MENÉNDEZ PIDAL EN JERUSALÉN

D. Ramón Menéndez Pidal, padre de la Escuela de Filología Española, director de la Real Academia Española de la Lengua, se enamoró del judeo-español.


Al igual que otros  célebres asturianos, como Angel Pulido o como en nuestro tiempo Aldina Quintana y otros que yo me sé, D. Ramón Menéndez Pidal, gloria absoluta de la investigación lingüística en el orbe hispánico,  vivió deslumbrado de amor por la lengua de los sefardíes.  Profundamente involucrado en el estudio de los Romances, Pidal conoció el mundo sefardí a  través de su maestro, Menéndez Pelayo ( tras editar  éste, en 1900,  diez romances enviados desde Salónica por Carlos Coello , hoy conservados en la  Biblioteca Nacional de España)

Excelentes impresiones de Israel

En el decisivo año de 1948, el filólogo israelí Samuel Miklos Stern convulsiona el mundo de la filología hispánica – y románica en general – con la publicación de un gran descubrimiento: las jarchas hispano-hebreas («Les vers finaux en espagnol dans les muwasshas hispano-hébraiques: Une contribution à l’histoire du muwassahas et à l’etude du vieux dialecte espagnol ‘mozarabe’»

De este importantísimo trabajo que nos lleva en verso desde el Califato de Córdoba a Santiago de Compostela para conocer la primera influencia de la lírica castellana,  se hace eco Dámaso Alonso y del que tuvo buen conocimiento Menéndez Pidal. A partir de este momento, el inicial  interés literario por los orígenes de la primitiva lírica española pasa a ser ya directamente antropológico. Stern le puso en contacto con otro colega israelí , Moshé Atías, profesor de hebreo y escritor tesalonicense radicado en Israel desde 1924.

Al año siguiente, Pidal escribe a Atías:

  «De mi más consideración:
Tengo de Vd. la publicación de romances que ha hecho en Studies and Reports, I, de la Hebrew University de Jerusalem y me interesa mucho.
Próximo a publicar el Romancero hispánico (hispano-portugués, americano y sefardí) y fal­tándome datos precisos sobre lo sefardí moderno, tan atrayente para mí, me atrevo a solicitar información de Vd. aprovechando la dirección que amablemente me proporcionó el profesor S. M. Stern. De la tradición sefardí a comienzos de este siglo XX tengo miles de versiones, pero posteriores a la última guerra mundial no tengo apenas nada.
Desearía saber si en Israel se conservan actualmente colonias sefardíes compactas, como ta­les colonias, esto es si se conservan unidas manteniendo su lengua y costumbres. También de­seo saber si hay algún periódico o revista donde se den noticias de las colonias sefardíes de la Europa Oriental desaparecidas o mermadas con la segunda guerra mundial (…)».

 

Atías le contestó enviándole un informe de seis páginas sobre la situación de entonces de los sefardíes bajo el Mandato Británico. Durante la siguiente década, amos mantendrán asiduo contacto espistolar, paralelo a los que mantuvo con diversos contactos en Hispanoamérica -José M. Estrugo, en Cuba y Michael Molho, en Buenos Aires, por sólo nombrar a algunos notables. Y Atías, en 1956, le envía copìa de su Romancero sefardí, una de sus más grandes obras.  Y doce poemas en ladino para ser translitearados a caracteres latinos (textos procedentes de un manuscrito del s. XVIII de Sarajevo es­crito por David Behar Moshé ha-Cohen, que Attias copió parcialmente para Menéndez Pidal el 23 de Abril de 1956, según «El archivo del Romancero, patrimonio de la humanidad. Historia documentada de un siglo de historia» (2001)

En  la primavera 1964, Menéndez Pidal decidió viajar directamente a Jerusalén. La edad del viajero: 95 años, 95 años que acababa de celebrar  cinco días antes en su casa de Madrid. Tenía más libros escritos que años vividos. Viajó acompañado por su nieto,  el no pequeño filólogo Diego Catalán Menéndez Pidal.

En Israel estaba invitado por  el «Instituto Central de Re­laciones Culturales Israel-Iberoamérica, España y Portugal» Cuando algunos le preguntaron por qué viajaba, dijo que porque era un país que se había convertido en modelo de inspiración para todo el mundo.

Según Benno Weisser, periodista que cubrió la visita, lap alabra que define a Pidal en Jerusalén es emoción. El adjetivo, constante.

«¡Considere —comentaría vivamente— que conserva cuatro consonantes que nosotros hemos perdido en nuestro idioma! ¡Qué fidelidad a un pasado que no siempre fue dichoso! Es cierto que la expulsión de los judí­os de España fue en aquellos tiempos inevitable. No fuimos los primeros en expulsarlos. Ocu­rrió mucho tiempo antes de un Juan XXIII. Pero en España prevalece un sentimiento de cul­pabilidad hacia los judíos, que explica, de una parte, la ausencia actual de anti-semitismo en ella y, además, la existencia de una genuina simpatía hacia Israel (…). Hay 300.000 personas en este país que hablan judeo-español ¡Qué crimen es olvidarse de ellos! ¡300.000 potenciales Em­bajadores de España, cuyos nietos pueden llegar a olvidar la lengua, simplemente por que Es­paña no considere hoy necesario enviar tan solo un Embajador para que se preocupe de ellos!»».

Maravillado, también, porque en la aduana le hablaron en español, el recepcionista del hotel era argentino, la camarera era de Melilla, etc.

Según el periódico El Tiempo,  se realizó una  recepción oficial  en su honor en la residencia del Vice-Presidente del Ins­tituto de Relaciones Culturales y la Seniora S. B. Yechahia,  donde se encontró con  Moshé  Atias,  YITZJAK LEVI de «Kol Israel» (’La,  voz de Israel’), autor de Cantos Sefardíes, Isaac Molho, co­rresponsal de la Academia de Bellas Letras de Barcelona, dtor.  de la revista «Tesoros de los Judíos Sefardíes»,  e  Isaac Ben-Rubi, autor de novelas, dramas y poemas.

 

Al día siguiente mandó una postal a su hija Jimena y la esposa de su nieto, en estos términos:

 «Queridas Jimena y Alicia: […] Hemos acabado con Jerusalén viendo lo mucho que tra­bajan estos israelíes en lo moderno y en lo antiguo. Mi novedad más chocante es que Nazaret y Belén son pueblos cavernícolas. No hay, pues, portal de Belén, sino caverna de Belén. Ayer oímos sesión de canto sefardí, que es cante hondo muy «garganteado», como dicen los mozos de Salamanca».

A su regreso a la España franquista -donde el ABC había dado cumplida cuenta de las andanzas de D. Ramón por Jaifá, Tel Aviv y Jerusalén- aquella España que no reconocía el estado de Israel, Pidal dio una conferencia de prensa para alabar  el estado hebreo y tachar de estúpida la política contra Israel.