SAUL LEVI MORTEIRA

Nota biográfica de un importante rabino de la comunidad de Amsterdam: el fundador de Ets Jaím.


Aunque el poeta cordobés afincado en Amsterdam MIGUEL DE BARRIOS  dijo en uno de sus versos que era natural de Alemania, Saúl Leví Morteira nació en el gueto de Venecia en el año de 1598.

En 1612, es decir , con apenas 14 años de edad,  tras participar en la muy desconocida Disputa de Padua, acompañó a París a su amigo y maestro  ELI DE MONTALTO médico de María de Médeci;  a pesar de que en Francia no se permitía entonces que vivieran judíos, él se quedó en la ciudad del Sena durante cuatro años. Luego, con la muerte de Montalto, partió para Amsterdam con el cuerpo de su amigo  , que fue el segundo sefardí enterrado en el cementerio de  Ouderkerkaan aan de Amstel.

Guivat Shaúl, La Colina de Saúl, editado también en Varsovia

En la ciudad del Amstel, para aquel entonces, Jacob Israel Belmonte, SAMUEL PALLACHE y Jacob  TIRADO,  habían fundado ya la comunidad sefardí de Beit Yaakov, de la que pronto empezó a ser parte importante, a pesar de sus veinte años de edad. Cuando hubo que buscar un sucesor para el rabinato de jajám Moshé ben Arroyo,  la comunidad le designó a él como el más propicio. A la vez, estudiaba filosofía judía con r Yizjak Uziel, de los Sabios de Fez. Veintidós años después fue elegido presidente del tribunal rabínico que formaron MENASAHE BEN ISRAEL, Yitzjak Abohav de Fonseca y David ben Yosef Pardo.

Durante su ejercicio rabínico fundó la yeshivá de Ets Jaím, hoy por hoy la biblioteca judía más antigua del mundo de cuantas están aún en uso. En esa yeshivá, y con él como profesor, estudió BARUJ ESPINOSA, Moshé Zacuto, y muchos más.

Falleció el 10 de febrero de 1660 y fue enterrado en el cementerio de Beit Jaím en Ouderkerkaan aan de Amstel.

Según  la 2ª edición  (1674) de «Guivat Shaul»  -colección de sus sermones-   se imprimó una  ilustración de su persona  en  la primera edición del libro.  Pero debido al hecho de que el tefilín en la imagen no está en el lugar requerido por La  Halajá, se argumenta que ésta no es una pintura auténtica, pero es la única que tenemos.

También escribió en español una obra anti-cristiana, «Tractado de la Verdad de la Ley».