EL POGROMO DE CAMPBELL

Entre el incendio de Salónica y la llegada de los nazis, los sefardís salonicenses sufrieron además pogromos.


 

El S XX, para los judíos de Salónika, es el siglo de su invierno: en el otoño de 1912, durante la Primera Guerra Balcánica, la conocida como Jerusalén de los Balcanes deja de estar en poder del Imperio Otomano y pasa a ser territorio del reino de Grecia, que aún no ha cumplido un siglo como tal. El Rey Jorge de Grecia -tatarabuelo de nuestro Felipe VI- deja muy claro que la libertad de culto será respetada y que el status de los judíos no variará en absoluto. Pero los judíos saben, intuyen, que es el otoño;  en la siguiente primavera, el rey Jorge, gran amigo de los judíos,  es asesinado en una calle de Salónika por un socialista.

En verano de 1917 Salónika sufre un  GRAN INCENDIO. Desaparecen para siempre 32 sinagogas, el Rabinato y todas las instituciones, incluyendo, por ejemplo el edificio del Talmud Torá, del S XVI, con su biblioteca y sus archivos.  Miles de judíos -50.000-  pierden no sólo sus casas, sino que también pierden todo su pasado. La comunidad está tan destruida que no tiene medios para ayudar a tan ingente cantidad de necesitados a las puertas del invierno de la Primera Guerra Mundial. Muchos tomaron esa puerta para radicarse en Israel o en Francia -no en vano habían sido educados por L ´ALLIANCE ISRAÉLITE UNIVERSELLE. Otros eran tan pobres que no podían ni emigrar. El rey de España ofrece pasaportes y salvoconductos, pero no todos utilizan esa salvación.

Esos judíos indigentes en la otrora esplendorosa Salónica fueron concentrados en en un campo de refugiados creado para acoger a todos los cristianos que en 1922 fueron expulsados de Turquía (La Gran Catástrofe, para los griegos) mientras que los musulmanes abandonaban Salónica. Ese barrio, en la hoy municipalidad adyacente de Kalamaría, al sur de Salónica, era  el barrio de Campbell. (El barrio se llamaba así por el nombre de un hombre de negocios inglés que tras la Primera Guerra Mundial había comprado los solares para abrir sus propias empresas)

El 25 de junio, nacionalistas griegos atacaron las oficinas de la organización judía «Makabi». Más de 2.000 fascistas armados, bajo la guía de la organización fascista llamada «3E» ingresaron en el  asentamiento de aquellos refugiados judíos y  quemaron las humildes  casas,  la escuela,  la sinagoga y la casa del rabino, destruyeron propiedades y tiendas, golpeando a todos los que se encontraban a su paso e  incluso asesinando a gente.

 La Unión Nacional de Grecia era una banda terrorista fue creada en 1927 como una ong,  que sólo admitía a cristianos. Su director era un banquero llamado Georgios Kosmidis. Diez años después de su creación serían los primeros y principales colaboracionistas de los nazis cuando los alemanes humillaron a la humanidad pisoteando el suelo griego con sus botas manchadas de sangre.

Martin Agronsky, judío de origen ruso en Estados Unidos, fue el periodista que cubrió la Guerra de los Balcanes (luego lo haría con la Guerra Civil Española para diferentes periódicos judíos, como el  que hoy conocemos como The Jerusalem Post) En los archivos de la Jewish Telegraphy Agency -donde hay información que aún hace temblar a muchos y muchas  que se creen que hay olvido- hay una reseña de la destrucción del campo de refugiados de Campbell, que el periodista compara a lo que se había visto unos años antes, en el ´29, con la destrucción de la comunidad judía de los sefardíes de Jebrón. (vid. LA MATANZA DE JEBRON.

Citamos el original:

What my eyes have seen in the devastated Campbell section (poorest Jewish quarter razed by fire on June 29), where soldiers have been busy in the last few days clearing away wreckage and nailing up doors and windows of deserted homes, was powerfully reminiscent of Hebron in 1929.

Lo que mis ojos vieron en la devastada sección de Campbell 
(el barrio judío más pobre arrasado por un incendio el 29 de junio),
 donde los soldados han estado ocupados en los últimos días limpiando 
los escombros y clavando puertas y ventanas de casas desiertas,
 me recordó poderosamente a Hebrón. en 1929.

Y continua:

«(…) Incluso el acceso al barrio judío está tan prohibido como  a Jebrón  tras los disturbios, y el permiso para inspeccionar las ruinas me fue  denegado  hasta que me hice con un pase del propio gobernador. De la espaciosa sinagoga solo queda un marco de ladrillo carbonizado;  y también milagrosamente  se salvó el vasto hejal  de madera,  que no sufrió daños mayores que la decoloración por las llamas y el humo. Pero el propio hejal  está vacío, los vándalos han eliminado y profanado  sus Sifrei Torá,  cuyos restos destrozados y contaminados,  se dieron al rabino.

Aquí y allá,  encontré -y mostré a dos oficiales armados que constituían mi escolta-  botellas que contenían queroseno y bencina,  con las que se inició el fuego cuando 2,000 manifestantes abatieron a 200 familias indefensas judías a quienes rodearon y lanzaron aquellas botellas incendiarias.

La Clínica Bikur Jolim podría haber sido fácilmente la Clínica Hadassah en Jebrón. La destrucción fue tan completa que no es sorprendente que, después de una noche de terror, el farmacéutico a cargo se haya visto casi trastornado. Al igual que la Clínica Hadassah en Jebrón, esta Clínica Bikur Jolim atendió a todo el vecindario suburbano, incluido el barrio de Kalamaria, de donde vinieron los atacantes;  hasta el momento solo cinco atacantes  han sido arrestados.

La destrucción es total en   la casa de la escuela,  en  cuyas  paredes colgaban carteles electorales en judeoespañol . Es cierto que solo se quemaron 11 cuarteles, pero también es cierto que no queda ninguna casa intacta.

A menos de 50 ms de la sinagoga quemada hay una panadería que pertenece a dos cristianos. Leonides Papas, uno de los dueños de la panadería,  fue herido de muerte por una bala. El compañero de Papas estaba desconcertado porque los judíos del barrio de Campbell eran sus amigos y los de su fallecido compañero. ¿Por qué Papas había perdido la vida? La respuesta es porque se negó a unirse a los invasores contra sus clientes y amigos.

(…)

.. la terrible historia de la noche de terror del lunes pasado. Balas alojadas en sillas. Las balas acribillaban la tela sobre las mesas. El dueño de una de esas sillas le dio a la policía 27 cartuchos vacíos.

Simeon Revaj y su esposa aterrorizada describen la muerte de su hijo de dos años, arrojado al suelo por los asesinos. Moshe Albo  me enseñó que una bala le alcanzó  y  cómo fue sorprendido por un golpe de un palo. Un veterano de guerra, uno de los 5,000 reservistas judíos en Salónica, cuenta cómo se arrojó al suelo con su esposa e hijos agazapados a su lado para evitar la lluvia de balas mientras veía  la casa en llamas.

Otro más nos cuenta cómo la extinción de incendios se retrasó una hora debido a una carretera destrozada.

Una niña sorda y muda muestra patéticamente un espejo roto. Las mujeres lactantes apuntan a una prenda solitaria sin otra ropa de cambio. Una mujer rusa, una adventista del séptimo día, casada con un judío de raza blanca, dice que nunca conoció un pogrom en Rusia y  que ahora quiere regresar allí. Otra mujer se queja de que su esposo está bajo arresto porque tres cuchillos fueron encontrados cerca de él, dejados allí, ella no tiene dudas, por los invasores. Una madre horrorizada recuerda que su bebé fue colocado en un baúl con la intención de abandonarlo a las llamas, pero felizmente fue descubierto a tiempo.