Historia de una obra historiográfica de la Generación de la Expulsión, en la que presenta un gran número de datos sobre costumbres y folclore judío del S. XV.
Durante la segunda mitad del S XV, la judería sevillana, destruida por la gran matanza de 1391, más la ola de conversiones y la huida al norte de Africa, pudo recomponerse. Es así que a fines del S XV, cuando el complot anti-inquisitorial de DIEGO SUSÓN, vivía también en Sevilla otro famoso personaje, llamado Shlomo ibn Verga. (El término «verga», para quien lo desconozca, es de origen marinero y hace referencia a lo que hoy llamamos mástil)
Era éste un gran kabalista -quizás también matemático y astrónomo, pues amabas disciplinas van muy unidas a lo que se dedican al mekubalismo.
Ibn Verga tenía muy buenas relaciones con los gobernadores cristianos; tal es así que medió, por ejemplo, con los judíos de Jerez de la Frontera, enfrentándose con el Duque de Medina Sidonia, cuando los judíos jerezanos enterraron en el cementerio hebreo a un converso.
Según la Inquisición, ibn Verga era el líder de todo el cripto-judaísmo sevillano y le tenían entre ceja y ceja. Quizás por esto comenzó a escribir una obra historiográfica sobre las persecuciones sufridas por los judíos (siguiendo los pasos de un autor de Perpignan de fines del S XIV, Profiat Duran.) Cuando el acoso inquisitorial se hizo insoportable, ibn Verga huyó a Lisboa, sin sospechar que allí también se instauraría el Tribunal. En Lisboa fue encarcelado y torturado; murió en el presidio de los inquisidores, sin haber podido dar fin a la Historia de las Persecuciones, que tituló «La vara de Yehudá». «Vara» es un término que nos hace pensar en una rama delgada, en un palo largo y delgado, pero aquí hay que entender esa palabra en una acepción más antigua: como bastón insignia de autoridad de los ministros de justicia, que luego pasaron a los alcaldes y sus tenientes; ese bastón es insignia de una jurisdicción administrativa, que en este caso hace referencia a la de la región de Judea.
En la Biblioteca Nacional de Francia hay un gran número de obras de ibn Verga acerca de asuntos astronómicos y aritméticos, así como traducciones de obras árabes de misma índole. No es el caso de la obra historiográfica inconclusa, que fue continuada por Shlomo ibn Verga , que era pariente de Yehudá, pero hay divergencias al respecto: para unos es hijo y para otros es nieto. Shlomo también fue requerido para misiones diplomáticas: cinco años antes de la Expulsión de Sfarad fue enviado -junto a Abraham Senior- a rescatar a los judíos de Málaga, cautivos cuando la reconquista de los Reyes Católicos .
Una vez ejecutado el decreto de Granada, Shlomo Ibn Verga optó por el destierro, radicándose con toda su familia en Lisboa. Allí fue testigo y en cierta forma vícitma de la masacre de 1506, a la que, por suerte, sobrevivió.
Inmediatamente abandonó Portugal y partió -según unos- a Italia, concretamente a Nápoles, y -según otros- al Imperio Otomano, concretemente a Tracia, a la antigua Adrianópolis, hoy Edirne. Algunos dicen que primero a Nápoles y luego a Edirne. Sea como fuera, en ese destierro fue donde casi completó la obra iniciada por Yehudá : un informe de las 64 persecuciones y sus fatigas y calamidades sufridas por el pueblo judío a lo largo de los tiempos. La conocemos por la copia que se hizo en Amsterdam en 1744, con dedicatoria a D. Yehuda de Jacob de Prado.
«La Tribu de Judá», importante obra de consulta incluso hoy mismo, se imprimió por primera vez en Constantinopla en el año de 1550; desde entonces, ha sido publicada varias veces, lo que ya indica su interés académico. Fue traducida cuatro veces al yiddish, la primera en Cracovia en 1591. Fue traducido al español por Meir de Leon, en Amsterdam, en el año de 1640; y al latín, por Gentius, en 1651; al alemán por M. Weiner, en Hannover, 1856.
En el año 5747, que fue el de 1987, Azriel Shohat publicó una edición crítica del libro, con una introducción de Yittzjak Baer que pone de relieve, a través de su aparato crítico a pie de página, la gran relevancia histórica de este documento, que algunos han querido denostar como poco fiable desde el punto de vista historiográfico. Otros la ensalzan por su gran riqueza sobre costumbres y folclores que en sus páginas se pueden rastrear, en especial sobre la comunidad sevillana.
Su hijo, Yosef, rabino y juez en Adrianópolis, fue quien aportó los contenidos de la expulsión de Sefarad.
Bibliografía:
- ספר שבט יהודה: יומן תעודי של מאורעות הגרוש מפי עד ראייה / לרבי שלמה אבן וירגא. ירושלים: הספרייה הספרדית, מכון בני יששכר, תשנ»ב.