Historia de un linaje sefardí en Constantinopla que, de formar parte de la aristocracia judía del S XIX, pasaron a la miseria total.
Una constante de los apellidos judíos es el uso de topónimos. Ahora bien, en el caso de Carmona, nos encontramos con que hay dos Carmona en la Península Ibérica. Por un lado, la preciosa Carmona, en Cantabria, en el valle de Cabuérniga, y por otro, la antigua Carmona andalusí , en Sevilla. Si bien ambas tuvieron judería, la cántabra fue pequeñuca, mientras que la sevillana fue de tronío. Así que si hablamos del linaje hebreo de los Carmona, estaríamos hablando con mayor probabilidad de los hispalenses.
Constantinopla, al principio del Imperio Otomano, ya era enorme desde los tiempos de Bizancio, pero el imperio turco -musulmán- tenía una claroscura avidez expansionista; y para eso existía el ejército de los jenízaros, cuerpo de élite que, como la Orden de Santiago, la de Calatrava o la de S. Juan del Hospital, era una entidad militar y religiosa luchando en nombre de de un poder imperial que venía del cielo. Sfarad lo sabe bien. Pero los Jenízaros, como sucediera con los Templarios, acumularon poder hasta caer en la demagogia. En 1826, el sultán Majmud II quiso poner orden, los jenízaros se rebelaron contra él y se perpetró una masacre imperial que se llevó por delante la vida de más de 150.000 jenízaros, disolviendo así la guardia imperial para siempre. En la historia turca se conoce como «el infortunio afortunado»
Hacia las primeras décadas del S XIX, poco después de que los CAMONDO abandonaran Venecia y formaran el primer banco turco, existían en Constantinopla dos fuerzas financieras: la armenia, por una lado, y la hebrea, por otro, formada además de los Camondo, por los Gabay , los Ayimán o los Carmona. Yejezkel Gabay, bagdadí, protegido del sultán, era foco de la animadversión de la banca armenia. Los Ayimán, tesoreros del ejército e intendentes del cuerpo de los jenízaros, fueron asesinados por estos mismos: Meir , por un protegido suyo, y los otros, por orden del sultán.
La fortuna de los Carmona venía del comercio de tejidos varios -mercader de calzas- que mandaba traer desde Tesalónica, y después de amasar fortuna con estos menesteres, se dio a la banca con tal fortuna que trabó relaciones con el ministro que manejaba las finanzas del imperio y hasta con el propio sultán, Selim III, que le concedió el monopolio del alumbre. El sultán llamaba a Moshé «babalik», abuelito, porque tenía ya ochenta años cuando comenzaron sus relaciones.
Pero el hijo de Moshé, Eliá, no tenía fortuna con la salud y murió antes que sus padres, dejando viuda a su esposa, Senyora, hija del rabino Jizquiá Alfandari y huérfanos a Bejor Yitzjak , elprimogénito, entonces de trece años, y a otro niño que todavía no había hecho su Bar Mitzvá, y que se llamaba como el abuelo materno, JIzquía.
Bejor Yitzjak , a propuesta de su abuelo Moshé, fue nombrado por el sultán «saraf», esto es administrador de su hermana Asma. También fue financiador del arsenal de Topkapi .La familia Carmona había financiado tantas empresas otomanas que estaban declaradas libres de impuestos y podían usar calzado verde -cosa restringida a los mahometanos- y tener una barca de tres remos, cuando les correspondía sólo tener dos.
Parte de su fortuna la usó en fundar yeshivot no sólo a orillas del Bósforo sino también en Jerusalén, Esmirna Bursa y Adrianópolis, así como sociedades de beneficiencia para enfermos, viajeros y emisarios rabínicos. Y su madre, Senyora, la hija del rabino, fundó una sinagoga, además de ocuparse de los ajuares de la mozas casaderas pobres. Eran una familia muy querida por la comunidad judía, que siempre supo que podía contar con ellos.
Pero Bejor Carmona cayó en desgracia, dicen, por un cúmulo de circunstancias; primero, por estar relacionado con los jenízaros pero ,además, por las intrigas palaciegas diseminadas por el banquero armenio Cazas Artun. Dicen que también por un asunto nada claro con el gobernador de Ako.
En la noche del Shabat del 10 de Tamuz del 5586, el catorce de julio de 1826, el sultán mandó hasta él una cuadrilla que tenía por orden estrangular a Bejor Carmona, su anciano amigo. Y no sólo eso, sino que los varones de la familia fueron encarcelados y torturados, mientras que el palacete del Bósforo en que vivían eran precintado y confiscados todos sus bienes. Hasta se decretó un edicto de destierro que luego derogaron.
Los sefardíes, sobrecogidos, sintieron este episodio funesto de la historia de la judería de Kosta como un drama nacional; por eso compusieron en su recuerdo una gran elegía que, a principios de S XX, todavía se cantaba el 9 de Av.
Por otra parte, la comunidad también reclamó ayuda al todopoderoso aristócrata sefardí Sir .M. MONTEFIORI, quien usó sus contactos e hizo que se involucrara en el asunto la mismísima reina Victoria. Fue mediante estos movimientos diplomáticos como el sucesor del sultán concedió a la familia Carmona una indemnización vitalicia a los descendientes de la familia de Bejor Carmona. Su monto, cien liras turcas al mes para cada familiar: Jaím, fallecido en El Cairo en 1882. David, que fue presidente de la comunidad de Estambúl. Y Aharon, notable talmudista.
Acabada la Primera Guerra Mundial -esto es, casi un siglo después, y disuelto ya el Imperio Otomano- Abraham Ben-Yosef publicó, en hebreo y en la revista Mizrah uMa‘arab, Oriente y Occidente, una biografía de Bejor Carmona . El texto , poco después, fue traducido al judeo-español y publicado en el periódico El Tiempo. Pero esa edición, como señala Elena Romero, era un refrito de un texto publicado en 1910, antes de la Gran Guerra, en «La Nación», periódico de Salónica.
Cuarenta años después del asesinato de Bejor, nació, en 1869, Elia Carmona, uno de los mayores escritores de lengua ladina en el S XX. Disfrutó de una educación clásica , pero luego pasó a la Alliance y tuvo que abandonar los estudios porque las dificultades económicas de la familia le obligaron a vender por las calles cigarrillos y fósforos. Se fue a buscarse la vida a Salónica, con idea un día de llegar a París, pero tuvo que regresar a Estambúl por enfermedad de su padre. Después de casarse se instaló en Alejandría, donde además de practicar la mendicidad, cultivó amistades literarias y periodísticas como ABRAHAM GALANTE,hasta su fallecimiento en 1931. Hablaremos de su vida en otro artículo.
Una rama de los Carmona se instaló hacia 1920 en París y parece ser que desaparecieron con la llegada de los nazis y la redada del Velódromo de Invierno, aunque no figuran en listados como los de Yad Vashem.
Otra rama emigró desde Turquía a Israel en los años, ´20, como Yehudá Carmona, que falleció en Bat Yam en 1986 a los 66 años de edad, y que fue padre de dos criaturas que se supone aún viven en Israel. Su esposa, Odette, era la hermana del espía isarelí asesinado en Damasco, Eli Cohen.