Un hombre de letras y viajes de la Sfarad del S XII, injustamente olvidado y por muchos incluso desconocido.
No se sabe a ciencia cierta en dónde nació, si en Toledo o en Barcelona, pero sí sabemos que nació en el año 1165, reinando en León Fernando II, en Castilla Alfonso VIII (el amante de Raquel, la judía) y en Aragón -por si nació en Barcelona- Pedro II (el padre de Jaime I El Conquistador). No obstante en las fuentes hebreas le dan por nacido en Tulitula, que es como entonces llamaban a Toledo.
Su familia estaba bien acomodada a orillas del Tajo, pero no era originaria de Toledo, sino de Sevilla; sin duda abandonaron la ciudad del Guadalquivir en 1147, con los cruentos eventos de la invasión almohade, que propiciaron un gran movimiento migratorio de los hebreos de Al Andalus hacia los reinos cristianos. Es él mismo, en su obra, quien nos da datos autobiográficos de su espléndida juventud toledana, entre azucenas y versos, esto es , a la sombra de la sinagoga blanca de los Ben Shoshán -azucena- y los textos árabes, hebreos y romances de, por ejemplo, YEHUDA HA´LEVI, fallecido hacía no muchos años.
Su sapiencia versaba sobre las fuentes bíblicas y los manantiales talmúdicos, sin olvidar la filosofía -adoraba al Rambám- la filología e incluso la medicina, que por aquel entonces se restringía a las sangrías y las hierbas y poco más.
Y también debía saber sobre geografía, pues fue un gran viajero que vivió de componer versos para los judíos de las comunidades que visitaba: primero fue a la Provenza -donde se desempeñó como traductor del árabe, lengua desconocida en Francia- traduciendo al hebreo «La Guía de los Perplejos», del Rambám. Después, en 1225, partió hacia la Tierra de Israel , donde reinaba entonces Yolanda de Jerusalén y las vicisitudes de la Quinta Cruzada. Llegó a Alejandría en barco, y desde El Cairo pasó a Jerusalén, de donde se trasladó al Líbano, a Siria y de allí a Bagdadg, la gran ciudad de entonces, y acabando en Basora -la Venecia del Oriente Medio. Aljarizi, parece ser que conocía bien el Libro de VIajes de BENJAMÍN DE TUDELA,fallecido pocos años antes de que él naciera.
Toda la peripecia del viaje la contó en la obra cumbre de su creación, escrita en hebreo, y titulada Libro de Tajkemoni. Consiste en cincuenta textos que oscilan entre la prosa y el verso para que un héroe central relate su periplo por mundos exóticos y así entretener a los oyentes analfabetos que disfrutaban de mil y un maravillas de oriente. Su primera edición en hebreo fue en 1578, seguida hasta hoy por ocho más. En España hay una versión digitalizada de una edición de Amsterdam en el S XVIII.
Después de su viaje siguiendo el camino inverso de Abraham, salió de Mesopotamia como los cautivos de Babilonia en su regreso a Jerusalén, decidiendo, como algunos de los que llevó Zorobabel, quedarse en Aram Tsobá, es decir, Jalab, que en italiano llamaron Aleppo. De su estancia allí, a la vera del Codex Aleppo, no sabemos nada más que el lugar en el que fue enterrado.
Además de componer prosa y verso, también se dedicó a la teoría de la literatura de su tiempo, y por supuesto, a la traducción. Su «Guía de los Perplejos» no alcanza la precisión de la traducción de YEHUDÁ BEN SHAÚL IBN TIBON, pero es de un lirismo muy asequible. También tradujo del Rambám la Epístola de los Resucitados. Y del griego, la ética de Aristóteles, además de Galeno o IBN EZRA