Pequeña nota biográfica sobre la vida de un rabino controvertido que recorrió casi todas las más importantes juderías de su tiempo.
Moshé Jasán, nieto de r. Rafael Yosef Jasán, rabino jebronita que pasó a ser Rishón le´Tsión en Jerusalén, fue hijo de quien en 1863 era rabino de Esmirna, rav Eliezer. Tres años después del nacimiento del niño, la familia abandonó la llamada Perla del Egeo para radicarse con el abuelo en la Jerusalén de Oro.
Allí fue educado por su propio abuelo -no había mejor melamed para él- y desde la edad de 34 años, hasta el día de su muerte, fue miembro del Beit Din Sefardí de la ciudad, a pesar de que sus particulares puntos de vista sobre asuntos religiosos le procuraron opositores, empezando por el mismo presidente del Beit Din. Como él mismo explica en sus libros, la vida a la que sus enemigos le sometían en Jerusalén se la hacía insufrible y buscaba la forma de liberarse de tal situación.
Enviudó en 1831, pero no mucho después se casó en segundas nupcias con quien sería la madre de su única hija.
La oportunidad de abandonar Jerusalén se le presentó cuando le propusieron ser el emisario de la comunidad sefardí para recaudar fondos en distintas partes del mundo y construir un hospital en Jerusalén. Fue así como llegó a Túnez, Argelia y Marruecos, donde quedó maravillado por las costumbres e idiosincrasia de los sefardíes occidentales – los maaravím- y donde disfrutó de grandes excursiones históricas por todo el Magreb, adoptando para sí mismo todo el nosaj y todas las costumbres.
De allí partió a Londres, donde las cosas no fueron tan esplendorosas como bajo los cielos limpios del norte de Africa. La comunidad londinense rechazó prestarle apoyo aduciendo falta de credenciales de la comunidad judía otomana -sus opositores, de hecho. Incluso modelos de beneficiencia como Moshe Montefiore o el Barón Rothschild declinaron apoyos a la empresa del hospital en Jerusalén, hecho que propició que el periódico The Jewish Chronicle criticara su actitud. Durante los seis meses que jasán pasó en Londres luchando contra la frustración, escribió la obra » Verdad y Paz».
Montefiore, junto a Rothschild, impidieron – o al menos lo intentaron- que la misión de Jasán tuviera buen desarrollo en los Países Bajos. La intervención de r . Gaguin facilitó el desarrollo y de allí pasó a Portugal en 1844.
De Lisboa pasó a Livorno, en Italia, dondé enfermó gravemente durante no poco tiempo, aunque en su convalecencia tuvo aún paciencia de verse con un gran número de eruditos que aprendieron de él muchas cosas. Su fama le precedió en Roma, donde la comunidad, que no pasaba por un buen momento, creyó que él sería la figura ideal para renovarla , nombrándolo rabino principal de la ciudad eterna. Fue coronado como tal en la sinagoga de los catalanes en 1870. Desarrolló mucho la comunidad, y era queridísimo hasta del mismo Papa y el resto de gentiles, pero la coyuntura política que se cernía sobre la paulatina decadencia romana también pasó factura a la judería, aún confinada en el gueto.
Siguiendo el clásico periplo occidental para llegar a los Balkanes entonces, pasó de Nápoles a Brindisi y de allí, en barco, a la isla de Corfú, donde en principio tan sólo iba a pasar unos días, pero acabó quedándose un tiempo, hasta que pasó a sustituir en Alejandría a su pariente y gran rabino, r Shlomo Jasán.
Luego, regresó a Israel, radicándose en Yafo, y en 1863 decidió pasar un tiempo en Beirut con la esperanza de que el cambio de lugar aliviaría su enfermedad, pero en Beirut falleció en una fecha indeterminada para la historia, por lo cual se escogió la emblemática fecha del 10 de Tevet para honrar su recuerdo. Fue enterrrado , z´´ l, a las afueras de la ciudad de Sidón.
Tras de sí quedaron siete libros que todavía hoy son estudiados en los batei midrash de todo el mundo.