DERRIBAN LA FACHADA DE LA SINAGOGA DE HUESCA

La fachada más antigua de la ciudad , de más de  600 años, ha sido objeto de un atentado contra el patrimonio.


 Datada en el S XV, la conocida como Sinagoga de Huesca se había ido convirtiendo en una ruina, producto de la desidia y la negligencia de las autoridades competentes. La calle de S. Jorge, llamada en tiempos de la judería de los argenteros – había buenos orfebres y plateros en Huesca- es mencionada como calle mayor de la judería  en varios documentos, especialmente en un  documento de 1483 donde se manda “fazer a la redonda bancos o respaldos o guardapolvos verdugado de la misma manera y como prolongación de otros que ahí  estaban comenzados». Es decir, la sinagoga fue remodelada en 1483. Y para eso tiene que haber pasado mucho tiempo, por lo cual se piensa que a principios del S XV como mínimo.

 En 2018 el consistorio oscense, ante la denuncia de historiadores varios de Aragón, se ha hizo eco de este clamor de los científicos de la historia y anunció que solicitaría  al Gobierno de Aragón que lo declarara bien de interés cultural (BIC) para  poder acometer su rehabilitación y conservación. Pero la declaración BIC se denegó.

Fachada que ya no existe

La Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca denuncia la inacción del ayuntamiento de Huesca (PSOE) y la Comisión Provincial de Patrimonio por su pasividad ante la actividad de una pala excavadora que en unos minutos  derribó seiscientos años de historia de la ciudad de Huesca y de su judería en particular. Los valores materiales e inmateriales de este espacio son de gran interés para la ciudad, pero sin embargo la tercera parte de lo que aún quedaba en pie, inexplicablemente, ha terminado en una escombrera.

El solar pertenecía a la Universidad de Zaragoza, pero ante la imposibilidad económica para rehabilitarlo como centro cultural, lo vendió a un particular.

© Antonia Busan

Antonio Naval Más, el historiador que mejor conoce la judería de Huesca, y que es el que identificó el emplazamiento de la sinagoga mayor de Huesca, denuncia que la demolición ha sido perpetrada sin la presencia de un arqueólogo, saltándose líneas rojas de los acuerdos firmados en Europa sobre la Ley de Patrimonio en Aragón. También se vulnera lo estipulado en la Agenda Urbana Española 2019 en materia de preservación de un patrimonio urbano y arquitectónico con un alto valor histórico, artístico y cultural. Pero el Ayuntamiento , tras realizasr una investigación de los hechos denunciados, insiste en que la intervención de la fachada es legal y que, además, el propietario , (arquitecto dedicado a patrrimonio, por paradójico que parezca) se compromete a rehacer la fachada. El departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón ha anunciado que estudiará la situación del inmueble y adoptará «las acciones oportunas si se comprueba que no se han cumplido las especificaciones solicitadas».

El consistorio oscense, como ya se ha dicho,  solicitó formalmente la  protección del edificio declarándolo como Bien de Interés Cultural en 2017.  Pero la solicitud se desestimó a la vista de un  informe técnico que concluyó que en el edificio se había llevado a cabo una profunda alteración que, entre otras cosas, había provocado la desaparición de la posible primitiva compartimentación del edificio original. Y que, además, dicho informe establecía también que no existían restos arqueológicos  que pudieran demostrar la existencia de tal sinagoga. Es decir, como no sabemos dónde están los huesos de Cervantes , Cervantes no existió, a pesar de que los papeles digan lo contrario.

Reproducción gráfica de Antonio Naval de cómo debió ser en origen