Notas esenciales sobre una de las dinastías hebreas más distinguidas de Toledo, y de toda Sfarad en sí.
Los Ibn Shoshan son un preeminente linaje hispano-hebreo que , tras el Edicto de Granada , se dispersó por todo el consabido orbe sefardí. Esta dinastía hebrea llegó a la Península Ibérica en el S XI, con la emigración de los sabios talmudistas de Bagdad a la Península Ibérica, es decir, iniciando una nueva era rabínica: los rishoním, los primeros (en estudiar el Talmdud fuera de las academias de Sura y Pumbedita) Huían tanto del agobio del devastador terremoto de 1007 como de la decadencia de Bagdad por su descomposición en califatos independientes tras la conquista musulmana (hasta luego ser arrasada por los mongoles) Parte de la familia o, bien se quedó en Bagdad, o se radicaron en parte en la Constantinopla bizantina ( desde la cual regresaron en el S XIX a Bagdad después para comenzar la dinastía de los Sasoon)
Otra rama de la familia, como tantas otras familias judías en esa coyuntura del S X, decidió instalarse en Sfarad, al cómodo calor intelectual de la corte del esplendoroso califato de Córdoba, cuyo visir, Jasdaí ibn Shaprut, hebreo de pro de fama internacional, estaba entregado a crear la Academia talmúdica de Córdoba y convertirla en heredera hispánica de la gran academia de Pumbedita.
Abraham Even Shoshan -que así se hizo llamar A. Rosenstein, filólogo ruso del S XIX y autor del mayor diccionario etimológico del hebreo- dice que Shoshan no hace referencia a la ciudad de Susa, en Persia, sino a un lirio que crecía silvestre, de norte a sur, en la Tierra de Israel: la azucena (Ha´Susen-a, por explicarlo gráficamente) flor cantada en el Cantar de los Cantares, famosa por sus pétalos de simbólica blancura.
Blanco, como el color predominante de la Sinagoga Mayor de Toledo, mandada construir por Yosef ben Solomon ibn Shoshan, príncipe -nasí- de la judería de Toledo en el tránsito de los ss. XII al XIII.
Su constructor, Ibn Soshan, principal de la aljama toledana, tenía muy buenas relaciones con Alfonso VIII , quien a su vez las tenía con los judíos por amor a La fermosa Rajel. Este monarca debía a los prestamistas judíos una ingente cantidad de maravedíes -dicen que 18.000- con los que sufragó las empresas bélicas de la reconquista de Cuenca o la gran batalla donde puso en su sitio a los almohades, Las Navas de Tolosa.
Pero vayamos al principio:
El patriarca familiar, Mar Salomon Shaltiel (Mar es como don en español) alias Patish Ha´Jazak – Martillo fuerte- había nacido en Bagdad hacia 1017 y era hijo de Yitzjak Ben Jiskia, quien era hijo del gaón (genio talm’udico ) Jizkia Al Yerushalmi -nasí de la comunidad bagdadí, el cual en los últimos años de su vida abandonó el Talmud y se hizo karaíta (secta judía que no reconoce la autoridad rabínica del Talmud)
Toda la familia llegó a Barcelona y algunos de sus miembros se asentaron en Toledo.
Salomon Shaltiel, en Barcelona, casó con Reina bat Kolominos, de Narbona (aunque el nombre del padre es totalmente griego) Tuvieron cuatro hijos:
- Druda Reina,
- Shmuel Shealtiel,
- Bonadona (que sería esposa de su primo, el nasí de Denia, Oroved ben Reubem Barzilai)
- y de Yosef ibn Ferrusiel, conocido como «Cidellus», el pequeño cid, el pequeño señor, el señorito, pues era lugarteniente de El Cid; Ferrusiel será posterior visir y nasí de Toledo; casó con Bonadona Perfet.
Cidellus y Bonadona tuvieron cuatro vástagos:
- Solomon Yosef,
- Shaltiel bar mar Shaltiel,
- Meshulam Shlomo
- y Solomon Ibn Ferruziel, que fue quien adquirió el título de nasí de Toledo y creará la rama familiar de los Benveniste.
Meshulam Shlomo casó con Bonadona -otra Bonadona ( no la mujer de Cidellus, porque éste vivió 110 años y por tanto no hubo Ley del Levirato) Tuvieron tres hijos:
- Sheshet Benveniste Perfet,
- Sheshet Perfet Shaltiel,
- y Yosef Ben Solomon Ibn Shoshán, nacido en Barcelona y que fue nasí de Toledo, de quien desconocemos el nombre de su esposa, pero fue padre de Solomon ben Don Yosef ibn Shoshan, Nasi of Toledo, que falleció en enero de 1205.
Y esta es la época de la construcción de la Sinagoga Mayor de Toledo . Hoy está en manos de la Iglesia tras apropiársela después de las terribles matanzas de judíos de 1391, instigadas por las prédicas antisemitas de Vicente Ferrer, dominico, y Ferrán Martínez, Arcediano de Écija. Fue monasterio, almacén de trastos de matar, cuartel militar y hasta hubo épocas en que no fue nada. La comunidad judía en 2013 solicitó la devolución, pero aunque no hubo nunca la más mínima respuesta, el arzobispo de Madrid declaró públicamente que sería bueno para ambas religiones. El poeta Al Harizi , maravillado con su construcción , dedicó algunas odas a esta sinagoga.
Entre otros miembros de la dinastía Ibn Shoshan que vivieron en el siglo XIII, la Enciclopedia Judaica menciona a Abraham, que construyó varias hospederías para los viajeros pobres que llegaban a Toledo; Judá, conocido por su generosidad. Sisa, abuelo del escritor Judá ben Moisés de Toledo. Samuel, que proporcionaba aceite de oliva para las academias talmúdicas de El Cairo y de Jerusalén, y que pereció en una persecución de los judíos en Toledo.
Todos , como los García de Toledo, los Toledo de San Antolín, los Alvarez de Toledo, los Meneses, los Palomeque y los Ayala, entre otros, partieron a la diáspora con la expulsión de los Reyes Católicos en 1492; y parece ser que se asentaron en Salónica y en Israel, donde hoy es un apellido de lo más habitual.
En el S XVI, encontramos a uno de sus descendientes, Isajar Ben Salomon ibn Shohsan en Jerusalén, primero, y en Tzfat, después; fue un matemático que confeccionó un calendario publicado en Salónica y en Venecia, con el título de Tikún Isajar.
Hijo suyo fue Eliezer, padre de David Ben David, que fue rabino de Salónica hacia 1660.