Sefardíes de La Galilea a fines del S XVI transferidos obligatoriamente a la isla de Chipre.
El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la Batalla de Lepanto -que en palabras de Cervantes, que allí perdió un brazo, fue la ocasión más grande vista en todos los siglos. Esta batalla naval junto a la ciudad hoy griega de Náfkatos (Lepanto, en italiano) enfrentó a una confederación formada por el Imperio Español, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya -La Liga Santa, liderada por D. Juan de Austria- contra el Imperio Otomano, que perdió la contienda.
Por aquel entonces la Serenísima República de Venecia, dueña y señora de los comercios mediterráneos, en especial en el oriente, tenía en sus manos, desde 1481, la isla de Chipre, el último reducto de los Estados Cruzados. El sultán Selim II, en tanto que rey de Jerusalén, reclamaba la isla y procuraba el fin absoluto de los cruzados, acantonados en la localidad de Famagusta. Hoy, desde que los otomanos conquistaran la isla, Famagusta es la capital administrativa de la parte que los turcos ocupan en Chipre.
Durante el S XVI, Tsfat, entonces parte del eyalato otomano de Damasco, había sido repoblada con sefardíes que vivían del monopolio de la cría de gusanos de seda y del mundo de la lana de oveja y sus textiles , en paralelo a la intensa vida espiritual de los mekubalím. Aunque algunos de ellos estaban también involucrados en el negocio, como R M Galante. De hecho los sefardíes conocieron la industria de los gusanos en Sfarad, a través de r Y. Abulafia. Y el duque de Naxos, Yosef Nasí, había introducido este negocio en Tiberias, junto con la cría de ovejas merinas traídas desde Sfarad.
En 1576, siendo sultán Murad III, (vid foto principal) se decretó un firmán desde Constantinopla por el cual mil judíos ricos de Tsfat, junto a sus familias y con sus enseres, deberían abandonar sus casas en La Galilea y ser obligatoriamente transferidos a Famagusta. En el firmán también se especificaba que habría un severo castigo para aquellos musulmanes que fueran tentados por el soborno para eliminar nombres judíos de la lista. Al parecer, no fueron suficientes judíos para repoblar Chipre, sino que al año siguiente se decretó otro firmán que obligaba a la mudanza a otros quinientos sefardíes.
La isla de Chipre permaneció en manos otomanas hasta el año 1878, en que pasó a manos británicas.