YITZJAK JARBI

Breve apunte biográfico del sefardí que se considera precedente del movimiento reformista del judaísmo.


 No nos es posible retrotraernos al origen de este apellido -genealógicamente hablando- pues hay coincidencias homófonas de mismo nombre en inglés y en bereber y también tiene unas obvias raíces hebreas. Según la Enciclopedia Judía es una anglicificación de Arvit o de Jarubi, realizada por un judío de Fez: éste señor, hacia la época en que Mulay Ismail mudó la capital del sultanato de Fez a Mequinez, emigró a Inglaterra hacia 1730 (pues el cambio de capital originó una cruenta revuelta y el sultán había muerto) Harby prefirió cambiar de vida a seguir siendo lapidario -el tallador de las piedras preciosas Yitsjak Jarbi.

  El hijo del lapidario, Solomon Jarby, nacido en Londres en 1762,  no se quedó en Inglaterra,  sino que -como tantos otros,  pasó a la isla de Jamaica, pero después de un tiempo en el mundo del balnco azúcar y los negros recolectores, se mudó a Charleston, Carolina del Sur. Allí se casó con Rivka Moses y se dedicó con bastante éxito al mundo de los negocios. No era un judío devoto, como demuestra el hecho de que la Junta (sic) de la comunidad de Beit Elohim le multó reiteradamente por provocar  problemas para la convocatoria del minián, el quórum mínimo de diez varones judíos para que el rezo sea efectivo. Prefería ir a la logia masónica a la que pertenecía y de la cual era uno de sus cuatro fundadores. Solomon murió joven, a los 42 años de edad, el 14 de marzo de 1805, pero antes de eso fue padre de al menos ocho hijos.

Uno de esos hijos, el primogénito, -que como es tradicional hereda el nombre del abuelo- fue Isaac. Nacido en Charleston, el nueve de noviembre de 1788. Pero crecido en Georgetown, aunque la familia retornó con el tiempo a Charleston. Fue un alumno aplicado pero no cursó estudios superiores de ningún tipo (lo cual era habitual entonces) Sin embargo era miembro de la Asociación de los Ilustrados de Charleston, donde tuvo acceso a conocimientos de filosofía y literatura. Su instrucción judía era mínima, prácticamente reducida a lo que entendió leyendo las historias familiares de Flavio Josefo: es decir, cero. No le llamaba ir a la sinagoga, a donde iba obligado por sus padres si es que iba.  Cuando su padre falleció Isaac tenía tan sólo 17 años y se tuvo que hacer cargo de toda la familia, que como hemos dicho tenía otros siete hijos.

Beit Elohim,Charleston

Además de tomar las riendas de los negocios de su padre, empezó a estudiar Derecho  de forma privada con un abogado. Pero pronto descubrió que el oficio de los leguleyos le era desagradable. Prefería escribir, crear ficciones literarias, sobre todo en el género de la dramaturgia.En 18o7 incluso consiguió publicar una revista titulada «The Quiver» (El carcaj) -donde se guardan las flechas, observen el sarcasmo….Sacó a la luz sólo doce números en tres meses, pero manifiesta su pasión por la literatura. Y escrita en inglés aunque fuera escrita por judíos. Además estaba totalmente en contra del teatro de su tiempo y clamaba por un cambio de dirección hacia el realismo y los temas actuales. Quizás por eso su primera obra dramática no encontró un teatro que quisiera representarla. Sí lo consiguió en 1810 con su obra «El Nudo Gordiano».Fue la primera vez que una obra de teatro escrita por un judío estadounidense fue representada en los Estados Unidos. La representación fue un auténtico fracaso en todos los sentidos.

Las dificultades económicas cada vez eran más agobiantes, así que empezó a impartir clases abriendo una escuela privada en Charleston. Tenía cincuenta alumnos, tanto judíos como cristianos, y su línea educativa era de tipo socrático -espolear la curiosidad del pupilo como en los diálogos platónicos se nos enseña que hacía Sócrates. Ese mismo año también cambió su vida personal, casándose con Rajel Mordejai, una muchacha de Savana, Georgia. Trajeron al mundo seis retoños, a los que pudo criar con comodidad porque el colegio funcionaba bien. Tanto es así que en 1814 adquirió un periódico, «The Charleston Investigator», cuyo nombre cambió a «Southern Patriot». En el nombre de la publicación ya se anuncia su línea editorial: era anti-abolicionista y conocía bien el asunto, pues recordemos que su familia venía de las plantaciones de azúcar en Jamaica con esclavos negros.

En 1816, Mordejai Manuel Noaj, medio askenazí  medio sefardí, diplomático y dramaturgo, fue cesado en el cargo como cónsul de los Estados Unidos en Túnez. Fue un escándalo, porque los judíos estaban seguros de que no había motivo para ello sino el antisemitismo. Jarbi publicó en su periódico una acre carta pública al secretario de estado para que quedara claro que los judíos eran parte del pueblo como todos los demás.

El periódico era rentable y en 1819 se pudo permitir abrir otra escuela, pues ya tenía 90 alumnos, lo que suponía unos ingresos anuales bastante elevados: 1495 dólares. Más lo que sacaba de vender el diario. Por esa época había superado ya su deseo de un teatro realista y escribió «Alberti», un drama sito en la Florencia del S XVI. Fue la última obra que escribió. Su éxito fue tremebundo y hasta el presidente Monroe asistió a la representación el día después de la première. Fue su forma diplomática de demostrar que los judíos eran parte del pueblo americano como el resto.

 

Jarbi, como otros jóvenes de su generación, no estaban de acuerdo con los modos de la Junta en la sinagoga de Beit El. Lo encontraban opresivo y además reclamaban abandonar el idioma español -que era ladino- y hacer los servicios en inglés, o al menos los sermones (las drashot de la parashá de la semana) con adaptaciones a la realidad de sus días, no para tratar los asuntos con perspectivas historicistas de tiempos anteriores, del Antiguo Régimen (pre-Revolución Francesa), que aunque en América del Norte, también allí soplaban aires que se llevaban consigo la Edad Moderna para dejar espacio a la Contemporánea. El 21 de noviembre de 1794 crearon The Reformed Society of Israelites, que sostenía que el judaísmo rabínico era un fósil y que era una imperiosa necesidad de reformar todo, absolutamente todo. Les importaba un bledo cargarse 30 siglos de tradición porque su ignorancia del judáismo, del hebreo y de La Torá no les permitiera tener conciencia de lo que estaban diciendo e intentando hacer en beneficio propio de su comodidad a costa del judaísmo en sí. ¿Comer kasher? ¿Para qué? ¿Rezar en hebreo? ¿Con qué motivo? Allí se hablaba ingles, para qué iban a querer ellos el ladino…La Tierra Prometida no era Sión en absoluto, sino los Estados Unidos. Ese era el panorama.

Interior actual de Beit Elohim, la sinagoga ortodoxa de Charleston

La Asociación sólo actuaba como un grupo de presión social. Pero aquel discurso pro-reformador (que en realidad era patricida) causó simpatías en el orbe cristiano, a la sazón de profunda raigambre protestante, esa escisión de la ortodoxia cristiana. Thomas Jefferson le escribió una carta diciéndoles que, aunque no sabía nada de judaísmo, su labor le parecía de lo más encomiable. Empoderados en un gran sentido de emancipación, el matrimonio Jarbi decidió fundar su propia congregación en 1826 y escribir su propio sidur para su propio rito. Salió a la luz en 1830. Sería la base de un posterior Sidur de 1940 de la reforma en  Berlín. Puede consultarse aquí

Jerbi no vio el sidur entre las manos de los judíos reformistas de su congregación. Rajel murió en 1827. Isaac abandonó la ciudad al año siguiente y se radicó en Nueva York, donde abrió un colegio. Pero seis meses después de llegar a la ciudad, contrajo el tifus y murió el 14 de noviembre de dicho año..

Atrás dejó una hija, Octavia, que se dedicó a la poesía patriótica, fallecida en 1904, tras haber traído al mundo la imponente cantidad de 18 hijos.

Otro de los hijos de Isaac Jarby fue el doctor Samuel Jarby, fallecido en Nueva Orleans en 1862 a la temprana edad de 49 años. Fue padre de cuatro hijas que su abuelo no conoció personalmente. Si conoció a las dos hijas de Horace, porque vivían en Nueva York.

Bibliografía:

  • Gary Phillip Zola, Isaac Harby of Charleston, 1788–1828: Jewish Reformer and Intellectual, University of Alabama Press, 1994.