ALFONSO XII Y LOS JUDÍOS

Nota sobre el deseo del gobierno de España de fines del S XIX para acoger como españoles a judíos rusos y otomanos.


Alfonso XII

Con fecha del cuatro de junio de 1882, llegó al Palacio Real de El Pardo, en Madrid -entonces habitado por Alfonso XII- una carta del Conde de Rascón, embajador del reino en el Imperio Otomano. El ministro de Estado del gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta entregó el despacho a su majestad, que supo así el problema que estaban viviendo los judíos: el zar Alejandro III y su ministro del interior, Ignatieff, paneslávico, xenófobo y antisemita, habían emprendido un notorio endurecimiento de las políticas restrictivas contra los hebreos del Imperio Ruso. Muchos habían decidido escapar de los pogromos zaristas refugiándose en el Imperio Otomano; ambos imperios venían de enfrentarse en lo que se llama la Guerra Ruso-Turca o Guerra de Crimea. Una delegación de judíos de Odesa se había entrevistado con el Jajám Bashi de Constantinopla, sefardí de pro a la cabeza de los sefardíes otomanos, para que fuera el intermediario con la jerarquía de la Sublime Puerta, entonces bajo el sultanato de Abdul Hamid II. Pero no quedaba ahí la cosa: el káiser  Guillermo II había decidido que todos los judíos prusianos viviendo en el extranjero dejaban de disfrutar de los privilegios que tenían hasta entonces como súbditos de Prusia. Al final decidieron sólo aplicarlo a los judíos no nacidos en Alemania, o que no fueran hijos de alemanes y que vivían en barrios hebreos de Salónica o de Esmirna.

Conde de Rascón

El Conde de Rascón informaba que todos aquellos judíos estaban en una situación muy comprometida si estallaba una guerra «en Oriente». Una vez redactado un informe que se leyó en consejo de ministros, el 15 de junio  se escribió al Conde de Rascón un telegrama con la respuesta: que informara a todos los judíos del Imperio Otomano que podían instalarse en España. En Salónica, decía el informe de Rascón, eran la mitad de la población; en Constantinopla, 40.000. La información se hizo pública para los judíos a través de diversas publicaciones en periódicos en ladino. A los pocos días llegó una carta de Londres a El Pardo para felicitar al rey por la decisión de acoger a los judíos.

 En realidad lo que el Conde de Rascón proponía era instrumentalizar al elemento hebreo en el Imperio Otomano para que se asentaran especialmente en las mayores ciudades de la costa mediterránea en España -donde están los mejores puertos- para que los judíos pudieran dirigir desde allí una línea de comercio, especialmente con los puertos de Odesa, Salónica y Esmirna; en poco tiempo, decía el diplomático,  habría unos grandes resultados para la maltrecha economía del reino. Es decir, los reyes cristianos de la Península Ibérica, aun en los estertores del S XIX, seguían encomendado a los judíos sus asuntos con el dinero. Por eso muchos judíos, con la memoria fresca y el corazón partido entre el resentimiento y la estupefacción, no creían que aquello fuera posible por mucho que ya estuviera abolida la Inquisición. Alguno habría que viera cómo le inundaba el agua de los párpados. Durante los primero días no hubo noticias de judíos interesados, pero el 8 de julio se formuló una pregunta: qué tipo de ayuda daba el gobierno español en concreto? La respuesta fue clara: la nacionalidad, pero no sufragaba gasto ninguno de la mudanza.

Otro asunto que el conde quiso comentar era el de la construcción de un Instituto Español como los que ya tenían Francia o Alemania, donde potenciar el uso del español en una sociead en la que, según él, se hablaba un español del S XVI con muchos préstamos del griego y el turco  pero con mucho defecto ortográfico por corrupción de los tiempos; y que si no podía ser, que al menos se mandaran libros de la Historia de los Judíos,  de Amador de los Ríos,  u otras obras que les pudieran parecer de interés, para que «reformaran» su conexión con la lengua de Cervantes en la actualidad. El Ministerio de Fomento tiene registro del envío de varias ediciones de libros en español a Constantinopla.

La negativa a pagar el pasaje hasta las costas españolas era un gran obstáculo, pues sólo hubo algunas familias adineradas que lo pagaron sin auxilio alguno y que zarparon el 10 de julio con rumbo a Barcelona. Rascón, decidió actuar sobre el tema del pasaje y se dirigió al sr. Constantino Bencí, capitán de una naviera a vapor que operaba en la línea Odesa-Marsella, para suplicarle que dejara viajar gratis a cierto número de judíos y que, a otro tanto, le hiciera una rebaja sustancial. Se habló con el director de la compañía y se acordó que en cada singladura viajaran gratis tres judíos. Para septiembre ya habían salido de este modo 38. En Marsella, por orden de Rascón, el cónsul español les proveía de un salvoconducto que les permitía llegar a Barcelona. Rascón solicitó para Bencí la Cruz de Isabel la Católica porque siendo un ultra-católico antisemita había sufrido una transformación al ver la situación de los judíos, de los que ahora tenía compasiión.

 A jóvenes emprendedores que querían ser agricultores en Andalucía se les recordaba que tendrían que hacer el servicio militar, pero eso no les amedrentaba en absoluto. Daniel Fernández-Díaz, uno de los judíos más ricos de Tesalónica, y un primo suyo, Salomon,  que dirigía el Banco de Camondo, sefardíes de Constantinopla afincados en París para ese entonces, colocaron dinero en Valencia y Andalucía para ayudar a los judíos. Registraron a 232 familias deseosas de irse a España «matriculados» como españoles de pleno derecho, con garantías de libertad de culto y que el reino se hiciera cargo de los gastos del pasaje. Pero por desgracia, por un paréntesis en los archivos, se desconoce cuál fue la respuesta del gobierno español, pues , además, el rey fallecería pronto, a la edad de 27 años, y cambiaría el gobierno de la nación, aunque su sucesor , Alfonso XIII también jugaría un papel importante en el mundo de los españoles sin patria.

Bibliografía:

  • España y los judios en el reinado de Alfonso XII , RODRÍGUEZ, MANUE FERNÁNDEZ. Hispania; Madrid Tomo 25, N.º 100,