LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS DE MELILLA

 Historia detallada de por qué fueron expulsados los judíos de Melilla y de a dónde fueron.


  El 26 de abril de 1860 -reinando en España Isabel II- se firma en Tetuán un tratado con el sultanato de Marruecos -Tratado de Wad Ras- por el cual se pone fin a la llamada Guerra del Africa. Hasta que Marruecos no pague la deuda contraída, España ocupará Tetuán.  Se establecieron los límites fronterizos de la ciudad de Melilla con Marruecos hasta donde alcanzasen los disparos del cañón de «El Caminante», según lo estipulado en este tratado.

Wad Ras, Joaquín Domínguez Bécquer. Ayuntamiento de Sevilla.

 Un importante número de judíos tetuaníes con buena situación económica-cultural pasa entonces a vivir en Melilla, que desarrollan notablemente. En 1871, reciben la nacionalidad española. Estos judíos convivían con una población hebrea asentada en Meilla anteriormente, cuando se vieron a huir de las violencias derivadas de las guerras entre Mulay Abdelaziz y quien quería ostentar el poder. Y en Melilla, tras la frontera española, se sentían más seguros. Además, ya antes de 1868, con la caía de Isabel II y la creación de la Constitución llamada «La Gloriosa» (que permitía la libertad de culto) los judíos melillenses ya habían levantado sinagogas, que serían las primeras sinagogas existentes en España desde el trauma de 1492.

Muerte del general español Margallo, de «Le Petit Journal», Paris, 13 de noviembre de 1893

Pero el fin de la Guerra del Africa -como la llamaban los periódicos españoles- no implicó el fin de las violencias y los ataques de los marroquíes. Desde 1889 se suceden una serie de eventos, hoy dormidos en las hemerotecas: un mercante de bandera española -el Nueva Angelita- tuvo un problema que llevó a la tripulación a buscar salvación en el puerto de Agadir (prohibido a los europeos…) Los españoles fueron detenidos tres meses y cuando los pusieron en libertad el barco estaba en tan malas condiciones que para no naufragar tuvieron que volver a Agadir…Tres meses después fueron asesinadas en Casablanca la madre y hermana de un doctor español. Una tribu de Alhucemas al mes siguiente capturó un barco mercante español y, cuando España envió a la nao «Cocodrilo» para rescatarlo, fueron tiroteados. España mandó dos acorazados y cuatro acorazados a Tánger, reclamando indemnizaciones por los agravios sufridos. En 1890, los problemas continuaban: hubo una refriega a tiros en las fronteras con Melilla, por ejemplo;  entre ese año y el de 1893, según el diario «El Imparcial», hubo otros tres mercantes apresados, además de varios enfrentamientos en las inmediaciones de las imprecisas fronteras de Melilla, con cuatro españoles muertos. Y entonces ocurrió el incidente más grave de todos.

 Melilla, en 1893, ya había salido de sus murallas y se extendía hacia el campo, construyendo una serie de fortines por razones de seguridad ante eventuales ataques de los habitantes del Rif. Uno de esos fuertes, el de Rostrogordo, se iba a empezar a construir  junto a una mezquita y un cementerio musulmán. Los bereberes enviaron un escrito solicitando la construcción en otra parte para evitar conflictos futuros. Pero los españoles hicieron caso omiso. Los bereberes destruían por la noche lo construido por el día. Margallo, el gobernador de Melilla, dado que el embajador musulmán no hacía nada al respecto, apostó en el lugar una guarnición nocturna de 40 hombres. A los pocos días, una mañana, fueron atacados duramente. Hubo 18 españoles muertos, asesinados por disparos de fusiles Remington: los mismos que usaba el ejército español. Las potencias europeas afirmaban que España tenía derecho a defenderse, siempre y cuando sólo lo hiciera para defender el territorio español llamado Melilla. Se descubrió que había una red de tráfico de armas desde Gibraltar, que armaba a los rifeños. El día del aniversario de la Batalla de Trafalgar, el Conde Venadito disparó contra los rifeños en respuesta a los agravios anteriores. El conflicto pasó a ser muy serio. Incluso llegó a la zona un crucero norteamericano. Los enfrentamientos llevaron a la muerte en combate del propio Margallo, sustituido por Macías. Se reclutaron a 23.000 hombres. Parte venían de la Península, pero parte eran población civil melillense, y entre ésta, judíos.

 Pero el tema de los Remington en manos de los rifeños no estaba claro. Así que, aun sin pruebas fehacientes de ello, se acusó a los judíos de haber robado las armas del ejército español para vendérselas a los moros (lo cual no era lógico si pensamos que el elemento hebreo de Melilla participaba en el frente español como españoles que eran.) Pero no había nada que hacer: el 19 de noviembre de 1893, los judíos tuvieron que embarcar con destino a Orán, Argelia. También expulsaron a Málaga a sesenta prostitutas melillenses (pero no sabemos si estaban involucradas con los Remington) Así que aquellos aquellos hispano-hebreos refugiados en Tetuán que luego fueron hacia el este, a Melilla, ahora iban a ser desplazados más hacia el este, a la gran comunidad judía oranesa (que luego pasaría a Francia y, con el tiempo, a Israel).

Consecuencia: por la Conferencia de Algeciras (1906) y el Tratado de Fez (1912) Marruecos resultó dividido en dos: la parte norte, la de la costa mediterránea, pasa a ser un Protectorado de  España -con capital en Tetuán-  y el resto un Protectorado de Francia. Un nuevo establecimiento comunitario de judíos se realizó en Melilla en distintas oleadas después de 1903. Sin embargo, la cosa no acaba ahí: en 1909 estalla la llamada Guerra de Melilla, un conflicto que enfrentó de nuevo a tropas españolas con las cabilas rifeñas en el Campo de Melilla. Las protestas contra el envío de tropas desde la península, especialmente de reservistas, desembocaron en Barcelona y en buena parte de Cataluña en la Semana Trágica.