (enaltecimiento en el aniversario de su deceso)

Tras de sí dejó no sólo un buen recuerdo como gran rabino y gran persona, sino también un gran legado.  Fue muy estimado por el pueblo, ya que fundó numerosas  instituciones para desfavorecidos. Incluso buscó donantes para levantar hospitales que sufragaron las fortunas de filántropos de la talla de los barones de  Rothschild y de  Montefiore. Sus enseñanzas y ordenanzas -takanot- siempre fueron justas, inteligentes, adaptadas a los cambios del mundo en el S XIX en el Imperio otomano, inmerso en el porceso de reforma y modernización llamado Tanzimat. Una de sus ordenanzas fue la de la obligatoriedad de escolarización en el Talmud Torá. Su vocación pedagógica era tal que incluso se preocupó de buscar la forma de sufragar el estudio de los niños sin medios económicos: impuso una tasa -la gabila- sobre el consumo de carne kasher, lo cual le valió ganarse la polémica con muchos rabinos. La educación de alumnos especialmente aplicados corría a cargo de su bolsillo. A lo largo de su fecunda vida escribió más de  ochenta libros -el primero lo escribió con 16 años-  sobre temas variados, desde moral y halajá a midrashím y demás; en el incendio de Esmirna de 1841 se le quemó su biblioteca, que contenía la obra fundamental de sabios precedentes. Su fama era tal que de todas partes del mundo le solicitaban responsas.   Tras de sí dejó también a sus hijos, Abraham, Isaac y Yosef.

Su tumba, zt´´l, en el viejo cementerio judío de Esmirna

Abraham nació en 1810, del vientre de Esterula (La pequeña Esther)  Teniendo el padre que tenía, desde muy joven ayudó a redactar las responsas que su progenitor recibía. Cuando éste falleció,  le sucedió en el cargo como dayán general, que ostentó durante 30 años. En principio el sucesor iba a ser otro rabino, calificado por la comunidad como de excesivamente conservador, por lo que al final fue el mismo sultán el que, con la presión de familias como Argi, Ventura, Israel y Politi , y  después de una reunión con los 45 dayaním del Beit Din de Esmirna, decidió que fuera Abraham quien lo sucediera.

Fue prolífico escritor, pero la gran parte de su obra ardió también en el gran incendio de Esmirna en 1841, por lo que tuvo que recomenzar a escribirla. En ese incendio también se perdieron los manuscritos de su padre.

Se casó con un mujer llamada Sarah, que murió, y Abraham rehizo su vida con otra mujer que le dio dos chicos y dos chicas.

Para los judíos esmirniotas su rabinato significó un gran paso hacia la modernidad y la educación formal, además de tenerle mucho respeto y consideración por su gran sabiduría talmúdica y tanájica, que era tan grande como para que muchos rabinos de otros países le tomaran como referencia ante dudas.

Manoah Hillel, un filántropo de Bucarest, le donó los medios par que pudiera imprimir la obra de su padre que no desapareció en el incendio y, además,  para que construyera la sinagoga de la yeshivá  ya mencionada de  Beit Hilel.

Algunos discípulos suyos, poco después de  la muerte de r Abraham, zt´l,   difundieron la idea del Triángulo de Diamante, que consiste en el presunto valor milagroso por la peregrinación a tres vértices de relevancia rabínica: las tumbas del cementerio, la sinagoga de Beit Hilel y la mikve, cuyas aguas se consideran milagrosas y ,aun hoy  hay peregrinos que llenan botellas para llevárselas a sus países de residencia.

La sinagoga de Beit Hilel fue una ruina total, como se puede apreciar en estas fotografías, con leyenda en turco. Una de las fotos es de 1986 y otra es de 1990. Los cambios son notoriamente tristes. Fue incendiada en 2006 y se desprendió el techo. EL ayuntamiento de Ismir decidió recuperar la zona del antiguo ágora y la sinagoga fue reformada en el año de 2015.

En tiempos, llegó a haber 34 sinagogas en la ciudad. Sólo quedan ocho, todas ellas alrededor del mercado.

Además de sinagoga era beit midrash y a un lado estaba la propia casa del rabino. Hoy se presenta al mundo del turismo como «Rabbi Palacci Memorial House» , y muestra gran número de documentos y fotos de la familia.