Sir Moshé Montefiore, nombrado por la Reina Victoria caballero del Imperio Británico, no por eso dejó de dedicar su larga vida a la filantropía a favor de los judíos sefardíes.
Livorno, puerto franco de la Toscana donde Fernando I de Médeci permitió la libertad religiosa, vio crecer una próspera comunidad judía y vio nacer a dos enormes sefardíes: A. Modigliani, en 1884, y Moshé Montefiore, el 24 de octubre de 1784.
Pero en realidad ese nacimiento fue una casualidad, pues la familia ya hacía tiempo que se había instalado en Londres poco después de que Inglaterra permitiera el regreso de los judíos; su abuelo, Moshé Jaim Montefiore, fue padre de Yosef Elias, quien había casado con Rajel, la hija de Abraham Mocatta, sefardí con grandes medios que patrocinaba las artes en Inglaterra. Yosef y Rajel estaban en Livorno en viaje de negocios cuando nació Moshé.
Por aquella época vivían en Kenington de manera bastante poco holgada, por lo que los hijos tuvieron que abandonar los studios para ponerse a trabajar y ayudar al sustento familiar. Junto a su hermano menor, Abraham, Moshé fue corredor de Bolsa ya en su juventud; por esa época se hizo másón. No fue fácil: en 1803 ingresó en la Bolsa de Valores de Londres, pero perdió todo el dinero de sus clientes en 1806 a causa de un fraude perpetrado por Elkin Daniels. Como resultado, probablemente tuviera que vender o renunciar a su licencia de corredor. Luego volvió a comprarla para participar en negocios conjuntos con su hermano Abraham.
En 1812, a la edad de 28 años, se casó con Judith Cohen, cuñada del ya difunto Nathan Meyer Rothschild, e hija de Levi Barent Cohen, entonces el judío más rico de Inglaterra. A través de la cercanía de los Rothschild, para quien trabajaba como agente de bolsa, Montefiore medró en los negocios, invirtiendo en el suministro de gas canalizado para el alumbrado público de las ciudades europeas a través de la Imperial Continental Gas Association. En 1824 formó parte del consorcio fundador de Alliance Assurance Company (que más tarde se fusionó con Sun Insurance para formar Sun Alliance)
Inmensamente rico, decidió dejar de trabajar a la edad de 40 años. Fue entonces cuando empezó su etapa pública.
Por aquellos años no tenía mucho apego al judaísmo de sus padres. Pero en 1827 el matrimonio de los Montefiore realizó un viaje a Jerusalén y cuando regresaron a Inglaterra habían regresado en tshubá para toda la vida, cuidaron con esmero todas las mitzvot, no viajaban sin su shojet particular para comer siempre kasher, y asistían a la sinagoga todos los Shabatot, lunes y jueves, esto es, cuando se sube a La Torá.
En 1831, compraron una finca de veinticuatro acres en East Cliff, casa de campo de la reina Carolina, cuando aún era princesa de Gales, en la entonces elegante ciudad costera de Ramsgate, en el condado de Kent. La propiedad pasó luego al hermano del duque de Wellington, que fue quien se la vendió a Montefiore. Al poco tiempo, compró el terreno contiguo y le encargó a su primo, el arquitecto David Mocatta, que diseñara una sinagoga privada, conocida como la Sinagoga de Montefiore. Se inauguró con una gran ceremonia pública en 1833.
En tanto que presidente de la comunidad sefardí en Londres, dedicó su tiempo a los asuntos públicos propios del cargo y fundó diversas instituciones de caridad, como el fondo de asentamiento judío llamado «Mazkeret Moshe» . Entre 1835 y 1874 dirigió la Junta de Diputados Judía, la organización más importante de la judería británica. Fue el término más largo de una persona en este puesto. De 1837 a 1838 sirvió como teniente de alcalde del ayuntamiento de Londres. Y se mismo año, la reina Victoria le nombró caballero del Imperio Británico por su gran dedicación a la caridad.
Su inconmensurable riqueza y su imponente estatura, casi dos metros, le abrieron las puertas dondequiera que fuera, desde el zar de Rusia, ante quien intercedió por los judíos deportados, como al sultán de Marruecos y el emperador de Alemania, a quienes visitó, como a los judíos perseguidos que se debatían entre la desesperación y la miseria, a quienes siempre ayudó. También se involucró en el caso de Edgardo Mortara, y en el libelo de los judíos de Siria, que alcanzó dimensiones internacionales. Cuando los judíos de Marruecos fueron sometidos a violencias en 1863, Montefiore trabajó para obtener una declaración de defensa y la igualdad de derechos para los judíos. De manera similar, trabajó para los judíos de Rumania en 1867 y en muchos otros lugares. Incluso cuando ya tenía noventa años, estaba dispuesto a irse a luchar por el bien en nombre de las comunidades judías perseguidas. En sus actividades en nombre de los judíos de la Diáspora, Montefiore actuó por un sentido de hermandad con todos los judíos en el mundo, y se basó en el principio de la responsabilidad mutua: «Todo Israel es responsable el uno del otro».
Israel lo visitó en siete ocasiones, a pesar de que en aquel tiempo decimonónico los viajes por Oriente Medio estaban plagados de fatigas y peligros, pero él estaba empeñado en desarrollar la calidad de vida de los judíos que habitaban las cuatro Ciudades Santas: Jerusalén, Tzfat , Tiberias y Jebrón.
La primera vez fue octubre de 1827 ; en una fragata británica hasta Alejandría, donde enfermó y sufrió las consecuencias del cambio de clima. Sin embargo, estaba feliz de «dejar Egipto» y llegó a Yafo . En Jerusalén encontró que había un total de «50 familias sefardíes, 40 asquenazíes y 200 viudas viejas, en la pobreza y la miseria». Él y su esposa hicieron una contribución a los residentes e instituciones de la ciudad. En el camino de regreso, los buques de guerra otomanos atacaron por error su nave, deteniendo el ataque solo cuando el barco llegó a Alejandría.
En mayo de 1839 llegó a Israel por segunda vez, esta vez desde Beirut. Escuchó de los judíos que «trabajar la tierra es la única solución a la situación». Subió al Monte Merón acompañado por los judíos de Tzfat y visitó Jebrón; en Jerusalén se vio obligado a detenerse en el Monte de los Olivos debido a las epidemias que asolaban la ciudad. Acompañado por su secretario, el Dr. Eliezer Halevy, leyó salmos en la Tumba de David. Esta vez decidió promover la construcción de plantas médicas. Con este fin, un médico de Alemania, el Dr. Shimon Frankel, envió una distribución gratuita de medicamentos. También inició el establecimiento de talleres y empresas agrícolas. Decidió que pediría ayuda a los judíos del mundo, pero sin éxito. En este viaje, su esposa comenzó a escribir su diario de viaje. Además, agregó una sección a la estructura de la Tumba de Raquel, que aún existe en la actualidad, pues el matrimonio imploraba poder traer un hijo al mundo. Nunca les fue dada esa bendición.
En 1846 fue ordenado caballero del Imperio Británico y recibió permiso real para que en su escudo de armas pudiera escribir en hebreo la palabra Jerusalén.
En 1849 hizo una nueva visita; el día anterior a su ingreso a la ciudad, un comité de rabinos encabezados por el Gran Rabino de Jerusalén desafió al calor del verano para salir a recibirlo. Temprano en la mañana del día de su entrada, tres días antes de Tishá Be Av, muchos judíos, generalmente fuera de las murallas de la ciudad, abarrotaban los caminos para verle llegar. Según el cónsul británico, James Finn, «fue un tremendo espectáculo que nunca se había visto antes». Cerca de la puerta de Yafo se reunió una multitud de judíos de todos los grupos étnicos. Montefiore visitó el pasha y luego el Monte del Templo. Para no violar la prohibición de hacer un censo contando a las personas, se informó a la población que cada hombre, mujer y niño judío recibiría un dólar . Paralelamente empezaron a operar organizaciones de beneficiencia y talleres de labores de todo tipo.
En 1855 regresó a Israel con los fondos de Yehuda Touro. Colocó la piedra angular para un hospital, construyó una escuela para niñas y compró un gran huerto cerca de Yaffo -del rabino Yehuda Halevi Margoza- y lo llamó el Jardín Montefiore. Más tarde, se estableció el barrio de Montefiore.
También fue objeto de críticas de los musulmanes por haber visitado el Monte del Templo ; y algunos de sus planes económicos suscitaron oposición entre algunos de los rabinos ashkenazíes , por temor a que detuvieran el flujo de donaciones desde el exterior, que era el principal medio de subsistencia de muchos en la época del Yeshuv Ha´Yashan. Algunos ultraortodoxos boicotearon a Montefiore en tres de sus sinagogas.
En 1857 descubrió que el asentamiento agrícola había fallado y decidió construir Mishkenot Shana´aním , emblema de la salida de los judíos de dentro de las murallas, lo que es el origen de la Ciudad Nueva de Jerusalén. Ese año, construyó un molino de harina en la tierra que compró para el hospital, con el fin de atraer a los judíos en Jerusalén para mudarse al nuevo vecindario, extramuros, pero la gente tenía mucho miedo por el bandidaje y hubo que estimularles con dinero para que aceptaran vivir en aquellas casas modernas.
En 1875 , con 90 años de edad, tuvo lugar su último viaje a Eretz Israel. Estaba satisfecho con el establecimiento de los barrios de la ciudad y el establecimiento de la escuela agrícola en Mikve Israel, y visitó por última vez los lugares sagrados del judaísmo.
Su esposa, Lady Montifiore, lo acompañó en sus viajes con su matarife personal, pues eran muy observantes de La Ley – y lo alentó y animó en su propósitos de beneficiencia y arquitectura, como por ejemplo la construcción de la sinagoga de Ramasgate. Falleció en 1862, unos meses después de sus Bodas de Oro. El aún viviría hasta el 27 de julio de 1885, y fue enterrado en Ramsgate.
Cinco barrios llevan su nombre en Jerusalén: Mazkeret Moshe, Zijron Moshe, Ohel Moshe, Yemin Moshe – en Nahlaot – y Kiryat Moshe, que se convirtió en un gran vecindario a la entrada de Jerusalén. El molino de harina que construyó sigue en pie en el barrio de Yemin Moshe. La fábrica ahora alberga un pequeño museo en Montefiore, junto con una réplica reconstruida del carruaje que utilizó para recorrer el país.
En Tel Aviv, se estableció el barrio de Montefiore, con la calle principal en el vecindario a nombre de su esposa, Yehudit.
Haim Hefer y Dovi Seltzer, junto al cantante Yehoram Gaon, que la interpreta con mucho éxito, compusieron una canción en su memoria:
En Nueva York, el cementerio judío más grande de la ciudad lleva su nombre, que también aparece en novelas de Dickens y hasta en el Ulises de James Joyce. En su mansión del condado de Kent, East Cliff Lodge, fundó una yeshiva a nombre de su esposa., pero fue demolida en 1952.
Y hasta 1984 su efigie fue estampada en los billetes de diez liras israelíes
Una anécdota, probablemente apócrifa, cuenta que una noche, cenando con un aristócrata antisemita que acababa de llegar del Japón, dijo que allí no había ni cerdos ni judíos. A lo que Montefiore apuntilló diciendo que en ese caso debían ir los dos al Japón, para que hubiera un ejemplo de las dos cosas.