YUÇE DE MILANO

La población palentina de Amusco y el rabino de su sinagoga,  que hoy es un restaurante.


Palencia, ya importante en época de los visigodos, creció mucho después de La Reconquista, sobre todo durante el reinado de Alfonso VIII, que le concedió sus fueros y la instalación, en el S XIII, de la Universidad de Palencia. A la vera de este esplendor  – como en Monzón, Frómista, Paredes de Nava, Carrión de los Condes o Aguilar de Campoo, se  levantó también la no poco importante judería de Amusco,  a unos 20 kms. al norte de Palencia. Esta población,  entonces,  era próspera por el comercio de la lana y los molinos de grano, pero como dice Pilar  León en su estudio sobre la judería palentina, los judíos, fieles a Doña Urraca, hija de Alfonso VI de Castilla,  frente a su marido, Alfonso I de Aragón,  El Batallador, pagaban caro esta adhesión y sufrieron por ello gran penuria.

Plaza de Amusco, donde estaba la sinagoga

El Señor de Amusco, señorío creado en el S XIII,  era  en el S XV del Duque de Nájera, un título creado por Isabel I de Castilla para ennoblecer a la familia Manrique de Lara  y que el nieto de la monarca, el emperador Carlos I de España y V de Alemania elevó a grandes de España. El X Señor de Amusco fue Pedro Gómez Manrique de Lara y Castilla, nieto  de la infanta Leonor de Castilla, hija del rey Fernando III. El mayordomo de este noble, en 1490, era un judío, vecino de Zamora, pero recaudador de impuestos en Burgos: rabí Yuçe de Milán. En 1492 era también el dayán de Amusco.

Este Pedro Manrique de Lara, X Sr. de Amusco (en algunas fuentes lo confunden con el IX Sr de Amusco) fue quien mandó construir la gran sinagoga para la gente de su administrador. Es una nave amplia, con paredes de piedra, que sostienen bóvedas de crucería, con seis arcos de medio punto que descansan sobre recios pilares. Hoy es el piso bajo de un hotel, y esto se debe a que las sinagogas de entonces debían de estar siempre por debajo de cualquier edificio cristiano.

La sinagoga, hoy

Según el Libro de Repartimento de las contribuciones de las aljamas de Castilla y León, y así certificado por r Yaco Aben Nunes, médico real, juez mayor y recaudador de impuestos, la aljama de Amusco pechó cuatro mil maravedíes de los 450.000 que había que entregar a las arcas reales. Y en el obispado de Palencia esa alta cifra sólo fue superada en 500 maravedíes por la aljama de Aguilar de Campoó, y en mil por la de Frómista,  de donde se infiere de la importancia de la aljama de Amusco entre las juderías palentinas: la tercera en número de habitantes con obligación de pagar impuestos.

No obstante, para 1492, las cosas cambiaron, como consta en un pliego de la Real Chancillería de Valladolid. Este documento, con 30 cédulas y recibos de la aljama de Amusco,  fue usado por el profesor Cantera Burgos para un artículo publicado póstumamente, en 1980, con el título «La administración judía del Duque de Nájera en la aljama palentina» (Revista Sefarad) Estos documentos, redactados por el propio Yuçé de MIlán, nos hablan también de un pleito iniciado por un judío de Amusco, Isaac Mordejay, quien en nombre de los judíos de Amusco solicitaba de alcaldes y vecinos que, durante los tres meses de plazo para optar por la expulsión o por la conversión, ninguno de dichos judíos fuera molestado y se pudieran llevar a cabo los juicios pendientes entre cristianos y judíos. El propio Yuçé de Milán, y su hijo Salomón, pedían liquidar cuentas de los impuestos.

Edificio de «La Sinagoga»

En estos documentos sabemos  también que el bachiller Baltanás era la persona delegada por los reyes católicos para hacer cumplir la ordenanza y liquidar los juicios pendientes ; pero el litigio no terminó sino en 1493, con una orden del duque para que se dé por pagado lo que pudieran haber dejado en deuda los judíos que no habían podido optar por la expulsión al estar encarcelados en el presidio de Valladolid.

Otros, ya como conversos, llegaron a América con Luis de Carvajal, fundador de Nuevo León. Tal es el caso de Pedro González de Paredes, judío de Amusco.