PARASHAT HA´SHAVÚA: «BERESHIT»

Parashá: «Bereshit», בְּרֵאשִׁית‎ ; En el principio.  Génesis 1:1–6:8. Haftará sefardí: Isaias,  42:5–21. Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita.


«Al principio, creó Dios los
cielos y la tierra”
(Bereshit 1:1).

El fundamento y la raíz de toda la Torá es la fe. Mucho antes del cumplimiento de las mitzvot y el estudio de la Torá, está la fe íntegra que el hombre debe tener en el Creador del mundo; ésta es la base sobre la cual se construye una edificación eterna de Torá y de temor del Cielo. Por ello, la Torá comenzó con el relato de la creacióndel mundo en la parashá de Bereshit, en que fueron creados los cielos y la tierra, y todo lo que contienen.

Nuestros Sabios, de bendita memoria, nos enseñaron que el mundo fue creado por la palabra de Hashem. Hakadosh Baruj Hu no creó el mundo por medio de artes manuales o cualquier oficio, así como tampoco por medio de alguna máquina. Más bien, solo por medio de la palabra; Él habló y, como resultado, sucedió una creación. Cuando dijo: “Que haya luz”, de inmediato, se creó la luz, y así sucedió con todo elemento de la Creación. El que medita acerca del acto de crear verá cuántas fábricas, cuántos medios y cuánta habilidad para crear existe en el mundo; y para desarrollar todo eso, se necesitaron reunir millones de personas que se sentaron y pensaron y desarrollaron, mientras que Hakadosh Baruj Hu con una sola palabra, creó todo.

Parashat Bereshit en un huevo. Museo de Israel.

Muchas veces, escuchamos que surgió un científico que terminó de estudiar en la universidad y que afirma que ya lo sabe todo, y lo único que logra esto es llevarlo a renegar de la creación del mundo. Pero ¿qué puede entender el hombre, ínfimo, acerca de la maravillosa creación del mundo, como para llegar a renegar de su origen? Todo este acto de renegar se produjo por el argumento de que “el mundo se creó solo”… ¡Pero si todos saben que algo que se “crea” sin ayuda sale torcido! Incluso un árbol que brota“por sí mismo” se inclina para un lado o para el otro. Y si quisiéramos que el árbol creciera recto, haría falta reforzarlo colocándole vigas de madera o de metal que lo ayuden a enderezarse. Pero el mundo fue creado con gran precisión, con un orden asombroso. ¿Acaso algo así puede haberse creado por sí solo?

Se cuenta acerca de un “científico” que fue donde el Even Ezrá y, en su conversación con él, arguyó que el mundo había sido creado por sí mismo. En la habitación donde se encontraban, había colgada una pintura maravillosa. Aquel científico se asombró del cuadro y le preguntó al Even Ezrá quién era el autor de tan maravillosa obra. El Even Ezrá le respondió, de forma burlona, que un gato se había tropezado con las latas de pintura, y la pintura cayó sobre el lienzo y, como resultado de tal alboroto, había surgido tan hermoso cuadro. El científico se ofendió y le dijo al Rav: “¿Me estás tomando por tonto?”. El Even Ezrá le respondió: “¿Y cómo puede entonces un mundo tan perfecto y hermoso, realizado con extrema precisión, surgir por sí mismo?”. El hombre tiene la obligación, primeramente, de inculcar en su corazón una fe íntegra y clara en Hashem, porque Hakadosh Baruj Hu dijo y creó, Él ordenó y sucedió. Éste es el comienzo sobreel cual el hombre puede construir una edificación de estudio de Torá y de buenas acciones y de cumplimiento de las mitzvot. Y así el hombre debe continuar reforzándose y aumentando su fe en Hashem a lo largo de toda su vida, sabiendo que Hakadosh Baruj Hu lo supervisa con ojo meticuloso, y que la providencia Divina lo acompaña a cada paso que da. Aun cuando un día la persona se haya programado hacer ciertas cosas, y no haya podido cumplir con todo lo que quería hacer, debe saber que “el consejo de Hashem es lo que permanece”, y tener claro que Hakadosh Baruj Hu fue Quien hizo que su día resultara como a fin de cuentas salió. A veces, Hakadosh Baruj Hu no le concede a la persona lo que desea debido a que Él sabe que aquello no es bueno para ella y, al contrario, la situación en la que la persona se encuentra es lo mejor para ella. A veces, cuando —jas vejalila— a la persona se le dictamina un “mal” decreto, ella no podrá escaparse de él; aun cuando planeara tomar cierto sendero, Hakadosh Baruj Hu le cambia el camino y allí es donde encontrará su decreto y se cumplirá —Rajmaná litzlán—. Así dice la Guemará (Tratado de Sucá 53a): “Los pies de la persona son los garantes que aseguran que la persona llegue justo a donde tiene que ir”. No obstante, lo que dirige los pasos de la persona es indudablemente la providencia Divina. Por lo tanto, la persona debe creer con todo el corazón que la providencia Divina es la que ordena todo lo que le sucede, porque los senderos de Hashem están ocultos a nuestros ojos, de forma tal que no sabemos exactamente qué es lo bueno para nosotros; más bien, Hakadosh Baruj Hu hace lo que es bueno a Sus ojos.

Y todo el propósito de la presencia del hombre en el mundo terrenal es cumplir con las mitzvot de Hashem y ser un siervo fiel a su Creador y pasar todas las pruebas que la vida le presente. Así encontramos en la parashá (Bereshit 3:1):

“Y la serpiente era más astuta que todas las criaturas del campo que hizo Hashem Dios”,

sobre lo cual dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, que la serpiente pensó:“Yo sé que Hakadosh Baruj Hu le dijo a Adam Harishón que el día en el cual él comiera del Árbol de la Sabiduría moriría definitivamente; de modo que voy a engañar al hombre y a su esposa para que coman del Árbol, y así serán castigados, morirán y yo heredaré toda la tierra”.

A simple vista, si la serpiente era tan astuta que sabía incitar y desviar al hombre y a su mujer a que no cumplieran la palabra de Hashem, e inculcó en ellos el ideal de la herejía ¿por qué Hakadosh Baruj Hu puso a la serpiente a servir a Adam y a Javá? ¡Había un sinnúmero de otras criaturas que habrían podido servir al Hombre y a su esposa muy bien, sin causar que pecaran! Más bien, es como dilucidamos anteriormente: el propósito principal del hombre en este mundo es que sepa pasar las pruebas y venza los obstáculos que la Inclinación al Mal le pone en el camino. Por lo tanto, Hakadosh Baruj Hu puso precisamente a la serpiente a servir a Adam y a Javá, para que tratara de desviarlos del sendero correcto y bueno, y así la prueba sería mucho más difícil. Esta es la forma en que el hombre y la mujer pueden superar toda incitación de la Inclinación al Mal.



R. A.  Zarki,