EL MEJOR VIAJE DE LOS MONTEFIORE A ERETZ ISRAEL

Apuntes sobre el viaje que los Montefiore hicieron a Jerusalén con el deseo de mejorar lo más posible la calidad de vida de los judíos de la Ciudad Santa.

Judah Touro

Un día a  finales de 1853, sir Montefiore recibió  una carta remitida desde Nueva York  por el rabino SM Isaacs, co-fundador con el sr. Sampson de la «Sociedad de Socorro de América del Norte». Le escribía para decirle que le enviaba 145 $ con el propósito de que se usaran para la la lucha contra la pobreza en Tierra Santa; durante el resto de su vida, el r. Isaacs envió esa cantidad una vez al año. Pero, además, en la carta se informaba de la reciente pérdida de un gran judío y filántropo, el sr. JUDAH TOURO, que había dispuesto en su testamento que  a la Sociedad de Socorro de América del Norte se le entregaran 10,000  $ y una suma adicional de 50,000 $  para beneficio de los hebreos pobres de Palestina; la última suma sujeta al control de Sir Moses. Por supuesto, Montefiore contestó de inmediato al rabinio Isaacs para expresarle su total conformidad y disposición.

 Montefiore, que acababa de recibir noticias sobre la insoportable situación de miseria de los judíos de Jerusalén, también escribió al rabino jefe del Reino Unido, el sr. Adler, para pedirle que escribiera una circular a todas las comunidades británicas alertando de la situación. Adler le contestó que había recaudado casi 20.000  libras. No sólo hubo donaciones de los judíos de Londres. Montefiore fue a visitar a Sir Culling-Eardley, cuyo padre, sefardí de Hamburgo,  había  llevado una vida judía  pero,  para nombrarlo caballero,  el hijo se convirtió al anglicanismo; le prometió aportar una sustanciosa suma y además pedir a sus amigos que le secundaran. También había gente de la alta sociedad inglesa y de la cultura que donaban de forma anónima y de forma paradójica a lo que expresaban en público respecto a los judíos.

 Para primeros de agosto llegó desde New Orleans uno de los albaceas de Judah Touro (cuya inmensa fortuna había dejado en parte al amor contrariado  de su vida, su prima, que no recibió la herencia por haber muerto antes que Touro) En la reunión que mantuvieron el albacea y Montefiore se acordó que lo mejor era destinar el dinero edificando un hospital en  Jerusalén. El albacea estuvo completamente de acuerdo y Montefiore le mostró los planos que se habían mandado dibujar.

  Seguidamente se enviaron 1200 libras a las cuatro ciudades santas de Eretz Israel. Pero a mediados de agosto Montefiore se encuentra con que el albacea se resiste a presentarse ante el cónsul estado-unidense en Londres, es decir, se negaba a firmar el acuerdo sobre la fortuna de Touro.  A finales de mes, no obstante, Sir Moses fue a  visitar a lord Clarendon para informarle de que deseaba  obtener un firmán del sultán otomano  para comprar  en eretz Israel tierras con fines agrícolas, edificios, etc., así como  también  obtener permiso para construir un hospital en Jerusalén con una sinagoga adjunta. Su Señoría dijo que había escrito a Lord Stratford de Redcliffe, pero que había grandes dificultades con respecto a la tierra; en cuanto al hospital, había oído que hacía tan sólo un mes que se había abierto uno para los judíos:  «Hospital Rothschild». Sir Moses informó a su señoría del legado de Juda Touro y recibió la promesa de que se le ayudaría en su buen trabajo siempre que fuera necesario.

A finales de Abril, los Montefiore partieron de Inglaterra hacia París, donde se entrevistaron con Napoleón. Y el quince de mayo -con la benevolencia de la primavera para aquellos viajes- partieron hacia Jerusalén con las 5.028 libras esterlinas del legado de Juda Touro , más otras 3.000 de la recaudación de donaciones varias.

Esta vez el viaje fue vía Colonia y Praga, donde celebraron Shavuot. Luego se entrevistaron con el barón Anselm de Rothschild en Viena, donde hubo una cena de gala con los representantes de la comunidad judía. Luego partieron hacia Trieste, donde también fueron muy bien recibidos y donde asistieron a servicios sinagogales especiales en su honor. De Trieste, en barco, zarparon hasta alcanzar Constantinopla el 17 de junio. Allí fueron hospedados en casa de Abraham CAMONDO Para el 25 de ese mes se comunicó que el pachá los recibiría en audiencia. Poco antes del encuentro se informó que el Imperio de la Sublime Puerta le quería nombrar caballero de la Orden de Medjidjeh de segundo  grado  (había cinco)

El 28 de junio, Montefiore fue recibido por el secretario del sultán para fumar una narguila hecha de diamantes con boquilla de oro;  seguidamente, tras veinte minutos de caminata por palacio, llegaron a la sala del trono. En el más puro estilo diplomático su majestad manifestó estar muy alegre porque alguien se tomara el trabajo de mejorar la vida de sus súbditos. Luego fueron recibidos por los embajadores de Inglaterra, que querían invitarles a cenar, pero los Montefiore declinaron amablemente la invitación pues estaba a punto de empezar el Shabat.

1875

Zarparon de Constantinopla el 5 de julio, a bordo del Emperatrice haciendo escalas en Esmirna, Rodas, Alexandretta, Chipre, hasta atracar en el puerto de Beirut. El 18 de julio llegaron a ver  Jerusalén y, mientras hacían la habitual parada para rezar,  fueron recibidos por miles de personas que los aclamaban. Kiamil Pasha, gobernador de Jerusalén, envió una escolta de jinetes. El Jajám Bashi, al frente de su corte rabínica, seguido de representantes de todas las congregaciones, directores de escuela y miembros destacados de la sociedad participaron también de este comité de recepción, mientras el pueblo disparaba al aire a forma de salvas. Luego, montaron las tiendas junto a las murallas, y tras un par de días de entrega de cartas y lectura pública del firmán otomano, se enfrentaron al reto de ayunar  y rezar para 9 av bajo la canícula de Jerusalén.

Los patriarcas latino y griego ortodoxo les enviaron invitación para visitar sus monasterios, pero Montefiore tuvo que rechazar la mayoría de esas invitaciónes porque su mente estaba centrada en la construcción del hospital, no en la vida social. Montefiore , así lo dejan ver sus diarios, estaba profundamente conmovido por las condiciones de vida en Jerusalén, no tenía tiempo para el turismo, sino para ver cómo solventar el problema de las necesidades de aquellas gentes.

Se invitó a los representantes de las Ciudades Santas a reunirse en Jerusalén y  a cada uno de ellos se les proporcionaron  estadísticas relacionadas con los asuntos generales y las necesidades de sus respectivas congregaciones,  para que conocieran  el número, la naturaleza, el funcionamiento y el estado de sus diversas instituciones, especialmente las establecidas recientemente por los fideicomisarios del Fondo de Apelación en Londres. También se solicitó la asistencia de agricultores prácticos calificados, para que pudieran ser consultados sobre la viabilidad de poner en marcha un plan agrícola. La primera reunión tuvo lugar el 27 de julio, con los representantes de Tsfat. El comité fue inestimable ayuda: seleccionó a treinta y cinco familias de  Tsfat  y  les proporcionó los medios para comenzar las actividades agrícolas  a la vez que les aseguró la protección de los gobernadores locales. Muchos muchachos huérfanos fueron reclutados para que tuvieran trabajo en estas tierras.

Lo mismo se hizo con Tiberias, pero en el campo de la industria textil, introduciendo cambios ante el problema de comunicación de lenguas.

Con la concurrencia de las autoridades judías en Jerusalén, Sir Moses y Lady Montefiore lograron fundar una escuela de niñas en esa ciudad, en la que, además de otras materias necesarias para las hijas de Israel, como Hebreo, Hª de Israel, había instrucción en corte y confección, bordado y  ocupaciones domésticas.   Sir Moses pudo afortunadamente asegurar para este establecimiento una de las mejores casas de la judería. Al día siguiente ya había 140 niñas matriculadas. Y luego fueron 400. En el piso de abajo estaban los askenazíes -quince criaturas-  y en el piso de arriba los sefardíes.

Extramuros, siguiendo el camino de Jebrón desde la Puerta de Yafo, -hoy el jardín que hay bajo el edificio de la Cinemateque- Montefiore pudo comprar el solar, convirtiéndose en el primer inglés en comprar tierras en Israel. Ahmed Agha Dizdar, que había sido gobernador de Jerusalén durante el reinado de Mohhammad Ali, y que desde el año 1839 había mantenido relaciones amistosas con Sir Moses, era el propietario de la tierra en cuestión. Cuando Sir Moses le planteó el tema de la compra, su respuesta fue: «Tú eres mi amigo, mi hermano, la niña de mis ojos, toma posesión de ella de inmediato. Esta tierra la tengo como una reliquia de mis antepasados. Yo No se lo vendería a nadie por miles de libras, pero a ti te lo doy sin dinero: es tuyo, tómatelo «. ¿El precio? Mil libras esterlinas. El pago se realizó ante un gran comité de testigos oficiales que levantaron acta del evento.

En presencia de un numeroso  grupo de  espectadores de diversas confesiones religiosas, Sir Moses y Lady Montefiore tuvieron la satisfacción y la felicidad de colocar la primera piedra del hospital propuesto, en presencia del Sr. y la Sra. Guedalla, Sr. Gershon Kursheedt, uno de los ejecutores de Juda Touro, el filántropo estadounidense, y el secretario de los Montefiore.

Fue así como se compró la tierra donde se construiría Mishkenot Shanaaním, la primer edificación fuera de las murallas de la ciudad. El edificio fue concebido como una casa de beneficiencia, pero el mero hecho de estar fuera de las murallas asustaba a los judíos, pues en aquella época, extramuros, y sobre todo por la noche, era fácil ser víctima del bandolerismo.  Las  viviendas ofrecidas  eran lujosas en comparación con las casas abandonadas y superpobladas de la Ciudad Vieja.  Como incentivo, se pagó a la gente para que viviera allí y se construyó un muro de piedra alrededor del complejo con una puerta pesada que se cerraba con llave por la noche para defenderse. El nombre del barrio fue tomado del Libro de Isaías: «Mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras y en lugares de paz para descansar» (Isaías 32:18).[  Más tarde, a su alrededor,  se iría construyendo el barrio de Yemin Moshe, que se estableció en 1892-1894 para alojar a los sefardíes turcos que llegaban a Jerusalén. Muchos de ellos se arruinaron al tener que abandonarlo en la Guerra de Independencia: tuvieron que pedir préstamos para pagar sus nuevas residencias y el estado de Israel luego no les restituyó las casas.

Antes de abandonar Jerusalén, Montefiore tuvo otra misión que cumplir:  pedir al pachá que desmantelara del centro de la ciudad el matadero público, foco de infecciones por  los deshechos. Se atendió su petición y se trasladó fuera de las murallas. es el origen de las casa de los Meyujás.

Y por último, a modo de despedida, aseguró en público que haría todo lo posible por recomendar al comité judío de Londres la construcción de un molino de harina para que diera trabajo a los que no lo tenían y que así los pobres pudieran acceder a comprar productos a bajo precio. Seguidamente partieron hacia Jebrón, donde también se dedicaron esfuerzos a paliar la tremebunda situación en que el Imperio Otomano tenía aquellas tierras.

 Finalmente, tras zarpar desde Yafo, llegaron a Alejandría el Primero de septiembre, donde fueron recibidos como reyes, incluso habían dispuesto un chef francés para sus necesidades culiniarias, ignorando que los Montefiore viajaban con su propio cocinero kasher. Desde Alejandría navegaron directamente hasta Dover, donde llegaron el 19 de septiembre. El resto del mes Montefiore lo dedicó a redactar informes para las autorides otomanas y de nuevo fue elegido presidente de la junta del Comité de Diputados de Judíos Británicos de Londres. Para fines de año estaba aprobada la construcción del molino, donde hoy hay una réplica de la diligencia en la que viajaba Montefiore (la original ardió en un incendio)