
El texto del Seder de T´´u Bishvat en pdf para celebrar la renovación anual de la floración , el Año Nuevo de los Árboles.
En el hemisferio norte y en latitudes mediterráneas, por la época de la luna llena del mes de Shvat, -el día quince de ese mes- empiezan a florecer los almendros.
En el tercer orden de la Mishná , Orden de Mujeres -referente a las leyes familiares- hay un tratado llamado Guetím (documentos, pero en hebreo moderno, divorcio) en el que se explica que hay una antigua tradición por la cual cuando nacía un varón se plantaba un cedro, para que fuera robusto como un cedro, y un pino, si nacía una mujer, para que fuera esbelta ; cuando se iban a casar, de ese cedro y de ese pino se forraba el palio de la jupá.
Un ejemplo de la importancia que siempre han tenido los árboles en el mundo judío. De hecho, es ya a principios del Tanaj , en el Génesis, donde aparece el primer árbol, el Arbol de la Vida – Etz ha´Jaím- que simboliza la sabiduría y que crecía en el Jardín del Edén, junto al Arbol de la Ciencia. Será luego en Proverbios donde aparezca por primera vez la comparación de la Torá con el Arbol de la Vida: nuestras raíces son verbales, revelación divina.
Cuando muchos sabios sefardíes , expulsados de Castilla y Aragón, se radicaron en la población galilea de Tzfat, hubo una gran desarrollo de la mística judía -La Kabalá, la recepción- y llegaron a realizar un diagrama místico de las esferas de esa sabiduría (Sfirot) en forma de árbol. Rabi Isaac Luria Ashkenazi, alias Ari, que fue el mayor de los kabalistas de Tzfat, se inspiró en el Seder de Pésaj, donde se lee la Hagadá, para crear un Seder que tuviera como objeto recordar el aspecto místico del Hombre con la Tierra; su discípulo JaímVital, autor del libro Etz Jaím, Arbol de La Vida, fue quien escribió ese seder , esa ordenación simbólica entre esferas místicas y frutos mediterráneos que conectan al ser humano judío con su raíz: la Tora.
Ofrecemos aquí una versión contemporánea