JANUKÁ A LA SEFARDÍ

 Algunas de las tradiciones sefardíes para la fiesta de Las Kandelikas.


En la era de la globalización, de la falta de criterio crítico y del descrédito post-modernista de las disciplinas humanísticas es relativamente fácil (y asombrosamente corriente) que se ahoguen por completo rasgos distintivos de culturas y sociedades asimiladas a peces más grandes. Además hay que recordar que no se trata de una fiesta tanájica, sino rabínica.

Tal es el caso de costumbres propias de los sefardíes en la celebración de Januká.

Al Ha´Nisim (Por los milagros) oración especial en las shajariot de Januká-

No obstante, como se recuerda y estudia en algunos batei midrash sefardíes -el de Beit Shemesh, por ejemplo, o incluso en departamentos de estudios sefardíes de universidades como la del estado de Washington, EE.UU , cuya colonia de sefardíes en Seattle preservera en conservar su identidad- los sefardíes tenían sus propias costumbres para celebrar Januká durante los ochos días siguientes al 25 de kislev.

Y no en otra fecha, bajo ningún concepto, porque, además de que lo que se celebra es una efemérides milagrosa del Templo de Jerusalén, lo cual ya pide escrúpulo y respeto, la misma palabra Januká está compuesta por  los signos hebreos de kaf y he, que forman el número 25 según el alefato hebreo. En 25 , janú, inauguraron. (Por eso hoy a la ceremonia de plantar la mezuzá de un nuevo espacio habitacional se llama Janukat Bait) Durante siglos y siglos el Sanhedrín se ocupó de determinar las fechas exactas de las fiestas para nunca errar en qué día sería Yom Kipur, así que por respeto no se deberían encender velas de Januká sino en la fecha que el mismo nombre de la fiesta indica.

Una de esas tradiciones sefardíes para Januká consistía en educar a los niños de forma directa, de padres y abuelos y tíos hacia los niños, niñas y quien quisiera oírlo;  mediante el relato de historias pertinentes -la Meguilá de Antíoco (IV Epifanes, el rey de Siria Seléucida)  y la Historia de Yehudit – y merendando productos lácteos, luego oleicos,  se transmitían conocimientos que inducían a preguntas y respuestas , es decir, iluminaban la historia de sus ancestros, encendían la chispa de la fe en la fuerza de su pueblo bajo Adonay; y mientras tanto,  afuera, en la jamba izquierda de la puerta principal de la casa,  tremolaban las llamas de sus menorot de Januká (en aquella época no existía el término «janukiá») En Túnez, por ejemplo, esas menorot pendían de las jambas hasta Purim. Y también en las sinagogas, esos espacios reminiscentes del propio Templo, cuyo encendido no eximía el encendido en las casas, anunciando al mundo el milagro de la Luz.

En el orbe sefardí se usa una janukiá por casa, no una por miembro de la familia. Pero por orden  de edad, empezando el padre y la madre, todos encienden. Y se enciende todos los días en el mismo orden, de derecha a izquierda, porque el judaísmo entiende que a la derecha está el lado de la bondad.  (Los askenazíes sólo lo hacen así el primer día, luego lo hacen al revés)

Según Yosef Karo en Shulján Aruj, el encendido comienza por la vela más cercana a tu mano derecha; la segunda noche el encendido comienza en la vela adyacente a la noche anterior, de modo que el último día la primera vela que se enciende es la situada en el extremo izquierdo y luego irás,  una por una,  encendiendo el resto, siendo la última la que encendiste el día primero. Nuestra era rabínica, como sabemos, comienza con la edición de esta obra y por ella seguimos rigiéndonos, así que de este modo lo hace el sefardí (al contrario el askenazi)

Los cuentos de Januká se conservan tanto en hebreo como en judeo-español. Los documentos en hebreo pertenecen a una obra anónima, Jemdat Yamín, Los placeres de los Días, en el capítulo correspondiente a Januká. Algunos investigadores suponen que el anonimato de la obra se debe a que pertenece a SHABTAI TZVÍ, EL MÁS FAMOSO DE LOS FALSOS MESÍAS. Otros dicen que el texto está influenciado por las enseñanzas de Luria en Tsfat en el S XVI, cien años antes de la conmoción de los sabateos. La versión conservada es una edición de 1731, a cargo de un editor de Esmirna, llamado Israel Yacov ben Yom Tov Algazi.

En las disquisiciones sobre el número 8 -cuando Moshé R. ordenó a Aharón encender La Menorá-  en la enorme enciclopedia de MEÁM LOEZ (lit. De un pueblo extranjero) rabí Isaac Magriso incluyó las traducciones al judeo-español del Rollo de Antíoco (también conocido como el Rollo Griego, el Rollo de Januká o el Rollo de los Jasmoneos) Aunque usado y citado por Nuestros Sabios (Jaz´´l) no entró en el cánon tanájico. Originariamente escrito en arameo, lo tradujo al árabe Saadia Ha´Gaón , agregándole un prefacio, que luego fue incluido en los majzorím y sidurím sefardíes de Salónica, usados no sólo en el Imperio Otomano sino en la comunidad judía de Kochin (China) así como en Teimán (Yemen)

Maasei Yehudit, Salónika, 1711El otro relato  -también guardado  en la biblioteca de the Stroum Center for Jewish Studies, en Seatlle- es conocido como Massei de la Yehudit (Hechos de la Judía)

En este texto se narra  la historia de la heroína hebrea Yehudit, que le cortó la cabeza a Holofernes tras un banquete de  excesivo vino. Ya lo relataba r Yejeramiel ben Solomon en el S XII.

R. Nisim de Barcelona, en el S XIII, así como Shulján Ha´Melej, la traducción al judeo-español del «SHULJÁN ARÚJ»,son las fuentes donde aparece la ingesta de lácteos en Januká. (Para las comunidades mediterráneas el consumo de aceite de oliva era diario, aunque también para Januká se freían buenos buñuelos ya en la misma Sefarad, de donde queda la costumbre cristiana de los buñuelos de viento para el Día de Difuntos. Pero también salados, como los de pescado que se comían en Egipto, y que perduran hoy en la gastronomía española con los buñuelos de bacalao y cuya tradición culinaria podría estar detrás del mismísmo  ORIGEN SEFARDI DEL FISH & CHIPS EN LONDRES)

Los Hechos de Yehudit comienzan el relato de esta forma:

Ma’ase akontesiyo en dias de Aleforne, rey de Yavan (1), rey grande i fuerte i el mucheguo sivdades i reys fuertes i destroyen sus palasiyos i palasiyos ardiyo en el fuego. 

(1) Yaván: Grecia, en hebreo.

La vela auxiliar que sirve para encender las velas de la janukiá se llama Shamash (de útil, en hebreo) pero algunas comunidades, como la siria, la llama SamOsh. En las comunidades de origen en Arám Tsobá, (Jalab) se enciende una vela más en recuerdo de la aceptación de la comunidad cuando llegaron. Tenían tantas ganas de integrarse que cuando lo consiguieron lo consideraron milagroso.

Piút de Januká sirio, cantado al laúd por el jasán Itamar Dwek Hacohén, compuesto por r. Raphael Antebi , alias Jajam Tabush,  de  Jalab, Alepo, y fallecido muy mayor en El Cairo, en 1917.

 

Las janukiot -palabra que se inventó Jemda, la esposa de Ben Yehudá a principio de siglo XX- se encienden en la puerta de la casa, para anunciar el milagro, pero si no es prudente hacerlo, se hará dentro de la casa, al lado izquierdo de la  mezuzá,  para que al menos los miembros de la casa reciban el anuncio del milagro del aceite.

Por razones cabalísticas, en la bendición de encendido no se pronuncia «lehadlik ner SHEL Januká» sino Ner Januká. Intercalar la preposición Shel rompe la lógica, además de que en hebreo no es necesario por un asunto gramatical llamado estado constructo.

En la sinagoga, en Shabat, según Shulján Aruj, se enciende la janukiá antes de hacer la havdalá. Pero esto no se observaba en Alejandría o El Cairo. Moshé Pardo escribe que en Jerusalén también era costumbre primero decir Havdalá.

En la sinagoga, la janukiá se coloca en la pared más meridional, para que la primera noche se encienda la luz más occidental y la última noche, la primera sea la oriental. En las casas, en una ventana a la izquierda de la mezuzá de la puerta principal y, según la halajá, a cinco cms. del cristal. El encendido público en las calle no es tradicional sino desde el reformismo norteamericano.

La costumbre de acabar el servicio de encendido comiendo  dulces fritos en aceite de oliva,  en Egipto se llamaba Zalabya ​​o Loqmat El Qadi (como en turco lukum ) En Irak y Siria a ese dulce se le llamaba Zingol. En Turquía se llamaba Bilmuelos. En Grecia, Lukomades. En Marruecos,  Sfinz, cubierta con azúcar en polvo o glaseada con miel. En Tánger se llamaba bunuelos. Atayif en Siria. Awamak en Líbano. Durante los ochos días se incrementan los platos que llevan aceite, como los Keftes de Prasa (albóndigas de puerro)

En la Ciudad Vieja de Jersualén, antaño,  el último día de Januká se hacía una gran fiesta para todos los niños pobres, que eran bastantes. Este mismo evento se hacía en Esmirna: lo llamaban La Merienda.  También se les daba algo de dinero para el invierno. En Marruecos, existía la tradición infantil de recoger todos los residuos de los encendidos y hacer una hoguera que luego saltaban llenos de energía y felicidad.