YOSEF JAÍM SHREM

Un jajám que entregó su longeva  vida al desarrollo de la vida sefardí en Jerusalén hasta un año después de la creación administrativa del estado de Israel.

Placa de la sinagoga a su nomrbe en el shuk

Jajám Yosef Jaím Shrem fue a nacer en Arám Tsobá en 1851, poco tiempo después del Libelo de Sangre de Damasco -punto de inflexión de la judería siria. Quizás esas fueran las circunstancias inductoras del cambio de residencia: su padre, Shalóm, cuando Yosef contaba sólo dos años de edad, decidió radicarse en Jerusalén -concretamente frente al Monte Sión,  en la colina de Abu Tor (Guivat Janania, en hebreo). Su padre , jajam Sahlom Shrem , en Jerusalén se convertiría en  uno de los sabios de la yeshivá de BET EL A su hijo lo puso a estudiar en el Talmud Torá de Doresh Tsión, el colegio sefardí por excelencia en la ciudad, en el cual todos los niños que fueron rabinos estudiaron. (Esta institución emblemática,  que Yosef Jaím vio nacer, pues se inauguró en 1866, era obra de un rabino askenazí que quedó totalmente enamorado del sefardismo, adoptando,  para el resto de su vida,  sus costumbres y haskafá -punto de vista hebreo-  en todas las facetas de su vida: r. Yitzjak Prague Oplatka. )

Libros que analizan su persona.

En 1874, casó con Simja (Alegría), con quien concebiría cuatro retoños. Y algunos años después, se convirtió en shadar, emisario internacional para la recaudación de fondos por el desarrollo de la vida judía  sefardí en eretz Israel. Su conocimiento de idiomas le permitió llegar incluso a China y La India, Irak y el Kurdistán. En Bombay fue acogido con los brazos abiertos y recaudó gran suma de dinero para la comunidad de Jebrón.

En 1934, a los 83 años de edad, dejó la labor de recorrer el mundo. Falleció diciseis años más tarde, en 1949, después de haber tenido la dicha de vivir la refundación administrativa del estado de Israel (y de ver la guerra subsiguiente) Murió el día sexto de Tevet. 34 años después, un nieto encontró los manuscritos que fue escribiendo en el transcurso de su vida.

Tal fue la importancia de este jajám que a su nombre se levantó la sinagoga de Majané Yehudá, además de darle una calle.

Su sinagoga, por dentro