Apunte biográfico de un intelectual de origen navarro famoso por comentar a Ibn Ezra y Avicena.
Los judíos de Tudela -en el reino de Navarra- vivieron tranquilos y disfrutaron de privilegios desde el S XI. Pero esto empezó a cambiar notoriamente cuando, al igual que el resto de europeos, los hispano-hebreos tudelanos fueron también víctimas de la crisis general del S XIV. La inestabilidad político-económica derivada de la pandemia de peste bubónica encontró en los judíos un chivo expiatorio que en el caso de Tudela se manifestó con la masacre de los pastorcillos (franceses), por ejemplo. En este ambiente es cuando en esa judería nace rabí Shem Tov ben Yitsjak Shaprut Mi´Tudela, en hebreo llamado r. Shem Tov ibn Shaprut.
Según un manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de Francia, el Ms. 831, titulado en hebreo «Even Boján», ya en su pubertad adquirió una especial destreza en el conocimiento de La Torá, La Mishná y La Kabalá -los tres vértices del triángulo divino del judaísmo- y desde muy joven se había labrado un nombre como sabio -jajám- entre los de su generación.
Tal es así que, según sabemos por el manuscrito Ms. 831 de la Biblioteca Nacional de Francia, el «Even Boján», Ibn Shaprut fue requerido para participar en una disputa teológica poco conocida que se realizó en Pamplona el veintiséis de diciembre de 1375. Su disertación para la confrontación versó sobre el concepto del pecado original. Esta disputa fue convocada por el entonces cardenal aragonés Pedro de Luna, quien a finales de su vida, como anti-papa Benedicto XIII, refugiado en el castillo templario de Peñíscola (Castellón, Valencia), convocó en febrero de 1414 la Disputa de Tortosa, que tantas conversiones al cristianismo procuró.
Ibn Shaprut se mudó al Reino de Aragón, concretamente a la judería de Tarazona, donde se refugiaron muchos judíos en aquella época, no sólo por las oleadas de antisemitismo del S XIV, sino también como consecuencia de la internacionalización de la guerra anglo-francesa llamada de los Cien Años, que tuvo episodios importantes en tierras hispánicas cuando ingleses y franceses vinieron a defender en sus guerras a Pedro I y su hermanastro Enrique.
En Tarazona, donde vivió de ser médico, se dedicó a la redacción de su obra intelectual. Allí redactó «Even Boján» (La piedra de Toque), datada entre los años 1380-85. Se trata de una obra contra los judíos apóstatas para prevenirlos del error de la conversión. No podía sospechar que cinco años después habría una gran oleada de judíos que, obligados por la coyuntura socio-política de la agresividad antisemita, abjurarían de la fe mosaica para mojarse en el bautismo. En tanto que rabino destacado, Ibn Shaprut tuvo que sufrir muchísimo cuando, en 1391, llegaron a Tudela los disturbios antisemitas para destruir por completo la sinagoga mayor, ubicada junto al huerto (así se decía entonces «jardín») de la que hoy es catedral de esa localidad. Pero él no permitió que le indujeran a convertirse por imperativo del miedo y la sangre derramada.
Otra de sus obras conocidas fue «Pardés rimoním», (El huerto de los granados), en donde se hace muy evidente que la línea seguida por su actividad exegética es la del racionalismo hebreo, esto es, la línea trazada -no sin polémica- por el Rambám. Trata sobre la parte de las Hagadot del Talmud, el material legendario con función ejemplarizante. También escribió, para aclararla, sobre la obra de Ibn Ezra acerca del Jumash (Pentateuco) Pero quizás la obra más famosa sea «Ein Kol» (El ojo de todos -Kol con kaf, no con kuf, que sería entonces «Voz») Se trata de un trabajo en el que comenta el primer libro del cánon médico de Ibn Sina (conocido en español como Avicena) A continuación una de sus 195 páginas, como ya dijimos en la Biblioteca Nacional de París. No es el original, sino una copia de unos años después de su redacción. Sotheby´s London, que lo subastó, lo presentó como datado en la primera mitad del S XV en algún lugar indeterminado de la Península Ibérica.
Esta obra médica fue comentada en hebreo porque a diferencia de otras obras de Avicena el Cánon tuvo mucho interés para los judíos de su tiempo (S XI) Avicena, basándose en Hipócrates y Galeno, compiló en cinco libros todo el saber de la medicina de la época, por lo que los abundantísimos médicos hebreos tenían en esta obra un manual indispensable. En el prólogo comenta que antes que él el comentario fue hecho por Suleiman ben Abraham ibn Yaish y por Rabbi Joseph ben Joshua ibn Vives ha-Lorki, así como por Fakhr al-Din al-Razi , y que por eso lo ha titulado «El ojo de todos», ya que todos se han interesado por ponerle el ojo encima para explicar los pasajes de cierta oscuridad. Hay que tomar en cuenta que en el libro se tratan temas complicados, como el pulso, que llama la música del corazón.
Bibliografía básica:
- José-Vicente Niclós: Šem t.ob ibn Šaprut. «La piedra de Toque» (Eben Bohan). Una obra de controversia judeo-cristiana. Introducción, edición crítica, traducción y notas al libro I. Bibliotheca Hispana Bíblica 16. Madrid 1997.