Reseña biográfica de Judah Touro, importante filántropo sefardí de los EE.UU. en el S XIX.
El apellido Touro es de origen toponímico y hace referencia a la localidad portuguesa de Villa do Touro, a unos 10 kms. con la frontera española y a unos 50 en línea recta de la aldea de Hervás, «do judíos los más». Los judíos de La Raya.
El más antiguo miembro de la familia que hemos encontrado es un tal Pedro Fernández, nacido en 1517, pero no sabemos dónde. Debía ser comerciante, pues en 1547 vivía en Amberes, donde fue padre, primero de Duarte, al que envió al Brasil en 1600, y luego, de Louis, que permaneció en Amberes y se caso con Leonora Rodrigues Vega, padres de cinco retoños. El segundo, Gabriel, nacido en 1576, fue apodado Moshé Touro, y su hija, Abigail Toura, casada en 1647 en Amsterdam con el dr. Isaac Rocamora. Hermano de Gabriel fue Judah Touro, nacido en Amberes también, que se casó primero con su prima Abigail y luego dos veces más, primero con otra prima, Maria Touro, y por último con Philippa Lopez. No sabemos cuál de las tres fue la madre de Abraham, que fue padre de Moshé, abuelo de Abraham Hiskiahu, nacido en Amsterdam en 1709, el cual casado con Sarah Pereira fueron padres de quien sería Rabbi Isaac, nacido en Amsterdam en 1738.
A la edad de veinte años, es decir, en 1758, abandonó el continente europeo y se trasladó a la isla de Jamaica. Allí ya había prosperado la comunidad hebrea que había sido expulsada de Recife (Brasil ) y allí, en Jamaica, ejerció como jasán de la comunidad. Pero por poco tiempo; prefirió instalarse con su esposa, Reyna, neoyoquina de nacimiento, en la congregación sefardí de Newport, Rhode Island, EE.UU. Por aquel entonces la importancia comercial de esta localidad era muy superior a la de New York. Y la comunidad ya estaba formada tanto por judíos de Curaçao, salidos de Recife, como de Holanda. 15 familias de estas comunidades caribeñas se asentaron en 1658 en Rhode Island y fundaron la comunidad de Yeshuat Israel, La Salvación de Israel. En 1677, Mordejai Campanal e Israel Pacheco adquirieron un solar para convertirlo en cementerio. Es el cementerio judío más antiguo de Estados Unidos. La comunidad creció notablemente en el trasncurso del S VIII, pero tuvieron problemas con los británicos en el marco de la Revolución, por lo cual la mayoría huyeron a lugares como New York. Isaac Touro, que lideraba la pequeña sinagoga, vio cómo ésta era convertida en un hospital británico, lo cual hizo que se salvara el edificio.
Isaac Touro y Reyna tuvieron cinco hijos y a uno de ellos le llamaron Yehudá.
Yehudá nació el 16 de junio de 1775 en Newport. Cuando su padre falleció, Yehudá sólo tenía trece años; la madre, con él y con su hermano Abraham y una hija llamada Rajel, se fueron a vivir con un tío a Boston. Y allí, de pronto, de pena o de vaya a saberse qué falleció Reyna Touro. Los niños huérfanos crecieron, así pues, bajo el amparo del tío, que era mercader de muchos medios y que contribuyó a la fundación del primer banco de la ciudad.
Pero Yehuda se enamoró de su prima. Se enamoró como sólo te podías enamorar en el S XIX. Pero no contaba con que su intenso amor estaría marcado por el destino de los amores contrariados. El tío, no sabemos por qué, pues el matrimonio entre primos era entonces lo habitual, se oponía férreamente a aquellos amores y trató por todos los medios que pudo evitar aquel matrimonio. Entonces se le ocurrió una idea: embarcó a Yehuda en un viaje por todo el Mediterráneo, con el objetivo de alejarle y hacerle olvidar unos amores que él no iba a permitir bajo ningún concepto. De regreso a América, Yehudá se estableció por sí mismo y abrió una tienda de velas y jabones en Nueva Orleans. Sus artes para el comercio, aprendidas de su tío y frustrado suegro, eran tales que pronto se hizo rico y hasta tuvo un barco propio para importar su mercaduría.
En la Guerra de 1812, a pesar de su mala salud, agraviada con los pesares de su corazón, no participó, pues no daba la talla para estar en el frente, pero no obstante colaboró de forma voluntaria como proveedor de municiones, hasta que fue gravemente herido en un muslo. El problema no fue a más y, después de recuperarse, regresó a tomar la rienda de sus negocios y el rumbo sin destino de los caballos desbocados de su corazón. Fue así como se dedicó a vivir una vida muy austera a pesar de su gran fortuna, lejos de disfrutarla hasta el extremo de no querer conocer mujer alguna y mucho menos casarse con otra si no era con su amada prima en Boston.
La imponente fortuna que amasó dedicándose por completo a los negocios, sin cargas familiares o construcción de mansiones y cosas de estas, la dedicó a la filantropía. Es imposible hacer un inventario de donaciones -tantas fueron- pero empezaremos diciendo que donó 40.000 dólares de la época -un dineral , entonces- para comprar el terreno que sirviera de cementerio a los judíos sefardíes de Newport.
También benefició a New Orleans, la ciudad donde vivía, con un cementerio y, además, una sinagoga, un hospicio y una enfermería para mineros con el mal de la fiebre amarilla. Acabaría siendo el hospital más grande de la Louisiana. Sus donaciones no sólo se restringían al mundo hebreo, sino que a un amigo suyo que era cura le construyó una iglesia y así mismo calmó las penas de las víctimas de un gran incendio que hubo en Alabama. En una campaña de recaudación de fondos de Nueva Orleans para los cristianos que sufren persecución en Jerusalén, dio diez veces más que cualquier otro donante. Su donación de $ 20,000 para un hospital judío en N.Y. , en 1855, le hace ser el fundado primordial del hoy famosísimo hospital Monte Sinaí.
El número de regalos en dinero que hizo a diversas personas hace que sea imposible llevar un registro de su tremend sentido de la TZDAKÁ. Al morir, su herencia -estimada en unos nueve millones de dólares actuales- fue dada a la beneficiencia por completo. Su legado sirvió, administrado por sir Moses Montefiore, para financiar el primer barrio extramuros de Jerusalén, Mishkenot Shana´aním, poblado por los sefardíes de Jerusalén y de Jebrón.
Sólo una persona física fue beneficiaria del testamento de Touro: su prima Catherine, a la que no dejó de amar en silencio durante toda su vida. Pero la prima no disfrutó ni del más mínimo centavo de esa herencia multimillonaria, porque murió unos días antes que el propio Touro. El no lo supo.
La sinagoga de Nueva Orleans lleva su nombre, así como un parque; el Touro College de Nueva York también lleva el nombre de la familia.
LA SINAGOGA DE TOURO Y LA MUJER